Así tendrán la oportunidad de hacerse con un hueco en la primera formación en Tercera División.
14 jun 2020 . Actualizado a las 15:48 h.El Bergantiños quiere armar el futuro por la base. Al menos esa parece la idea puesta en marcha por el responsable de la cantera del club, Jesús Capelán; el vicepresidente del Sofán, Marcos Gende, y el entrenador del primer equipo de Carballo, José Luis Lemos. La decisión es que los juveniles del Bergantiños y los futbolistas del Sofán procedentes de la base del equipo de As Eiroas que tuvieron una destacada actuación harán la pretemporada a las órdenes de Lemos y así tendrán la oportunidad de hacerse con un hueco en la primera formación en Tercera División.
El acuerdo llega una semana después de la renovación del convenio entre Bergantiños y Sofán. En la reunión estuvieron presentes los jugadores del juvenil A y sus nuevos entrenadores Óscar Lema, Mingui, y su ayudante, Arsenio Velasco. Con la puesta en marcha de esta iniciativa, ambos clubes buscan «la consolidación y apuesta por la formación personal y deportiva de los jugadores de base», indican desde el Bergantiños. En este club explican que cuando en el 2011 comenzaron con las Escolas Luis Calvo había unos 75 niños. Ahora son más de 260. Consideran que el proyecto está consolidado y ya es un referente tanto a nivel deportivo como social. Tiene en la actualidad 12 equipos. Cinco son infantiles, uno de ellos femenino; 3 cadetes, dos juveniles, uno femenino y uno masculino sénior.
José Luis Lemos, entrenador del Bergantiños, indica que empiezan una semana antes la preparación solo con los juveniles para conocerlos de primera mano y «estudiar la posibilidad de incorporarlos al primer equipo o al Sofán si finalizan la etapa» formativa. Quiere hacerles ver que cuenta «con aquellos que demuestren que pueden estar en una plantilla de Tercera División para competir» y que no le temblará la mano para darles oportunidades. Chano Calvo, presidente del Bergantiños, dice que el acuerdo con el Sofán enriquece el fútbol. Para Marcos Gende, los canteranos tienen un «espello» en el que mirarse.