Manuel Pazo: «Los parques eólicos se harán donde la gente y los concellos los quieran»
CARBALLO
El ingeniero, que estuvo en los inicios del sector en la zona, advierte de que si no se apuesta lo harán otros territorios
05 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.José Manuel Pazo Paniagua, ourensano de O Carballiño e ingeniero industrial de formación, es asesor general para España de Eurus Energy y presidente de EGA (Asociación Eólica de Galicia). Participó en el nacimiento del sector en Galicia y en los primeros grandes desarrollos en la comarca por lo que habla, con voz autorizada, de la situación actual y las perspectivas de futuro.
-¿Cual fue su primer contacto con la Costa da Morte?
-Yo trabajaba para Gestenga (Gestión Enerxética de Galicia) que era una sociedad de la Xunta y el Estado, por lo que ya estuve en la colocación de las primeras torres de medición eólica a principios de los 90. Eran unos equipos carísimos que venían de Estados Unidos, se eligieron cinco emplazamientos y los cuatro primeros fueron Paxareiras, Corme, Cedeira y Malpica. También en los 90 estuve en Camariñas -llevo toda la vida en esto- y en el año 95, con Eurovento, nos adjudicaron con Navantia, máquinas de Bazán y la constructora San José, Paxareiras, que cogía Mazaricos, Carnota, Muros, Dumbría y algo de Cee. Eran 150 megavatios y unos 230 aerogeneradores durante 10 años, así que conozco la zona.
-¿Preveía entonces las posibilidades que ha desarrollado el sector?
-En el 86 empecé de becario en Estaca de Bares y en los 90 se reían de nosotros porque realmente era irrisorio pensar que podríamos llegar al porcentaje actual, a producir el 50 % de la energía que se consume en Galicia. Éramos totalmente marginales y podíamos soñar con un 8 un 10 %. Además el riesgo era total porque son inversiones muy intensivas, unos 30 millones de euros por parque de media y solo estaba al alcance de grandes grupos. Las cosas se hacían más despacio y no había empresas que quisieran invertir. El dinero estaba mucho más caro y tuvimos que buscarlo incluso en bancos extranjeros. La gran suerte para Galicia fue que aquello llegó en el mejor momento, coincidió con un cambio tecnológico importante, máquinas de 600 kilovatios que 20 años después, como las de Paxareiras, aún están funcionando.
-¿Por qué en las repotenciaciones actuales se reducen máquinas en lugar de aumentar más la producción?
-En las que se sustituyen ahora, que si no recuerdo mal en esa zona son Vilán, Corme y Zas, se están cambiando máquinas de 100-200 por máquinas de 3.000. Son 10 veces más potencia y un incremento de producción del 30 %. Se cambian, a lo mejor, 10 por una, porque necesitas la totalidad del espacio. Son mucho más grandes y entre ellas se generan turbulencias y otras cuestiones técnicas. Además, todos estamos un poco pendientes del nuevo real decreto de repontenciaciones y también influyen las líneas de evacuación. Puedes pedir aumento si las posibilidades de la línea lo permiten, como por ejemplo ahora con la subestación de Regoelle que hay ahí 400 megavatios nuevos.
-¿Qué futuro le espera a la zona?
-El futuro de las comarcas dependerá de por qué se apueste. Insisto mucho en que los parques eólicos se harán donde la gente y los concellos quieran y donde no, no se harán. Por eso digo que a la hora de pedir hay que saber hasta donde se puede tensar la cuerda. La tecnología ha avanzado tanto que ahora hay muchos más sitios donde instalarla, con lo que te apuntas o no te apuntas. Las empresas hacen números y el dinero se va a donde encuentra menos trabas. Por ejemplo, la ventaja competitiva de Galicia se ve lastrada por el canon eólico que es el más alto y solo se aplica aquí en Castilla La Mancha y en Castilla León en menor medida.
«La transición energética es la nueva revolución industrial»
Pazo Paniagua ve una oportunidad histórica para España y sobre todo para Galicia con la transición energética.
-¿Qué posibilidades de crecimiento tienen las renovables?
-La transición energética está instalada en toda Europa. Hay 100.000 millones de euros para invertir solo en España y el que corra se lleva el pato. Es sí o sí. La transición energética es la nueva revolución industrial y las cosas avanzan mucho más rápido de lo que mucha gente piensa. Yo soy asesor de una empresa participada por Toyota y por la mayor eléctrica de Japón. Estamos haciendo una subestación de baterías capaz de alimentar 350.000 viviendas durante tres horas. Por eso me sorprende cuando alguna gente duda de la capacidad de almacenamiento. Esto avanza muy deprisa. La economía se va a mover en la industria de la energía y España es un paraíso energético con viento en el norte y sol en el sur. Con las renovables, la autogeneración, el hidrógeno... se abren enormes posibilidades, la crear un país autosuficiente que no dependa apenas del gas ruso o argelino. Y Galicia tiene la experiencia, los profesionales y la tecnología. Es de los pocos sitios donde contamos con todo lo necesario para hacer un eólico de principio a fin. Además, está la eólica marina, el campo de I+D más importante en estos momentos en el que tenemos que apostar por ser pioneros.
-¿Por qué considera que se dan esas condiciones ventajosas?
-La eólica siempre fue una derivada del sector naval. Un eólico lleva ejes, coronas... las palas son de poliéster con el que se hacen los cascos... con lo que es una gran oportunidad de diversificación del sector naval. Cada plataforma es, en realidad, una plataforma petrolífera. Está a entre 50 y 100 kilómetros de costa por lo que no se puede hablar siquiera de impacto visual e implica una gran logística marina. Hay que tener en cuenta que la eólica genera cuatro veces más empleos que cualquier energía convencional. Estamos hablando de 12.000 puestos de trabajo en cinco años que yo creo que pueden ser bastantes más. Y nosotros tenemos los profesionales, de hecho los estamos exportando porque no los hay en muchos países.