Por una Europa más justa y más fuerte: las regiones y ciudades reclaman en fondos, clima o igualdad de oportunidades
CARBALLO
La Cumbre que se celebra en Bélgica marca la agenda que deberían seguir las políticas comunitarias de los próximos años
19 mar 2024 . Actualizado a las 15:42 h.«El corazón palpitante de Europa». Este es el lema de la décima Cumbre Europea de Regiones y Ciudades que entre ayer lunes y hoy martes se ha celebrado en la ciudad minera y muy cultural de Mons, en plena Valonia, Bélgica, muy cerca de Francia. Palpitante y necesitada de medidas que la bombeen para los próximos tiempos, que se condensa en la llamada Declaración de Mons.
Fue presentada a última hora de la mañana en una sesión plenaria llena de luz azul y música ambiental que animaba al optimismo, y entregada al primer ministro de Bélgica, Alexander de Croo, por Vasco Alves Cordeiro, presidente del Comité Europeo de las Regiones, y a Elio di Rupo, ministro-presidente del Gobierno de Valonia. La entrega al primer ministro belga no es casual, ya que Bélgica ostenta la presidencia de de turno del Consejo de la UE, razón por la que se celebra aquí esta cumbre, que se lleva a cabo cada dos o tres años de los 30 que tiene la organización (la última fue en Marsella).
¿Qué dice y propone esta Declaración, con peticiones para que Europa sea más justa, más fuerte y más resiliente? Muchas cosas, pero que se pueden reducir a cinco. La primera, sobre la necesidad de impulsar la inversión pública: son necesarios más recursos presupuestarios para abordar los retos presentes y futuros. Las inversiones deben guiarse por el principio de no perjudicar a la cohesión (tal vez la palabra que más se ha escuchado estos dos días) y reconocer que ese tipo de política debe seguir siendo el instrumento más importante y visible de la UE para reducir las disparidades, reforzar la competitividad de la UE y servir de catalizador de una transformación innovadora a largo plazo.
En segundo lugar, las soluciones locales para los objetivos climáticos: los entes locales y regionales deben tener un acceso directo a la financiación de la UE para desarrollar soluciones innovadoras que ayuden a cumplir los objetivos del llamado Pacto Verde, lograr la neutralidad climática y estimular un desarrollo sostenible y la prosperidad económica.
En tercer lugar, desde el Comité piden que se aborden las necesidades regionales: todas las políticas de la UE deben promover la igualdad de oportunidades, luchar contra la pobreza, garantizar el empleo y asegurar la igualdad de género en todas las regiones, con un reconocimiento de sus diversas características, ya sean regiones rurales, urbanas o ultraperiféricas.
La ampliación de la UE y las reformas que vienen es el cuarto pilar del documento: los dirigentes locales y regionales deben participar en la preparación de las reformas comunitarias y en el proceso de ampliación. Los preparativos de la ampliación con todos los países candidatos deben basarse en el principio de asociación y promover la gobernanza multinivel y la descentralización.
Y, finalmente, la subsidiariedad activa, que significa que el Comité debe desempeñar un papel más importante en la estructura institucional de la UE y en el proceso legislativo. De cara a futuras reformas de la UE, el nivel local y regional de la democracia europea debería reforzarse mediante reformas que consoliden la subsidiariedad activa.
Con un Consejo Europeo en breve (este jueves y este viernes) y las elecciones parlamentarias de junio en menos de tres meses, ya se verá como evolucionan estas necesidades, de las que se ha hablado en muchos foros estos dos días. Y de las elecciones, también, con una sesión plenaria previa en la que debatieron seis representantes de opciones políticas muy diversas sobre que se espera de ellas y tras ellas, en las que votarán más de 400 millones de personas. Uno de los ponentes, Jordi Cañas, realizó sus intervenciones en español e incidió en la necesidad de estar del lado de los ciudadanos en las decisiones que se tomen, «dar respuesta a su retos y preocupaciones.
La cumbre, además de ponencias y encuentros de alto nivel, con comisarios europeos, europarlamentarios, ministros y primeros ministros, actuales o pasados, también incluía una especie de feria con unos 80 estands de lo más variado: desde ciudades y regiones con proyectos ligados a otros europeos (entre ellos, uno de innovación del municipio madrileño de Las Rozas), hasta la Agencia Espacial Europea y diversos organismos y regiones internacionales. Todo entre miles de personas que van y vienen, contactos y entrevistas, todos los idiomas europeos con los que uno se cruza en cualquier parte, como en los aeropuertos, y un ambiente y espíritu proeuropeo que, al fin y al cabo, es el que mueve actividades como esta.