A pesar de los avisos, sorprendió la virulencia de Martinho. Se llevó por delante el tejado del colegio de Cerceda y de una vivienda de esta localidad, así como de parte de la cubierta del hotel O Semáforo de Fisterra, un emblemático establecimiento que mira al infinito. Siempre cuesta retornar a la normalidad. En el caso de los escolares, parece que se está actuando con celeridad y las Administraciones colaboran para que aquí sea. Los particulares se ven obligados a luchar por su cuenta contra los elementos.