La jornada organizada por el Concello de Dumbría para conmemorar el centenario del paso de la fotógrafa por O Ézaro y recuperar la memoria colectiva del lugar fue un auténtico éxito
24 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El edificio Bitácora de O Ézaro funcionó ayer de máquina del tiempo hacia otro mes de noviembre, el de 1924, cuando Ruth Matilda Anderson conoció este lugar de Dumbría durante menos de 24 horas, las que tardó en salir de O Pindo y llegar a Cee. Un centenario que sirvió de paraguas para un amplio programa de charlas y tertulias que atrajeron a más de 70 personas y que pusieron el foco en el valor de las mujeres rurales durante el primer tercio del siglo XX. Un enfoque acertado e intencionado para el fin de semana del 25N.
Empezó la profesora de Historia en la USC Ana Cabana, que resaltó la importancia del trabajo de Ruth Matilda, a través de sus fotos y de sus textos, para dar a conocer el papel de la mujer por aquel entonces en una comarca como la Costa da Morte. «As súas fotos demostran que se interesaba polo que estaban facendo, que falaba con elas, que lle importaban», explicó la docente, algo poco habitual en un mundo donde labradoras, redeiras o ganaderas pasaban desapercibidas. «No mundo rural, as mulleres poden con todo», incidió, aludiendo a las múltiples labores que cumplían. Repasó, además, los derechos que adquirieron las mujeres con la Segunda República y la vuelta al ostracismo que supuso el Franquismo.
Alba Rodríguez, traductora y editora técnica de Afundación, ensalzó la figura de Ruth Matilda y su papel clave como responsable de un legado único. «Abriu a ventá dun mundo que non nos contaron», resumió, haciendo hincapié en que transformó la visión de la mujer que exponían otros grandes referentes culturales de la época. «Ela puido entrou nas súas casas mentres estaban facendo as tareas do fogar», dijo. Su trabajo, pues, es mucho más que un compendio fotográfico con textos personales. Es una obra histórica y etnográfica, en la que demuestra que O Ézaro le impactó bastante pese a la brevedad de su experiencia, pues el 23 de noviembre ya se encontraba en Vimianzo, tras pasar por Muxía o Camariñas, en donde reivindicó el oficio de las palilleras como industria más que como artesanía.
Antes de la pausa para comer, también participó, desde Nueva York, Patrick Lenagan, doctor en Filosofía y curador de grabados y fotos de la Hispanic Society, que editó la obra de la protagonista de esta especial jornada. A través de una videoconferencia, Lenagan expuso una visión más general a todo el trabajo de Ruth Matilda en España, con su interés por el papel de la mujer en la sociedad como hilo vertebrador de cada uno de sus viajes. Lo hizo incidiendo en su gran habilidad para la fotografía, pues reivindicó su acierto en los encuadres, en los fondos escogidos y, sobre todo, en el cariño que le ponía y que reflejan los relajados rostros de las protagonistas de sus imágenes.
El alcalde, Raúl González, hizo hincapié en la importancia de recuperar la memoria y ensalzar la dignidad de las mujeres.
Vecinos y vecinas pusieron voz a la memoria colectiva de O Ézaro
Después de escuchar las conferencias de la mañana, los protagonistas por la tarde en A Bitácora fueron los vecinos y las vecinas de O Ézaro. A través de diversos testimonios de los allí presentes fueron recuperándose historias, modos de vivir, antiguos oficios, importantes personajes o momentos determinantes para el lugar dumbriés. En fin, se recuperó patrimonio, tradición y cultura.
Allí se habló de la emigración, del trabajo con las artes, de la electricidad o de algunos accidentes. De cuando O Ézaro no eran más que algunas «leiras e a cascada» y de cuando se construyó el puente en 1951. Salieron pues decenas de anécdotas de personas que no tuvieron miedo a tomar el micrófono para recordar como era la localidad hace cincuenta o más años. Se habló también del trabajo en los astilleros de la Sícar o en la ballenera de Caneliñas.
Pero sobre todo se puso en valor el trabajo de las reparadoras de las artes de pesca. Muchas de las homenajeadas se emocionaron y todas recibieron un regalo por parte del Concello, que completó esta hermosa jornada con imágenes y una foliada a cargo de las tres gaiteiras de Buxantes.