
ESPECIAL DE SALUD | El Concello de Carballo es el titular de la Unidade de Condutas Aditivas, que asiste, cada vez en más aspectos desde hace 30 años, a toda la Costa da Morte, ya con más de 2.300 historias clínicas
22 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El Concello de Carballo, dentro del área de Servizos Sociais, Igualdade e Sanidade, que dirige la edila Maica Ures, tiene la Unidade de Condutas Aditivas, la UCA, inaugurada en noviembre del 94, entonces como unidad asistencial de drogodependencias. Dado el aumento de tratamientos a numerosas adicciones, el nuevo nombre (en vigor desde hace seis años, se cumplieron el pasado miércoles) da más sentido a un servicio fundamental para centenares de personas en la Costa da Morte, porque asiste a vecinos de Bergantiños, Soneira y Fisterra, pues a nivel funcional está integrado en el Servizo de Psiquiatría del área sanitaria A Coruña-Cee. Y cada vez, a más, porque desde la pandemia el volumen asistencial (el total de pacientes atendidos durante todo el año) y el número de historias clínicas abiertas han experimentado un notable salto desde la pandemia. Basta fijarse en los números del último año, del 2023 al 2024: un 4 % más de pacientes atendidos y un total ya de 2.322 historias clínicas (desde el covid, un 45 % más). Muchos pacientes, por cierto, pueden estar en más de un programa, por el policonsumo.
En la UCA se trata personas que consumen opiáceos, cocaína y otros estimulantes, cannabis, alcohol, tabaco, adicciones comportamentales. Dos datos llamativos: entre el 2023 y el 2024, el volumen de pacientes atendidos por cannabis creció un 153 %. El de adicciones comportamentales, un 116 %. Los de tabaco, un 116, pero con referencia a antes de la pandemia.
Más de medio millar de usuarios durante el año pasado
Durante el 2024, el volumen asistencial fue de 503 usuarios, de los que 406 son hombres. Hubo 159 inicios o admisiones a tratamiento, también con gran mayoría de varones (116) y 57 reinicios.
¿Y qué programas se llevan a cabo, en qué se puede ayudar? Son muchos y variados. Están los de tratamiento por consumo de drogas ilegales (el suministro de metadona, el mayoritario); por las legales (alcohol, muy mayoritario), pero también tabaco y benzodiacepinas. Hay un programa de acciones comportamentales (juego patológico, adicción a nuevas tecnologías, a la pornografía...), con trece usuarios. También de tratamiento con sustitutivos opiáceos para pacientes derivados de oncología de la unidad de dolor, o la dispensación de metadona en centros de salud. Sobre este último, la UCA lleva desde el 2020 señalando la urgencia de retomar la colaboración con los centros de salud de Cee y Corcubión, tras la comunicación realizada en su momento por el hospital. Colaboran once centros, pero esos dos no, lo que perjudica a los pacientes de la zona, con abandonos de tratamiento, inestabilidad en la evolución, falta de adherencia, adelantos excesivos de dosis...
La excesiva distancia a la UCA, la incompatibilidad horaria y laboral y las carencias del transporte público suman trabas a esos usuarios. Y la UCA aborda desde una amplia perspectiva cada caso, porque más de un 55 % de sus usuarios presentan otros trastornos mentales comórbidos al adictivo: de personalidad, del estado de ánimo (incluyendo el bipolar), esquizofrenia y otras patologías psicóticas; de ansiedad... Y mucho más que requiere atención, tiempo y medios.