Pepe Viyuela: «Ser payaso es casi una filosofía. Quisiera serlo también en la vida»
CARBALLO MUNICIPIO

Uno de los actores y cómicos más reconocidos de España llega este domingo a la Rúa dos Contos del FIOT carballés: mercado, 20.30, entradas en ataquilla.com
29 sep 2023 . Actualizado a las 20:23 h.Arrancó ayer en Carballo el Festival Internacional Outono de Teatro (FIOT). Será la 32.ª edición de un encuentro candidato a ser «o mellor da historia» y ello gracias, en gran medida, a los nombres que pasarán por la capital de Bergantiños. Uno de ellos, el de Pepe Viyuela (Logroño, 1963). Llega bajo el paraguas de la Rúa dos Contos, e intervendrá este domingo, a las 20.30 horas, en el mercado municipal —entradas en ataquilla.com—. «Me puedes hablar en gallego, y si no entiendo algo lo pregunto. O ponemos un traductor como en el Congreso...», bromeaba ayer de camino a Jaén uno de los cómicos más conocidos y reconocidos de España. Por múltiples facetas, incluso por haber dado vida en el cine al eterno Filemón: «Es un honor, una de esas cosas que uno nunca se imagina».
Hay desde Filemón a Un viaje hacia nosotros, el documental que lo llevaba a Jaén, un gran trecho. Trata la pieza la cuestión de los refugiados, con coloquio posterior. Es Viyuela un hombre y un cómico implicado con la memoria y la causa social, en su día presidente de Payasos sin fronteras y hoy aún parte de su directiva: «Se trata de intentar que lo que uno sabe hacer tenga alguna repercusión, a parte de lo que tiene que ver con comer cada día».
—A Carballo llega con «Encerrona», función que mantiene desde hace 30 años. Ha dicho que es el espectáculo de su vida. ¿A quién le han hecho una encerrona?
—[Ríe]. Yo creo que a todos. Como dice el manido dicho, nadie nos preguntó si queríamos estar aquí, y de pronto un día nacemos. Cuando creamos este espectáculo, Elena, mi mujer, y yo, en absoluto habíamos pensado en ese carácter metafórico. Con el tiempo nos damos cuenta de que el personaje no ha elegido estar donde está, un escenario, y sin embargo tiene que salir adelante en medio de todas las dificultades y objetos que se encuentra. Encerrona tiene que ver con todos nosotros, pero a quien encierran en este caso es a un payaso. El público forma parte de esos encerradores, lo miran desde el patio de butacas y no sabe por qué, ni llega a captarlo en ningún momento, sin saber por qué se ríen tanto de cosas que a él no le hacen ninguna gracia. El espectáculo, eso sí, nació hace todos esos años, pero no es el mismo desde entonces. Yo tampoco soy la misma persona, ahora tengo 60 años, entonces 25... Vida, pensamiento, carácter, físico... ha mudado. Y con ello la función.
—Pasó hace poco por Ourense.
—Sí, con ese documental del que hablábamos, y que parte de mi abuelo, republicano, combatiente en la Guerra Civil. Tuvo que vivir después durante un tiempo como refugiado en Francia.

—Hace muchos años que el FIOT quiere que usted esté presente. Lo decía su director hace unos días, que su presencia le da altura al programa. ¿Tenía alguna referencia usted acerca de este festival carballés?
—Lo que he leído, porque efectivamente nunca he estado y voy ahora de la mano de unos amigos gallegos, de Culturactiva. Acepté encantado, porque así podré conocerlo. Hombre, lo que sí le diría al director del festival es que espere al fin de la función para dedicarme esas palabras, a ver cómo sale... [ríe]. Agradezco mucho esa confianza, de verdad.
—Y si resulta un desastre, también será algo que sume.
—El error está presente en la vida de todos, constantemente, y es justo de lo que habla el espectáculo. El error en positivo. Tenemos dos formas de enfrentarnos a la vida, una es con sentido del humor y otra sin él. En mis propias carnes he comprobado que cuando mi sentido del humor flaquea, estoy más cabreado, me van peor las cosas, echas la culpa a otros... Diría que aprender a reírse de uno mismo es de las cosas más saludables que hay.
—Por ahí venía la siguiente pregunta. ¿Para qué sirve el humor?
—Para muchas cosas, entre otras para aligerar, para aumentar la capacidad de dudar de las cosas, dudar de tus convencimientos. El humor ayudaría a negociar si no nos enrocáramos tanto, ayudaría a relativizar. No solo me refiero a lo político, que lo parece, también al ámbito vecinal, familiar. Ayuda a convivir reírse de cómo hacemos las cosas los humanos, que generalmente es muy mal, y nos cuesta reconocerlo. Vivimos en una sociedad en la que el éxito está sobrevalorado, hace falta más sentido del ridículo. Con humor sobrevuelas la vida de forma más liviana, más inteligente.

—Los jóvenes lo conocen más por cine o series como «Aida», pero usted en esencia es clown, payaso.
—Sí, y cuando me preguntan qué prefiero que me llamen, digo eso, que payaso. Fue algo con lo que me encontré después de estudiar teatro. Me preparé para ser intérprete, pero la figura del payaso se cruzó y me flipó. Afortunadamente no tengo que hacerlo, pero si tuviese que dejar algo dejaría todo lo que no tiene que ver con ser un payaso. Serlo acaba incidiendo en tu carácter y en tu forma de mirar la vida. Ser payaso es casi una filosofía. Quisiera ser payaso de verdad también en la vida, pero me falta valor.
—Lo decía antes. Afortunadamente no tiene que escoger porque sigue teniendo filmes, sigue teniendo teatro, sigue teniendo humor. ¿Es Pepe Viyuela un hombre feliz?
—Yo diría que sí, feliz si uno no idealiza el concepto de felicidad haciéndolo inalcanzable. Puedo decir que medianamente me va bien casi todo, aunque todos tenemos heridas, rasguños, ausencias que nos hacen sentirnos algo tristes. Aun así, si diría que soy una persona feliz, en la medida que estoy sano, tengo una familia maravillosa, un trabajo que me gusta, que me permite vivir.
