Carla Queijo, la veterinaria carballesa que sueña con triunfar como cantante

Carla Queijo (Carballo, 1996) acaba de llegar de los procesos de selección para Operación Triunfo (OT). Su deseo de convertirse en cantante está más cerca de dar frutos. Estudió veterinaria porque le encantan los caballos, pero todavía no tuvo la oportunidad de tratar a équidos en su profesión, aunque sí se las tiene que ver con vacas. A pesar de vivir en Bertamiráns, este trabajo le hace moverse por toda la provincia. A día de hoy, lo único que le mantiene cerca de su animal favorito es una yegua que se ha comprado. No es que se arrepienta de haber elegido la carrera universitaria que estudió, pero a fuerza de ser sincera, ahora igual no la hubiese escogido. Es, dice, «un traballo moi sacrificado e pouco valorado», así que quizás optaría por algo más vinculado con las artes, el diseño o la música, ya que siempre ha tenido una vena artística muy marcada.

Es una amante de lo que ella considera la época dorada de la música, los años 80/90, y de formaciones o cantantes como The Police, Madonna o Anastasia, entre otros, aunque también se declara seguidora de Dua Lipa. La primera vez que cantó en público fue en la primera selección de OT, en el 2018, donde coincidió con Sabela Ramil. «Pánico escénico non, o seguinte, paseino fatal, bloqueeime», recuerda. En aquella ocasión, a diferencia de su compañera, se quedó a las puertas de la fase final, pero le sirvió para darse cuenta de que le gustaba de verdad. También actuó en una ocasión en la discoteca Pelícano con The Sibaritas. El batería era amigo de su padre y necesitaban una voz femenina, por lo que creyó que sería una buena oportunidad. Tampoco dice que no a cantar en reuniones familiares o con amigos.

Decidió presentarse de nuevo a OT con la ilusión de «volver aos 16 sen telos», y para formarse. Ahora, aunque está a tiempo, se lamenta de que nunca ha aprendido a tocar ningún instrumento musical ni ha acudido a clases de canto. De pequeña tuvo una mala experiencia en la asignatura de música, lo que hizo que dejase de lado algo que le encantaba. Luego, después de acudir a aquella primera selección de OT, intentó estudiar piano y recibir clases de canto, pero por cuestiones de tiempo no pudo darle mucha continuidad. Así que busca convertirse en triunfita. Desea aprender de los mejores, conocer a gente de la industria musical y tener la oportunidad de darse a conocer. «Hai xente moi boa, pero non a coñece ninguén e o concurso queiras que non ábreche unha porta de cara á visibilidade», comenta.

Fue la única en pasar de su grupo, el dos. «Non podía crelo, mirei o meu número e dixen: ‘‘Non é posible’’». Todos sus compañeros la arroparon al ver su éxito: «Sentinme afortunada, pero tamén apenada por eles», añade. En esta ocasión fue ella quien pudo seguir con su sueño mientras que a los otros se les escapaba. Ya se imagina dentro de la Academia aunque no quiere pensarlo demasiado porque también le hace sentirse insegura. Tiene claras las canciones que cantará en la fase final y que pueden ayudarla a conseguir sus metas, pero prefiere mantenerlas en secreto.

A pesar de que dice que no tiene mucho tiempo, hace gimnasia de mantenimiento, tiene la titulación de profesora de yoga y desde que tiene su bichita ha retomado la equitación. Además, se atreve con la escalada o la bicicleta, deportes a los que la impulsa su pareja, que es un deportista nato, según explica Carla. Otra cosa que les encanta hacer juntos es viajar. Tienen una furgoneta camperizada con la que intentan salir cada fin de semana. Con suerte, aunque no está bien tentarla, estos planes podrán ser dejados a un lado por un tiempo para entrar en el nuevo proyecto de Noemí Galera. Pero, por si esto no pasase, tiene previsto estudiar un máster de rehabilitación animal para especializarse en la fisioterapia deportiva equina, pero siempre sin abandonar la música, formarse y quizá intentar hacer algo por su cuenta.

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