Carballo tiene una enfermiza tendencia a dejar perder su patrimonio, poco a poco, pieza a pieza, piqueta a piqueta. Desde hace muchos decenios no se ha hecho el esfuerzo imprescindible para conservar su estructura arquitectónica de valor. Los vínculos constructivos con su pasado. Curiosamente, son múltiples y permanentes los lamentos por la pérdida de elementos de valor patrimonial que fueron demolidos en el pasado. Sin embargo, no hay una reacción para parar esta tendencia. Ni se toman medidas. No basta con pintar medianeras.