El Centro Español Apóstol de Santiago celebró su 45 aniversario con una fiesta inolvidable en Liechtenstein

Alejandra Plaza ZÚRICH

CARBALLO

ALEJANDRA PLAZA

Panorama, Tania Veiras o Rokiño animaron una celebración con mucho sabor a la emigración de la Costa da Morte y la asistencia de más de mil personas

18 nov 2024 . Actualizado a las 21:32 h.

Este fin de semana, el Centro Español Apóstol de Santiago de Liechtenstein conmemoró su 45 aniversario con una fiesta por todo lo alto. La sala Spoerry de Vaduz se convirtió en un epicentro de alegría, emoción y música que reunió a más de mil personas. La velada, organizada para celebrar más de cuatro décadas de presencia española en Liechtenstein, contó con un cartel de lujo que hizo vibrar a los asistentes. La famosa Orquesta Panorama, considerada una de las mejores de España, fue la gran protagonista de la noche al igual que el reconocido DJ Rokiño y la cantante Tania Veiras, quienes hicieron gala de su talento y mantuvieron la atmósfera encendida hasta altas horas cargada de momentos inolvidables, ritmos vibrantes y un espíritu de unión que traspasó fronteras. Desde el momento en que las puertas de la sala Spoerry se abrieron, los asistentes supieron que estaban a punto de vivir algo extraordinario. Unos 450 comensales disfrutaron de una exquisita cena que dio inicio a la celebración, mientras más de mil personas se juntaron posteriormente para participar en una verbena que quedará grabada en la memoria de todos.

Fundado por emigrantes en busca de nuevas oportunidades, el Centro Español Apóstol de Santiago no es solo un lugar físico. Durante 45 años, ha sido un hogar  para quienes dejaron atrás los rincones de España, en especial la Costa da Morte, para construir un futuro en tierras lejanas. Hoy, con un 80 % de sus socios originarios de esta comarca gallega, el centro es un puente que conecta generaciones y países y su aniversario fue el epítome de esa conexión. La Sala Spoerry de Vaduz se transformó en un espacio mágico. Más de 450 comensales iniciaron la noche con una cena exquisita, mientras que otros cientos se unieron después para una verbena que trascendió fronteras y generaciones.

El ritmo, el talento y las emociones estuvieron en todo momento a flor de piel. El plato fuerte de la noche fue la actuación de la Orquesta Panorama, un auténtico ícono de la música española que viajó hasta Liechtenstein para regalar una actuación inolvidable. Desde los clásicos que evocaron nostalgia hasta los ritmos más actuales que pusieron a todos a bailar, la energía de la banda fue contagiosa. DJ Rokiño, el cual cuenta con un maravilloso club de fans infantil en el principado,  y la cantante Tania Veiras con su poderosa e impresionante potencia vocal completaron el cartel con actuaciones llenas de fuerza y cercanía que dejaron al público pidiendo más. Los artistas, visiblemente conmovidos por la respuesta de los asistentes, no dudaron en agradecer la calurosa acogida. «Nos sentimos como en casa», confesaron. Cada rincón de la sala se convirtió en una pista de baile, en una celebración de vida y raíces que demostraba que la distancia nunca puede apagar el fuego de la identidad.

Palabras que tocan el alma

Uno de los momentos más emocionantes de la velada fue el discurso de Manuel Figueroa, presidente del Centro. Oriundo de Ozón (Muxía), casado con una emigrante de Cerceda y con casa en Cee, y al frente de la organización durante los últimos 25 años, Figueroa agradeció a los asistentes por su apoyo incondicional. Con voz entrecortada, rindió homenaje al esfuerzo colectivo de la comunidad y dedicó un minuto de silencio a las víctimas de las inundaciones en Valencia, un gesto que unió a todos los presentes en un solemne momento de solidaridad. «Esta noche es de todos vosotros, por vuestra pasión y por mantener viva nuestra cultura allá donde estemos», afirmó Figueroa.

Fue toda una celebración con alcance internacional. Desde Zúrich, el grupo de baile tradicional Xeitosiñas llegó con un autobús repleto de 80 entusiastas. También asistieron delegaciones de otros centros españoles, como el de Lyss con 20 personas, así como amigos y familiares que no quisieron perderse un momento tan especial. Entre los asistentes destacados estuvieron el cónsul general de España en Zúrich, Francisco Rabena, y el conselleiro de Emprego, Comercio e Emigración, José González Vázquez. Ambos elogiaron el trabajo del centro en la promoción de la cultura española y resaltaron la importancia de mantener vivas las tradiciones en la diáspora.  «Es emocionante ver cómo una comunidad puede unirse con tanta pasión y dedicación para celebrar su identidad y compartirla con los demás», declaró González Vázquez.

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Sin duda cabe destacar el gran valor que tiene el trabajo y esfuerzo que hay detrás del telón, un esfuerzo altruista sin el que un evento de estas características sería imposible y, en la mayoría de los casos, pasamos por alto o no lo apreciamos lo suficiente.La organización de un evento de esta magnitud no es tarea sencilla. Durante meses, los voluntarios del Centro Español trabajaron con dedicación  para que cada detalle fuera perfecto. Desde la logística hasta la decoración, todo fue diseñado para ofrecer a los asistentes una experiencia que combinara lo mejor de las tradiciones españolas con el espíritu de comunidad. El esfuerzo colectivo brilló especialmente en los pequeños gestos: la comida, las sonrisas, la amabilidad y los abrazos compartidos en una noche que nadie quería que terminara. Sin duda, más que una fiesta fue un símbolo de identidad. La noche no solo fue una celebración, sino un homenaje a los valores que han sostenido al centro durante sus 45 años de existencia como la unión, la solidaridad y el amor por una cultura que nunca se olvida. En un mundo donde la globalización a veces difumina las identidades, el evento fue un recordatorio poderoso de que las raíces se llevan en el alma. Para los asistentes, esta noche no fue solo una fiesta, sino un acto de resistencia cultural y emocional. En cada canción, en cada baile, en cada sonrisa, se podía sentir el eco de generaciones que han luchado por mantener vivas sus tradiciones, incluso lejos de casa.

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Cuando la música finalmente se apagó y las luces se encendieron, quedaba algo más profundo que los ecos de la fiesta. Además de un cansancio increíble, quedó un renovado sentido de comunidad y pertenencia. La celebración del 45 aniversario del Centro Español Apóstol de Santiago fue, sin duda, un hito en la historia de los emigrantes españoles en Liechtenstein. Y, como todo lo que tiene raíces profundas, promete seguir creciendo y floreciendo en los años venideros,

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El esfuerzo y la dedicación son valores que trascienden las palabras, y lo demostrado por el equipo del Centro Español Apóstol de Santiago de Liechtenstein para ofrecer una velada inolvidable a más de mil personas, entre ellas 450 comensales, es un ejemplo brillante de ello. Desde la meticulosa planificación hasta la ejecución impecable, cada detalle fue cuidadosamente orquestado para transformar la sala en un escenario de hospitalidad, alegría y comunidad.

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El equipo no escatimó en energía ni creatividad para asegurarse de que cada asistente disfrutara de una experiencia única, que no solo destacó por su organización, sino también por el cálido espíritu que caracteriza a quienes trabajan con pasión y compromiso. Los 450 comensales pudieron degustar platos preparados con dedicación, que no solo alimentaron el cuerpo, sino que deleitaron los sentidos y unieron a las personas alrededor de la mesa.

El ambiente vibrante, marcado por el entusiasmo del equipo, fue el corazón de una noche que quedará grabada en la memoria de todos los presentes. Este logro no sería posible sin la entrega incansable de quienes estuvieron detrás de cada decisión, cada esfuerzo y cada sonrisa. Su trabajo ejemplifica el poder del esfuerzo colectivo, el valor de la dedicación y el impacto transformador de un equipo que trabaja en armonía para alcanzar una meta común.