
Cómo cambió tu pueblo... Fueron muchas las aportaciones de los vecinos al desarrollo de la parroquia
18 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Baio siempre fue un punto de movimiento en la Costa da Morte. Con matices. Durante el siglo pasado, empezó a crecer, cada vez más, fruto de la potente feria que se realizaba al otro lado del puente, en A Piroga (Bamiro-Vimianzo), y, también, por los avances en las carreteras desde A Coruña y Santiago, que confluyen en esta parroquia zasense. Este cambio se vio reflejado en el desarrollo urbanístico del pueblo, que fue creciendo hacia el río Grande do Porto de manera desordenada, ante la ausencia del PXOM, que no fue aprobado hasta el año 2007. Así, empezaron a levantarse grandes edificios, de los que en la actualidad «hai moitos pisos baleiros», apunta el docente baiés, Ricardo Vigueret (1958). También como consecuencia, suelen producirse inundaciones en la zona.
En este sentido, el viaducto construido sobre el cauce es todo un símbolo de la localidad con su arco central rebajado y dos laterales. Hasta 1950, lo que hoy es la avenida Vidal Ríos era un «murallón», recuerda el historiador Xosé María Lema, de A Piroga (1950), con fincas a ambos lados, sin apenas casas en la parte más cercana a la pasarela. Esta, de piedra, y construida en el año 1852, según recoge el trabajo Zas polo Miúdo, de Evaristo Domínguez y Lema, tampoco vio conservada su fisionomía original, ya que en los 80, las Administraciones le cambiaron los pretiles por barandillas metálicas, lo que dañó la estética de su conjunto.

El bullicio, que ahora se pierde, se trasladó, asimismo, a otros sectores. Una fecha destacada para la sociedad baiesa fue la creación de las escuelas Agra Regueiro en O Campo do Rollo (1954). Fueron «costeadas por el pueblo», como indica la fachada, por los emigrados a Buenos Aires y los de la parroquia, lo que le sirvió después a la asociación vecinal Tabeirón —nacida en la década de los setenta para realizar unas necesarias aceras— para reivindicar el edificio para usos comunitarios. Hoy se encuentra allí el consultorio y una zona social.
En ese entorno se erigió, asimismo, la nueva iglesia (1985); una obra del arquitecto madrileño José Luís Fernández del Amo, que combinó la moderna arquitectura funcional con la recuperación de estilos del pasado románico. El arzobispo Romero de Lema donó los terrenos y hoy sus restos descansan allí, mientras que el templo antiguo se conserva en Baio Pequeno, el primitivo, con el cementerio.

Volviendo a la educación, de nuevo, la colaboración de Romero de Lema y la lucha de Tabeirón fueron vitales para sacar adelante el instituto que pasó a llevar el nombre del prelado (1995). La ubicación causó polémica por temas políticos vinculados al cambio de Gobierno gallego en el que se pasó del tripartito a Fraga.
En las agrupaciones surgidas en Baio y en las diferentes infraestructuras, la toponimia local siempre fue tenida en cuenta. Y en estas últimas, los residentes siempre fueron los primeros en aportar su grano de arena para lograr lo que necesitaban.
Así, pues, Baio es el pueblo que se hizo a sí mismo, aunque en estos momentos le falta volver a coger fuerza. «Pecharon moitos negocios de hostalaría e o sector puxante do automóbil perdeuse», destaca Vigueret, uno de los fundadores de la asociación cultural Adro. Por su parte, Lema, recuerda los tiempos del Cine Pomares.
Paseo fluvial y piscina exterior
El CEIP Enrique Labarta Pose, que luce el nombre del célebre escritor baiés, celebró el año pasado el cincuenta aniversario. La oportunidad de adquirir su vivienda natal se dejó escapar hace mucho. El Baio Club Deportivo, el decano de la Costa, echó a andar en el 1964. Seis años antes se inauguró el campo del Balsiño, de nuevo, en A Piroga. El actual Platas Reinoso, ya en Baio, llegó en el 90, y en homenaje al maestro Antonio Platas Reinoso.
La asociación Adro, de los 80, empezó organizando la Festa da Carballeira. En el 2017, el Concello compró el terreno y se puso al frente. Hoy en día, con 390 robles, es un entorno único en la comarca.
Pedra Vixía, tarea pendiente
La recuperación del área de Pedra Vixía (la puesta en valor del dolmen con el mismo nombre está pendiente) fue el resultado, nuevamente, de la acción humana, con apoyo del ejecutivo local.
En el actual siglo, otras acciones implementadas y ya puramente institucionales fueron el paseo fluvial, que no alcanza el kilómetro de longitud; el centro sociocultural y, la más reciente, la Praza Jorge Mira (con aparcamiento), en honor a otro destacado vecino de la localidad.
En el lugar de Fornelos también hizo grandes conquistas la comunidad. Baio dispone, asimismo, de piscina exterior.