Vecinos del entorno de Ordes protestan contra proyectos que, aseguran, les «expulsan» de la zona y provocan un «golpe nefasto» a su modo de vida

manuel varela
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Las dos chimeneas de la ya antigua central térmica de Meirama marcan el corazón de lo que Leandro del Río califica como territorio de sacrificio. «Aquí hai industrias moi dañinas para o medioambiente que facilitan a vida nas cidades», resume este arquitecto frente a la gigantesca estructura. Vecinos de la comarca de Ordes como él llevan varios años reunidos en plataformas que, hasta ahora, lograron frenar la construcción de un vertedero en la parroquia de Lesta, a pocos metros de la central; finiquitar el plan de la mina de Touro; o paralizar la puesta en marcha de una planta de residuos en Trazo, que terminó creándose en Cerceda.

Alrededor de Meirama se conjugan los elementos que convierten a Ordes en esa comarca de sacrificio. Junto a la térmica se erige un monte que fue valle. Dejó de serlo al ocuparse con escombros procedentes de la extracción de carbón y luce ahora cubierto de pinares. Al otro extremo de este monte aparecen las más de 60 hectáreas del vertedero privado de Areosa y la planta de tratamientos de subproductos cárnicos Gesuga, cuyas instalaciones podrían verse incrementadas en diez hectáreas, casi el triple de las actuales.

«É imposible vivir alí cunha boa calidade de vida. Cando comezan os cheiros polos fumes que botan os veciños non poden abrir as ventás. A poucos metros das súas casas queiman reses en descomposición. É un fedor a graxa, podredume. Vomitivo. Como non imos estar preocupados coa ampliación», dice Jéssica Rei, de la plataforma Salvemos a Comarca de Ordes. En apenas una semana, tras varios encuentros con vecinos de la zona, lograron reunir más de mil alegaciones contra el proyecto urbanístico que pretende recalificar como suelo urbanizable el terreno rústico que rodea Gesuga.

Vecinos de la comarca recogiendo alegaciones contra la recalificación del suelo, frente a Gesuga
Vecinos de la comarca recogiendo alegaciones contra la recalificación del suelo, frente a Gesuga

Entre las alegaciones, los vecinos recogen la irregularidad manifestada por el secretario del Concello de Cerdeda, que alerta de que el promotor de esta modificación puntual urbanística debe ser el propio concello, y nunca una iniciativa privada. Otro de los puntos es dudar sobre el interés público de que la planta proyecte recibir, en sus nuevos 104.000 metros cuadrados, cadáveres de reses procedentes de todo el noroeste peninsular, incluido el norte de Portugal. «O proxecto que hai para Galicia é traer animais mortos dende Asturias, Cantabria ou León? Non se sostén carretar polas estradas galegas toneladas de reses mortas dende 400 quilómetros», argumenta Rei.

Gesuga niega el proyecto

Desde la planta de tratamientos de subproductos cárnicos dicen que «no hay nada previsto: ni ampliar nuestras instalaciones ni crecer en ese sector», y apuntan al «enorme coste logístico» de transportar las reses hasta Cerceda. «Ni lo planteamos por un problema de control sanitario», apunta la directiva del centro.

Los responsables de Gesuga niegan haber planteado al Concello la recalificación de los terrenos, en su mayoría propiedad de la empresa, si bien admiten su interés en que se apruebe la modificación por la capacidad limitada de sus instalaciones actuales. «Si el Ayuntamiento decide aprobar un plan urbanístico, veremos qué hacer», añaden.

El alcalde Juan Manuel Rodríguez, que sustituyó en enero a José García Liñares, indica que el Concello es el promotor, si bien el trámite fue promovido por la empresa. «A iniciativa é loxicamente do Concello. Ou hai modificación desas normas subsidiarias ou non hai sitio para ampliar a actividade», afirma el regidor socialista, que espera que los futuros usos de esos terrenos se orienten hacia actividades «que xeren menos cheiros» y advierte de que el plan depende aún del visto bueno de la Xunta.

Animales desde Portugal y León

El pleno de Cerceda aprobó la recalificación del suelo en mayo con la oposición de PP y BNG. La memoria de la aprobación inicial para la modificación de estos terrenos sitúa como promotor al Concello a instancias de Gesuga, y detalla entre los objetivos la creación de una nueva planta que procese «o 100 % dos subprodutos de categoría 3 [partes de animales con menor riesgo] xerados en Galicia, nun ámbito de recollida que abrangue toda a comunidade galega, a zona norte de España ata Cantabria, León e norte de Portugal». En el documento, fechado en diciembre del 2017, se describen los lixiviados vertidos desde Areosa «que todavía contaminan» al río Lengüelle, afluente del Tambre que abastece a Santiago.

Operarios en el vertedero de Areosa, en una imagen de archivo
Operarios en el vertedero de Areosa, en una imagen de archivo Jose Manuel Casal

Para Francisco Santos, concejal del PP en el municipio, Gesuga es el promotor pese a no figurar como tal. «Non deixa de ser unha trampa administrativa», resume. El líder de los populares en el ayuntamiento asume «saber o que é Cerceda», un concello «saturado» con Sogama, Gesuga o el vertedero. «Para Galicia é bó, pero estamos sinalados como unha zona de sacrificio, ao servizo destas industrias e cada vez con menos poboación», protesta Santos, que pide que dejen de engañarles: «Que nos digan se nos temos que marchar. Pouco a pouco nos foron arrinconando. Quen vai construír aquí a súa casa?», se pregunta. En la misma línea habla Jéssica Rei: «A xente nova di que queren ter aquí as súas casas, pero que non poden criar aos seus fillos cun aire que non está limpo».

Control desde Sogama

Sogama trata un millón de toneladas de residuos al año de casi 300 concellos gallegos y comparte con Gesuga el vertedero de Areosa, donde coloca materiales que no pueden ser reciclados. En el complejo afirman que las capas aislantes e impermeables situadas en él impiden la filtración de lixiviados al suelo. Cada mes se realizan controles a las aguas depuradas y pluviales y, trimestralmente, de las subterráneas y del suelo.

La planta acometió una remodelación que permitió incrementar la capacidad del centro de reciclaje en un 81 %. El vertedero quedó así relegado a «únicamente «aquela parte dos residuos que non pode ser reciclada nin valorizada enerxeticamente». Así, en el 2019, se llevaron a Areosa 40.679 toneladas de residuios, un 90 % menos que en  el 2008. Pese a las mejoras y controles implementados desde Sogama, los vecinos lamentan las fugas que, en ocasiones, vierten los camiones que transportan desperdicios desde los 295 ayuntamientos hasta Cerceda.

Que nos digan se nos temos que marchar. Pouco a pouco nos foron arrinconando. Quen vai construír aquí a súa casa?

Eólicos de 200 metros de alto y líneas de alta tensión de 38 kilómetros

Los vecinos se movilizan ahora contra los planes de cubrir la comarca con once parques eólicos, varias subestaciones eléctricas y, desde finales de agosto, la pronta construcción de un tendido de alta tensión de 38 kilómetros para evacuar la energía generada por esos molinos. La línea cruzará los municipios de Coristanco, Carballo, Tordoia, Cerceda, Carral y Ordes, donde enlaza con la estación de Mesón do Vento.

«Estamos coa enerxía renovable, pero falamos de poñer aeroxeneradores de 200 metros de altura a 500 metros das casas», denuncia Jéssica Rei, que califica de «insufrible» tener las sombras de las gigantes palas sobre las casas todos los días. «A tranquilidade do rural queda interrumpida, teremos a sensación de estar nun polígono», dice sobre este «duro golpe» a la comarca, cuyas afiliaciones al sector primario representan el triple que la media gallega. «Deterioran o noso benestar con estes motores de desertización. As aldeas van ver acelerado o despoboamento porque ninguén vai escoller vivir alí», continúa la vecina.

Según la consellería de Economía, Empresa e Innovación, estos parques eólicos se encuentran aún en una fase «moi inicial» de tramitación, por lo que «non é posible realizar ningún tipo de previsión» sobre el inicio de las obras. La Xunta destaca la Lei de implantación empresarial para fomentar «o crecemento da potencia eólica con toda a seguridade xurídica».