Calma y gastronomía frente al mar desde el hotel-restaurante Balarés, en Ponteceso
CARBALLO
Turismo a toda costa | Rafa Varela y Silvia Facal regentan un complejo donde prima la tranquilidad
21 may 2024 . Actualizado a las 23:12 h.Balarés es el nombre de una de las playas más populares y hermosas de Ponteceso y de un coqueto complejo hostelero con cinco cabañas, una habitación doble y un restaurante de cocina de mercado que edita su carta a diario porque depende de lo que ofrece, sobre todo, el mar y la huerta de proximidad.
El modelo de establecimiento que pusieron en marcha el año pasado Rafa Varela y Silvia Facal, muy conocidos en el ámbito de la restauración, se consolidará esta temporada para un tipo de clientes que huye de los espacios masificados y que busca calma y tranquilidad para sus vacaciones. Muchos de los que lo han probado repiten. «Temos unha familia alemá e outra holandesa que xa estiveron o ano pasado para probar e que xa reservaron para este ano», explica Rafa Varela. La temporada se espera «espectacular» más que nada porque la anterior arrancó algo tarde y porque el complejo ya empieza a ser conocido y en las búsquedas por internet se valora especialmente la cuestión estética y la ubicación (hotel boutique) y la calidad del restaurante que está abierto al público.
Prácticamente acaba de abrir y ya ha recibido un Sol Repsol, un reconocimiento a la calidad culinaria que se puede degustar de viernes a domingo hasta el 15 de junio, que es cuando ya abrirán toda la semana, descansando solo los lunes.
Balarés fue el lugar donde la cantante Rozalén y el grupo Fetén Fetén prepararon su actuación conjunta y también es el lugar elegido para el descanso de personas que no pueden alejarse del todo de su trabajo. «Algúns preguntan pola conexión a internet polo teletraballo», explica Rafa Varela. También está siendo el lugar elegido por determinadas empresas para presentar novedades a sus clientes. Ya se han celebrado encuentros relacionados con relojes y con coches.
Pero en lo que más destaca el hotel es en la tranquilidad que ofrece y el entorno en el que se encuentra, de calma total sobre todo fuera de temporada, es el principal reclamo. Está asegurada la tranquilidad y un trato cercano que los clientes valoran mucho. Rafa Varela y Silvia Facal están allí siempre, apoyados por tres empleados.
La calidad de la comida es uno de los principales alicientes, por lo que la mayor parte de los clientes hospedados utilizan el restaurante, especialmente para las cenas, pero también a mediodía, aunque los dueños también recomiendan establecimientos cercanos. El desayuno es otro de los platos fuertes: bollería casera, su propio fiambre de pavo, fruta recién cortada, zumo exprimido al momento, café y la oferta de huevos preparados a gusto del cliente, distintos tipos de yogur, filloas y «o que necesite».
La cercanía de la pareja es de las cuestiones que más valoran los clientes, alojados, pero también las preparaciones del restaurante. «Tódolos días imprimimos a carta coa data porque depende do que haxa, pode ser chícharos lágrima, pochas ou espárragos, como agora», explica.
El alojamiento puede acoger hasta a 14 personas. Hay cabañas para familias, pero la mayor parte son para parejas, el grueso de la clientela del complejo. Cada uno de los apartamentos lleva el nombre de un lugar emblemático de la costa de Ponteceso. A Barda, una pequeña playa cerca de Corme, es para cuatro; en tanto que O Roncudo, donde se crían los percebes más famosos de la comarca, es para dos. El resto son Pedra da Serpe, el enigmático cruceiro de Gondomil; Monte Branco, al lado justo de Balarés, y A Tiñosa, la isla que surge con marea baja al lado de A Barra, que protege la desembocadura del Anllóns. Además, está la habitación A Furna, que hace referencia a la cueva de la playa de O Osmo.
El hotel está abierto todo el año, pero el restaurante solo atiende de viernes a domingo fuera de temporada. Para los clientes, sin embargo, la cocina está en marcha para los desayunos y también tienen una carta de servicio de habitaciones, con lo que llevan la comida a los apartamentos.
Rafael Varela reconoce que el complejo no es para todos los públicos. Está centrado en un tipo de personas que «quere tranquilidade, calidade de comida e está disposta a pagar algo máis».