El empresario carballés acusado de estafa: «Tengo deudas con tres clientes, pero no estafé a nadie»

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

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El autónomo, que se ha refugiado en Mallorca donde trabaja de pastelero en un hotel, negó de nuevo las acusaciones

09 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El empresario carballés al que varios vecinos de Fuerteventura denunciaron por supuestas estafas en la compraventa de furgonetas, caravanas y autocaravanas, y de incumplir los compromisos de camperización de vehículos volvió a hablar para La Voz. Eso sí, pidió anonimato debido a que su padre se encuentra muy delicado de salud.

El autónomo, que se ha refugiado en Mallorca donde trabaja de pastelero en un hotel, negó de nuevo las acusaciones: «Tengo deudas con tres clientes, eso es cierto, pero no he estafado a nadie. Mi empresa quebró y he tratado de arreglar con todo el mundo. Mi intención es pagar, pero muchos de los que ahora dicen que les he engañado y estafado me deben dinero a mí. Es más fácil sumarse al carro de las estafas cuando no es cierto y lo puedo demostrar con papeles», aseguró. Según él, los más de 100.000 euros que le atribuyen de deuda, no se corresponden con la realidad: «Mi deuda real ronda los 17.000 euros, porque hay gente a la que ya le aboné parte del dinero que me había adelantado. Ahora tengo intención de pedir un préstamo bancario y saldar lo que tengo pendiente con estos tres clientes, con los que ya alcancé un acuerdo. Me he comprometido a pagar 250 al mes a cada uno de ellos durante tres años. Para eso vine a Mallorca, para trabajar y ahorrar». Ahora bien, dijo que no está dispuesto a asumir unos números rojos que no le corresponde: «En muchos casos hice los trabajos de camperización y homologación comprometidos y son muchos los que me deben dinero a mí, ya que solo habían abonado por adelantado el 50 por ciento, pero queda por pagarme el 50 por ciento restante».

También negó haber involucrado a una expareja en el aval del alquiler de la nave del polígono del Matorral, en Puerto del Rosario, en la que ejerció la actividad hasta que tuvo que echar el cierre: «No es cierto. Mi problema fue un embargo de la Seguridad Social, pero también tengo que decir que algunos de los empleados que trabajaban conmigo se aprovecharon para montar su propio negocio y llevarse a los clientes a mis espaldas y ahora van diciendo por ahí que yo los he estafado».