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«O albaroque é a festa de toda a parroquia»

Santiago Garrido Rial
s. G. RIAL CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

BASILIO BELLO

Una de las señas de identidad de la localidad carballesa es la intensa vida cultural y social, con citas que se mantienen año tras año

10 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En Berdillo, como en todas las parroquias, hay varias fiestas al año, pero el especial sentimiento de unidad y colaboración de los vecinos de esta parroquia lleva a que se celebren algunas más que van más allá del santoral.

Una de ellas, que no anda lejos de los 40 años, es el albaroque, que pone el punto final a las actividades que se celebran durante todo el curso organizadas por Arume. La imagen superior corresponde a 1991, cuando todavía se llevaba a cabo en la finca de Che de Benito, frente a la iglesia, antes de dar el salto a las pistas de arriba. También la finca tuvo el precedente de las actividades del teleclub.

Va más allá de los cursillistas, es un día para todos. «O albaroque é a festa de toda a parroquia, de todo o pobo», explica José Fraga Vázquez, quien ha colaborado muchos años en la celebración. Junto a otros compañeros se encargaba de asar sardinas o montar el palco, y años antes, «en ir buscar mexillóns a Baldaio». El trabajo que no se ve para que los demás disfruten. Su mujer, Hermosinda Cameán, es una de las que aparecen en la imagen, mirando una tela. Y con gran conocimiento, porque es modista y hasta hace un año daba clases de costura en Arume.

Quien se la muestra es Consuelo Vázquez Souto, que hoy tiene 83 años y siempre ha sido muy activa en la vida parroquial y asociativa. En los albaroques aprovechaba para mostrar productos que compraba en otras localidades, por ejemplo en Tordoia o en Ordes. Acudía a ellas realmente a buscar quesos, que era su mercancía principal, para vender en la plaza. Y de paso se interesaba por paños antiguos, de los de antes: linos, cachemir, colchas especiales... Muchos los vendía, otros aún los lucen hoy (tienen un gran valor por calidad, antigüedad y elaboración) las cantantes o bailarinas de Arume.

Telas de calidad

Una de las que bailan es su nieta Fani, que ayer aprovechó para rescatar una de esas vistosa telas. En algunas actuaciones de Arume, las mujeres las llevan sobre los hombro. Es posible que ese mismo paño estuviese expuesto en aquel rincón que montó su abuela en el campo, pero resulta imposible saberlo. O tal vez lo hiciera otro año.

Seguramente entonces no se le daba la misma importancia a este género que en la actualidad (como a tantos elementos rurales), es un ejemplo de verdaderas joyas de manufactura. Fani, que el día de la imagen tenía 10 años, desde luego no lo recuerda. Sí resume bien lo que es el albaroque para Berdillo y coincide con José, un encuentro vecinal en el que se juntan vecindad, amistad, arte y diversión. Lo sabes de fuera y de dentro, porque ha bailado mucho años. Aún lo hace, y lleva desde los 3 (tiene 37).

También los albaroques han significado la eclosión, la puesta en escena, de un trabajo colectivo y unas tradiciones que se mantienen vivas generación tras generación.

La imagen: Fue realizada el 16 de mayo de 1991 en la finca conocida como de Che de Benito. Está frente a la iglesia, justo al lado de la carretera. Aprovecharon el fin de fiesta de las actividades para -como siempre- dar a conocer las elaboraciones del curso, a cargo de los alumnos, y exhibir otros productos, como prendas de hilo y ropa de hogar, a cargo de Consuelo Vázquez. Años después comenzaron a utilizarse las pistas superiores.

FOTO MANOLO

En la foto (Foto Manolo) aparecen, entre otros, Consuelo Vázquez Souto, a la izquierda, de gafas, sosteniendo una tela. Justo frente a ella, a la derecha, y también aguantándola por el otro extremo, Hermosinda Muíño Cameán. Más a la derecha, y en primer término, Fani Viñas Lodeiro, mirando hacia la escena anterior, con un jersey con anclas bordadas. Había varios expositores, todos de la parroquia. El albaroque estaba (y está) organizado por la asociación Arume de Berdillo, una manera de visibilizar los trabajos que se hacían en la entidad durante el curso, pero abierto a la participación de toda la parroquia. Ya no se celebran en la misma finca particular que aparece en la imagen, sino en las pistas superiores, en todo caso muy cerca de la iglesia en ambos casos.