«Con 37 años mantengo la misma ilusión por el fútbol que cuando tenía 7»

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Basilio Bello

«No meto un gol ni al arco iris, pero es más difícil ser policía que meter un gol», apuntó José Manuel Souto Bestilleiro

07 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«No voy a ser de los que me arrastre por los campos. El día que vea que físicamente no puedo, que no tengo ilusión, que no puedo aportar nada a mi equipo, ni estar al nivel que me exigen los contrincantes, me voy. Pero ahora no estoy en esa fase, no pongo fecha a la retirada, voy día a día y las sensaciones son muy buenas. Si las lesiones me respetan seguiré jugando al fútbol, porque es una de mis pasiones». Y añadió: «Puedo decir que con 37 años mantengo la misma ilusión que cuando empecé, con siete años».

De lunes a viernes ejerce de jefe de la Policía Local de Cerceda y los fines de semana cambia el uniforme azul por la equipación blanca del Silva, equipo de Tercera División -que ganó este sábado al Paiosaco 0-2- en el que milita desde hace dos temporadas y media, procedente del Laracha.

José Manuel Souto Bestilleiro (Caracas, 1983) es un trotamundos. Empezó a pegar patadas a un balón en el polideportivo y las pistas del barrio caraqueño de Sebucán con la camiseta de la hermandad gallega, hasta que sus padres decidieron regresar a España a finales de 1991. Pasó por los infantiles y cadetes del Orillamar y los juveniles de División de Honor del Calasanz. Madridista confeso, por aquellos años idolatraba al bético Joaquín, tal vez porque ocupaban la misma demarcación sobre el terreno de juego: interior derecho.

Fichó por el Cerceda en el 2001 y se marchó en el 2013. El Cerceda es el club de sus amores: «Allí me realicé como persona y futbolista, aprendí mucho de lo que soy ahora». Con los de O Roxo logró cuatro campeonatos y disputó seis fases de ascenso a Segunda B: «Tengo la espina clavada de no haber logrado subir con el Cerceda». En el 2010 quedó campeón de España con la selección gallega de aficionados, pero el golaveraje contra Alemania lo privó de disputar en Rusia el campeonato UEFA por regiones. Ya en clave local, su periplo se completó con una temporada en el Bergantiños (con ascenso a Tercera incluido), el Ordes (un curso) y tres campañas en el Laracha, para posteriormente enrolarse en las filas del Silva, club para el que solo tiene buenas palabras: «Me ficharon con 34 años, algo que es de agradecer. El Silva es como una gran familia y me siento muy a gusto, como en casa, y si algún día me retiro me gustaría que fuera en el Silva».

Pese a que la punta de velocidad no es la de antaño, como veterano futbolista que es, lo suple con otras cualidades: «Viene gente joven tirando muy fuerte y toca readaptarse. Apuesto más por la colocación y la anticipación. Al final el fútbol es un deporte de equipo», apuntó.

Competitivo

Se define como una persona muy competitiva: «Siempre lo he sido y lo sigo siendo», recalcó, pero jamás con mala intención: «Si un rival me gana por velocidad, lo que siento es envidia sana, pero nada más. Jamás haría una entrada para lesionar a un jugador, porque al final se trata siempre de un compañero y en algunos casos, de un amigo. El fútbol es mi pasión, pero para mí, no todo vale en el fútbol».

Souto ingresó en la Policía Local de Cerceda en febrero del 2008 y desde diciembre del 2013 es su máximo responsable. Y claro toca comparar qué es más complicado: llevar el uniforme azul marino o la indumentaria blanca del Silva. Pero Souto Bestilleiro no duda: «No meto un gol ni al arco iris, pero es mucho más complicado ser policía, y más ahora con todo esto de la pandemia, que meter un gol. Ser policía es una gran responsabilidad porque hablamos de la vida de las personas; el fútbol, al fin y al cabo, es un deporte».