Natural de Leiloio y vecina de Xermaña, Maribel Castiñeira Varela expone en el Centro Cívico de Arteixo
23 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.XMÑ, por vivir en Xermaña (Caión, A Laracha), son las siglas con las que firma sus pinturas Maribel Castiñeira Varela (1963). No obstante, se siente de muchos lugares. También de su Leiloio (Malpica) natal, por supuesto, pero asimismo de Carballo, donde residió durante 20 años y donde trabaja como cajera del Gadis Híper. En Xermaña, de donde es su marido, se afincó hace ya 14 años. De unos tres o cuatro a esta parte Maribel pinta, y su relación con el arte es curiosa, natural, para nada impostada.
«Eu practico hooponopono, unha técnica ancestral hawaiana. Estaba lendo un libro que me regalou a miña filla e vin nel pinceles. Busquei pola casa pinturas das nenas, púxenme diante dun papel e vin que saían cousas que nin esperaba», rememora. Su familia, entre la que se encuentra María Pose Méndez, extrabajadora de diferentes galerías, la animaron a seguir adelante: «Dicíanme que os meus cadros tiñan algo, que transmitían algo».
Castiñeira Varela define su pintura como intuitiva: «Póñome a pintar e non sei que vai saír, nin en que cores. A pintura transmite os teus estados de ánimo, as circunstancias do exterior... É algo de ti que sae para fóra», apunta. «A miña pintura non é nada premeditada», añade. Con un buen número de trabajos ya alumbrados, en su mayoría acrílico sobre papel, pero también algo de acrílico sobre lienzo o sobre tablilla de madera, Maribel contempló la posibilidad de hacer una exposición. La idea se le ocurrió mientras contemplaba ella una sobre la Isla de Guam. Lo tanteó en Carballo, donde desea poder hacerlo en un futuro, y también en A Laracha, donde le gustaría exponer en el centro sociocultural de A Insua, en Caión, cuando llegue a abrir, pero finalmente fue en el Centro Cívico Cultural de Arteixo donde halló el hueco para su primera muestra, Caras. «Hai quen percibe rostros nestes cadros, outros din que pinto almas...». Las percepciones son variadas.
Inauguró el pasado martes, apenas con unos bombones y con todas las limitaciones el covid, pero la sensación, cuenta, le resultó muy agradable. Horas antes, montando los cuadros, se paró a mirar la exposición y le parecía mentira: «Todo isto é un pouco de min». Y esa parte de ella iba a ser vista por el público. A esos primeros visitantes, que le trasladaron desde el colorido de las obras hasta las buenas sensaciones que le producían, está Maribel muy agradecida, al igual que al departamento de Cultura arteixán, porque, dice, solo le pusieron facilidades para esta primera muestra, y además con gran trato.
Todo el mes
«Foi moi agradable escoitar os comentarios da xente», dice Maribel, que recalca el carácter autodidacta de sus creaciones. No obstante, como en todo, también en la cultura tiene su impacto la pandemia, y Arteixo está sufriendo especialmente las restricciones ligadas al covid-19, con medidas de carácter extremo. Es por ello que se ha decidido alargar la estancia de Caras en el Centro Cívico Cultural arteixán, donde podrá verse, cuando las condiciones mejoren, durante todo el mes de febrero, y no solo hasta el 5, previsión inicial. Se mantiene, eso sí, el mismo horario: de lunes a viernes, de 10.30 a 14.00 y de 16.30 a 20.00; y los sábados, de 10.30 a 13.00. El azul del mar y del cielo, el verde de los campos o el ocre del otoño que viene de pasar son tonalidades entre las que Castiñeira Varela se mueve, y así impregnan sus obras. Por supuesto, continúa creando.