El aguerrido central que se ganó el cariño de la afición del Bergantiños
CARBALLO
El que había sido jugador rojillo en Segunda B, Luis Sobrino, falleció a los 61 años
05 abr 2023 . Actualizado a las 16:53 h.José Luis Sobrino Rodríguez (O Carballiño, 1961) falleció el lunes a causa de una larga enfermedad, dejando su pérdida un gran pesar en el mundo del fútbol gallego. Sobrino empezó a jugar en el Veracruz, en O Carballiño, y llegó a ser santo y seña del Arenteiro durante más de un decenio, que repartió en dos etapas. La primera de ellas terminó en 1988 debido a la insistencia en ficharle de Justo Pose, presidente del Bergantiños por aquel entonces.
Los de Carballo militaban en la ya extinta Segunda B y precisaban de un central que no se amedrentase ante los grandes delanteros de toda España a los que tenían que defender. Sobrino era el perfil ideal. «Era un central aguerrido, pero podía jugar en todas las posiciones y contagiaba su espírito de lucha a todo el equipo», recuerda Luciano Calvo, que de aquella actuaba de vicepresidente.
Tal fue su impacto en el club que, treinta años después, todavía queda un recuerdo muy grande entre los aficionados y socios que aún perduran. «Es que era un hombre muy implicado, echaba una mano en todo lo que podía y siempre estaba pendiente de cualquier cosa que hiciese falta», resalta el actual mandatario del Bergantiños.
Su aclimatación a Carballo se completó gracias a su labor en la factoría de Conservas Calvo, donde trabajaron él y su mujer, y donde también alaban la cercanía y el buen ambiente que generaban.
«Allí podría haberme quedado toda la vida», explicó Sobrino en alguna de las entrevistas que concedió una vez retirado. No obstante, la oferta del Ourense un verano después de llegar a Carballo fue demasiado atractiva para él.
Leyenda en O Couto
En O Couto vivió tardes de gloria y se ganó pronto el respaldo de un público enamorado de su entrega total en cada partido. Eso sí, sus dos grandes hitos los vivió en Jaén y Granada con los ascensos de 1994 y 1996.
Ya había soplado Sobrino las velas de los 33 años cuando por fin debutó en la categoría de plata en un Ourense - Athletic Club B. Alcanzaba su cima particular después de más de 200 partidos en la Segunda B y aún tuvo tiempo de ayudar a su Arenteiro unos años más, a lo que unió su breve paso por el pujante proyecto del Ponte Ourense, extendiendo la práctica de su gran pasión en los torneos de Veteranos.
Genio y figura en el eje de la zaga o en el lateral, Luis siempre solía decir que el balompié de su época era más duro: «Lo de ahora es un fútbol distinto, sobre todo por los campos, a veces jugábamos en auténticos barrizales».
Fue otra de sus ilusiones, porque, tras su matrimonio, el central se afincó en el concello de Leiro, donde ejerció funciones como concejal de Deportes, entre otros cometidos.
Se nos fue otro hombre de fútbol, de los de antes. Su padre, Bautista, fue un reconocido portero en la villa, donde también vistieron camisetas de los clubes locales sus hermanos César, Juan, Ernesto y Serafín. Sus restos mortales son velados en el Tanatorio García Aliende de Leiro y su funeral está fijado para este miércoles en la parroquia de Santa Mariña de Gomariz. Se va un futbolista.