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El FIOT se despedirá el martes 31 con seis grandes actores sobre el escenario. Pepón Nieto es uno de ellos y explicó en Radio Voz que traen a Carballo «una fiesta»
30 oct 2023 . Actualizado a las 18:59 h.Puede parecer que pasó poco tiempo, pero lo cierto es que va ya casi un mes de teatro y que, aunque quedan por delante algunos de los platos fuertes del festival, tampoco cae lejos la despedida de la 32.ª edición del Festival Internacional Outono de Teatro de Carballo (FIOT). Eso será el próximo martes, día 31: a través de Mixtolobo y el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida llegará al Pazo da Cultura la obra La comedia de los errores: 20.30 horas, entradas en ataquilla.com. Sobre el escenario, seis conocidísimos actores, primeros espadas de la interpretación española. Para muestra, quien habló ayer con Fran Rodríguez en Radio Voz Bergantiños, José Antonio Nieto, Pepón Nieto. Llegará con muchas ganas, también de comer...: «Comer es de lo que más me gusta en Galicia», ríe.
—«La comedia de los errores». Veríamos imposible que sea un error reunir a seis actores como los que dan vida a esta función.
—La verdad es que la obra está siendo un acierto, lo estamos disfrutando muchísimo. Acabamos de terminar en Madrid, en el Teatro del Canal, con llenos. Esperamos que ese disfrute sea también del público en Carballo.
—Llegan aquí para cerrar un festival por el que han pasado Telmo Irureta, Javier Gutiérrez, Vicky Luengo o Diego Anido, entre otros. No es menor el reto de bajar el telón hasta el 2024.
—Con semejantes compañeros diría que no, pero bueno, lo que llevamos es una fiesta. La nuestra es una propuesta lúdica, para que el público salga del teatro con ganas de seguir la celebración. Y diría que no hay mejor forma para cerrar un festival maravilloso como es este. Estoy seguro de que se lo pasarán bien.
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—Dirige «La comedia de los errores» Andrés Lima, y es una versión libre de la comedia de Shakespeare, que a su vez tomó como referencia a Plauto. ¿Los clásicos ya lo sabían todo, no?
—Los clásicos y Shakespeare también, que escribe muy bien. Esta es una obra muy temprana suya, de las primeras que escribió, pero funciona como un bisturí que disecciona muy bien al ser humano. Habla de temas que hace que siga estando de actualidad, creo que se puede entender en cualquier momento, porque al fin y al cabo los humanos tampoco hemos cambiado tanto. Somos los mismos, nos mueven las mismas pasiones. Aunque en esta versión se le haya dado un poco la vuelta a la historia, al texto de Shakespeare, a aquellos trozos que respetamos, no se les toca ni una coma. Son perfectos.
—Decíamos que son seis actores, pero representan a 24 personajes en 100 minutos. ¡Vaya locura!
—Pues sí [ríe]. Parecerá que pueda estar todo improvisado, pero está todo muy medido, cada cambio, cada parte donde aparece uno u otro personaje... Sí, es una locura, pero muy divertida.
—¿Qué pasa con un amo y un criado en Éfeso? Porque pasan en esta obra muchísimas cosas.
—Son dos parejas de gemelos. Dos amos, Antífolo se llaman los dos, y dos Dromio, criados, que fueron separados al nacer, por una tormenta. Una pareja de ellos sabe de la existencia de los otros y los están buscando. Llegan a Éfeso, donde están, y son confundidos, porque son exactamente iguales. Confundidos, primero, por sus propias mujeres, y después por el resto de la ciudad. Una confusión continua y es de ahí de donde vienen los enredos y errores. Es como un vodevil, una comedia de fuerza física.
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—Empatía, diversidad, feminismo, el difuso límite entre lo verdadero y lo falso. El papel del error... todo esto toca la obra. ¿Qué sería de los seres humanos sin el error?
—Ese es el punto de arranque. Estamos en una sociedad donde el error está considerado fracaso, no podemos fallar en nada, pero muy al contrario creo que tenemos derechos a equivocarnos y a levantarnos, tengamos la edad y situación que tengamos. Del error se aprende y salen cosas buenas, que no te esperabas, igual hasta mejores que las que querías.
—Y esto lo dicen con una comedia. Se cuenta mucho con el humor.
—El humor es el vehículo más oportuno para contar cualquier cosa, incluso para denunciar también. El humor es la sal de la vida.
—A Carballo llega el Pepón teatral, pero ahí está también el de la televisión o el del cine. ¿Cómo ha cambiado desde su primer papel, en «Farmacia de guardia»?
—Yo me miro y diría que no he cambiado tanto. Sigo con las mismas ganas que cuando empezaba, quizás más. Me doy cuenta de que cada vez es más difícil estar ahí, y por eso los trabajos me los tome con esa misma gran ilusión.
—Al hilo de la obra... ¿Usted iba para actor o fue por un error?
—Ahm... Yo siempre he dicho que nunca he sido un actor vocacional. Valoro el trabajo que hago, la profesión en la que estoy, y lo he hecho trabajando. Hay compañeros que me dicen que con cinco años ya sabían que querían ser actores. Yo no. Me fui haciendo, empecé a hacer teatro porque me divertía, y así encontré mi lugar en el mundo. Gracias al público, porque por mucho empeño que uno ponga, si el público no te dice que sí...