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Marisol Pérez, nutricionista: «Tomar el peso como referencia está obsoleto, no te lleva a ninguna parte»

Antía Díaz Leal
Antía Díaz Leal A CORUÑA / LA VOZ

A LARACHA

EDUARDO PEREZ

Atiende a pacientes en atención primaria en A Laracha y Carballo

30 mar 2025 . Actualizado a las 21:58 h.

Quería ser fisioterapeuta, pero se enamoró de la nutrición. Marisol Pérez Iglesias (A Coruña, 1972) recorrió varios hospitales y centros de España antes de volver a su ciudad, donde ejerció durante veinte años en el Hospital Quirón. A finales de 2022 se incorporó al proyecto del Sergas para incluir la figura del nutricionista en atención primaria, encargándose de los centros de Los Rosales, Elviña y Novo Mesoiro. Ahora, recién creadas las plazas estables, que se redujeron a la mitad, pasa consulta en centros de salud de Carballo y A Laracha.

—¿Cómo han sido estos primeros tres años de trabajo en centros de primaria?

—Yo creo que ha sido un servicio que ha aportado al centro de salud, a los compañeros, porque hemos hecho sesiones clínicas. Y también hemos hecho intervenciones comunitarias, con charlas en colegios, residencias de mayores o asociaciones. En cuanto a clínica, hemos podido atender casos particulares de pacientes con patologías complejas, que muchas veces llegan con recomendaciones de otros especialistas, y que no saben qué comer, que es muy frecuente, porque tienen recomendaciones aisladas. Nuestra misión es agrupar todas las recomendaciones y personalizarlas en el paciente. Hay gente que viene con unos hábitos horribles y hay quien viene con hábitos bastante buenos y solo tienes que pulir algunas cositas.

—Hay mucha información sobre nutrición ahora mismo, imagino que llegarán pacientes con muchas dudas...

—Sí que es verdad que nos encontramos con muchas creencias erróneas en la consulta, gente que cree que lo está haciendo bien, que confunde conceptos. Las redes sociales hacen muchísimo daño, porque mucha gente habla sobre nutrición. Yo empecé a estudiar una FP con 18 años, luego hice el grado de Nutrición y llevo desde entonces metida en este campo, y a lo largo de todo este tiempo lo que he visto es que a la gente le atrae más todo lo extraño. Cuando vas con el mensaje de siempre, que hay que aumentar el consumo de verduras, que es bajísimo, esto no interesa demasiado. Es como, bueno, otra vez lo mismo, ¿pero no hay algo que me ayude?

—¿A qué se refieren con ese algo?

—Algo concreto. Ahora mismo, ya sabes que están muy de moda los fármacos para la pérdida de peso. Yo lo veo en la consulta, me sorprende la cantidad de personas que los toman, hay veces que hay una indicación de la sanidad pública, por ejemplo para diabéticos, pero otras veces, no. El paciente quiere que se lo receten y él se lo paga. Es un arma de doble filo, porque damos cuarenta vueltas antes de abordar el problema. Al final, tú puedes perder grasa corporal de muchas maneras. Pero la cuestión es si va acompañada de una mejora en la salud, una mejora en el bienestar, y si es sostenible en el tiempo. Si se cumplen esas tres premisas, enhorabuena. Ahora, si no te funcionan, ¿qué estás haciendo? ¿Jugando con la salud? ¿Gastando el dinero? ¿Volviendo al punto de partida dentro de tres meses? Todo lo que te ayude, bienvenido sea, pero vas a tener que pasar por un cambio de hábitos.

—¿Preguntamos por todo tipo de dietas que hemos oído que funcionan?

—Es que funcionar, funciona todo. Si te tiras tres semanas comiendo piña, va a funcionar. Pero volvemos a lo mismo: tenemos el foco mal puesto, tenemos el foco en perder peso. Olvídate del peso, olvídate, no existe un peso ideal, eso es una cosa que ya está obsoleta, y además no refleja la situación. El peso se ve afectado por muchísimas cosas, tomarlo como referencia está obsoleto, es desmoralizador y no te lleva a ninguna parte.

Qué dice: «Para un adulto sano, medio, con una actividad normal, si cojo como medida un plato, una cuarta parte de ese plato va a tener que ser proteína; otra cuarta parte, hidrato de carbono, y la mitad del plato, verduras. Para que las cosas vayan bien hay que comprar, organizar un menú semanal y cocinar».

—Tras la finalización del programa piloto del Sergas, las plazas de nutricionista han pasado de 94 a 45. ¿Cómo se trabaja ahora?

—En el área sanitaria de A Coruña, antes teníamos un cupo de 27.000 pacientes por nutricionista, y ahora hemos pasado a 63.000. Esto nos quita tiempo de consulta, y nos obliga a hacer más intervenciones grupales para poder atender a más personas. Lo deseable es que recuperemos más compañeros en atención primaria. Es una cosa que nos demandan los pacientes y los compañeros de los centros de salud. Al final, lo que quiere el médico es que cuando te deriva un paciente, lo veas en una semana, dos semanas. Pero si lo tienes que ver en dos o tres meses, eso es un servicio como de especializada, no de primaria. Y hay que entender que el tipo de intervención que nosotros hacemos requiere un seguimiento, porque el paciente se desmotiva.

—¿Ha cambiado mucho el abordaje de la obesidad?

—Mucho. Hay que estar siempre actualizándose, hoy sabemos que la obesidad es una enfermedad compleja y con un abordaje multidisciplinar. A veces, algún profesional que no está actualizado dice eso de que es muy fácil, deje de comer, o haga no sé qué. Si fuera tan fácil, no tendríamos el problema que tenemos. Hay muchísimos factores que influyen, como la sociedad, el ambiente obesogénico. Vas a un supermercado, entras en el pasillo de los cereales de desayuno y el 80 % de lo que hay allí lo podríamos tirar a la basura, así te lo digo. ¿Eso es alimentación? Estamos rodeados de todo esto, la publicidad, el entorno social, las pantallas... te llevan a un consumo continuo de alimentos que no necesitas, que no mejoran tu salud, pero estás todo el día bombardeado con esto.