«Dicían que o tabaco de contrabando sabía mellor. Sería polo salitre!»
CARBALLO MUNICIPIO

Sofía Gerpe trabajó más de treinta años en la administración de lotería más antigua de la Costa da Morte
08 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Cuando Sofía trabajaba en la administración de tabacos de Bergantiños, desde donde distribuían a los estancos de la comarca, tenían un feroz competidor: el contrabando. Era principios de los ochenta, y en los bares abundaba más el Winston de batea que los cigarrillos de las tabacaleras: «A xente ata dicía que sabía mellor. Debía ser polo salitre que collía o tabaco cando tiraban algún alixo ao mar!».
Era algo tan habitual y normalizado, dice esta carballesa, «que xa non sorprendía a ninguén. Tíñano en todos os bares, aínda que se non coñecían ao cliente non llo daban, por se había policías por aí e llo confiscaban».
Sofía Gerpe Quintela, natural de Xoane (Carballo), trabajó desde muy jovencita en la central distribuidora de tabacos de la familia Pazos, para después incorporarse a la Administración de Lotería número 1 de Carballo, «a máis antiga da Costa da Morte, segundo teño entendido», apunta Sofía. Allí estuvo por más de 30 años, y hasta el momento de su jubilación, este mismo mes.
Echando la vista atrás, reflexiona sobre lo mucho que ha cambiado el sector del juego en este país. Si bien en los inicios de su carrera se jugaba apenas «á quiniela e á lotería nacional», ahora hay muchas más opciones para tentar al azar. «Antes facíanse moitísimas quinielas que agora, supoño que porque habería máis afección ao fútbol, e porque era un xogo que deixaba premios bos». Muchos tiran por la intuición; otros, por la pura lógica y algunos, con más fe en el azar que en la estadística, cubrían cada semana la misma quiniela. Idéntica. Exactamente igual. Por si algún día llegaba la suerte. Y llegó, ¡Vaya si llegó! Un cliente estuvo a punto de ganar varios millones de pesetas. «Faltoulle só un acerto, tiña trece e mais o complementario. Levou, creo recordar, unhas 700.000 pesetas, pero puideron tocarlle moitos millóns ese día», rememora Sofía.
Otro cliente solía cubrir varias quinielas de cada vez, aunque no llegaba a sellarlas todas. Pues bien, en una ocasión, ¿Adivinan cual fue la agraciada? «Puideron ganar moitos millóns tamén. Xusto foi a que el deixara!. Pero é o que hai, cando a sorte non está para un...».
Entonces a las papeletas se les ponían sellos físicos y se arrancaba la parte correspondiente para enviar a Madrid, «o outro cacho quedaba con el o cliente». Era un trabajo mucho más laborioso que el actual, tremendamente facilitado por los ordenadores, aunque es cierto que no había ni la mitad de juegos y modalidades que hay en la actualidad. La época más difícil del año llega con la Navidad, sobre todo a la hora de llevar cuenta de todos los décimos que gestionan fuera de la administración: para asociaciones, equipos de fútbol, colegios... Es muy complicado llevar cuenta de todos esos décimos, dice la exlotera, pero asevera que es un trabajo muy agradecido, sobre todo en las pocas ocasiones que tuvo de dar premios «grandes». «Aínda hai pouco veu un cliente habitual, que trae a papeleta e nola deixa, e xa vai tirando cara a porta. Pois desta vez tiven que dicirlle: ‘Para, para, que hoxe non é para marchar’, porque tiña un premio grandiño. Dos gordos nunca demos, pero temos repartido algo na lotería de Nadal. Sempre é unha alegría».

Mejor repartir que ganar, opina esta carballesa, aunque de vez en cuando también coqueteó con el azar. «Dise que en casa de ferreiro, coitelo de pau [ri] Houbo moitas semanas nas que non xoguei nada, pero de vez en cando...».
El pasado sábado amigos, familiares y compañeros le organizaron una cena sorpresa en la tasca A Pedra, en Carballo, de la que no supo nada hasta el momento. «Foi sorpresa total. Non houbo ninguén que soltara prenda, e mira que falei con varios durante o día...». Allí estuvieron hasta bien entrada la noche, y las más veteranas se retiraron sobre las dos y media de la mañana. «Xa menos mal! Non? [ri] Xa eran horas...».