De los horarios a los aforos: así fue como el covid-19 cambió al sector funerario de la Costa da Morte

P. V. CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Moncho Bello, dueño de la funeraria Santa Marta
Moncho Bello, dueño de la funeraria Santa Marta Ana Garcia

ESPECIAL DÍA DE DIFUNTOS | Las empresas de la comarca perciben un regreso a la normalidad, pero con reservas en espacios cerrados

30 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Nos últimos enterros xa foi todo moito máis normal, pero detectamos que nos interiores hai moitas menos aglomeracións, especialmente nos velatorios», expone Eduardo Manuel Ramilo Cancela, de la Funeraria Virxe da Milagrosa. Es parte del legado que ha dejado la crisis sanitaria del covid-19, que cambió o reorientó parte de las dinámicas de trabajo del sector, pero también varió los hábitos de los asistentes. No tanto en exteriores, donde sí se ha recuperado el nivel de afluencia habitual y con uso de mascarilla de por medio, sino en espacios cerrados. Si esa tendencia ha llegado para quedarse, solo el tiempo lo dirá. «Yo creo que habrá un punto de inflexión a efectos del trabajo», expone Manuel Jorge Pombo, del Grupo Bergantiños.

Ese antes y después marcado por el virus también se podría ver reflejado en los horarios habituales de actividad de las empresas funerarias, que ahora valoran mantener las horas de apertura y cierre dispuestas por la normativa estatal en el tramo final de la pandemia, para evitar aglomeraciones en los tanatorios. «Cambiouse por obrigación e precaución, e seguimos agora. Na desescalada, polo que se foi vendo, os horarios aceptáronse de boa gana, e entendemos que a xente quere esta disposición de apertura e de peche, con parón ó mediodía para que familia e achegados vaian descansar», razona Moncho Bello, el gerente del grupo Santa Marta.

Manuel Jorge Pombo se reafirma en esta teoría, aunque sospecha que será una forma de trabajo a la que habrá que adaptarse poco a poco. En el Grupo Bergantiños, por ejemplo, ya han abordado una reunión para definir la línea a seguir en este sentido.

Manuel Jorge Pombo, del grupo Bergantiños
Manuel Jorge Pombo, del grupo Bergantiños Ana Garcia

La cercanía y la confianza, clave en el adiós al finado

La despedida de un ser querido, ya difícil de por sí, fue doblemente complicada en los tiempos de la pandemia. Quizá no haya una fórmula para decir adiós, y lo que se encontraron muchas familias durante los meses de encierro por el covid-19 fue el apoyo de las funerarias en los sepelios, que asistieron en todo momento a los allegados que no podían desplazarse.

Eduardo Manuel Ramilo, gerente de la Funeraria Virxe da Milagrosa, entre Sofán y A Silva, recuerda un episodio muy concreto: el fallecimiento de un hombre de 52 años, que perdió la vida tras un cáncer y, en el momento de la sepultura, solo pudo estar acompañado de su mujer, su madre y su hermana. La normativa de aforos impidió que los dos hijos del fallecido, así como el padre, pudiesen acceder al camposanto. «Fue triste, pero había que tener muchísimo cuidado con ello», expone Ramilo.

Puede sonar paradójico en la época del covid-19, pero ante la dificultad de que muchos familiares pudiesen rendir tributo al finado, las funerarias redoblaron su cercanía con los afectados. A menudo, por teléfono, siguiendo las indicaciones de parientes que, al estar confinados, no podían acercarse ni al cementerio. «Fue muy duro, realmente. A veces te encontrabas a más trabajadores de la funeraria que a familiares», agrega Moncho Bello, del Grupo Santa Marta.

Tanatorio Costa en Baio
Tanatorio Costa en Baio J. M. CASAL

En Galicia, donde los entierros tiene un carácter casi que popular, con un punto de arraigo a la tradición, funerarias pequeñas como Pompas Fúnebres Costa, con sede en Baio y Vimianzo, inciden en que la confianza de sus clientes, gente de toda la vida, a la que conocen del día a día, fue clave para superar esta fase y gestionar lo mejor posible las despedidas y los fallecimientos. «Hubo varias ocasiones en las que éramos nosotros, el cadáver en el ataúd y nadie más. Es algo que te queda muy marcado, porque al fin y al cabo estás diciendo adiós a una persona a la que, seguramente, querían y apreciaban muchas más», razona Carlos Rodríguez, al frente de la firma.