El Estado estuvo representado en la venta por un cuñado del adquirente
12 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Poco antes de 1740 comenzó a construirse la batería del Cardenal en la punta do Cantelo, en Quenxe (Corcubión). En septiembre de aquel año, las obras se paralizaron cuando ya se había construido hasta la altura del cordón y estaban concluidas seis embrasaduras. Se reanudaron en 1751. Estaban dirigidas por el ingeniero Francisco Llovet y después por Carlos Lemaur. Remataron en 1757.
Esta icónica defensa costera tenía capacidad para 17 cañones: 5 enfocaban la entrada del puerto; 9, al canal, y 3, al interior del fondeadero. Cerraba el recinto una muralla atroneada para fusilería, foso... y en 1763 disponía de 12 cañones montados y capacidad para 90 hombres, dotación que descendió con el tiempo hasta desaparecer en 1820. Se hizo célebre la leyenda de la cadena que unía la fortaleza con la del Príncipe, al otro lado de la ría, para impedir la entrada de buques enemigos, pero nunca existieron restos de plataforma o que soportase su funcionamiento, que, además de resistente y muy pesada, debería medir una o dos millas. Se entiende que no existió. Tampoco se conocen acciones de guerra hasta la llegada de los franceses, que en 1809 quemaron las instalaciones entre murallas.
En 1898 empezaron a intentar convertir el fortín en patrimonio municipal. El concello acordó comprar la fortificación al Ministerio de Guerra y pagarla en cuatro plazos, y aprovechar la cantería y sillares para el muelle local, pero no hubo acuerdo. De nuevo, en 1931 el edil Salvador Ramón propuso solicitar la cesión. Y en 1933 se gestionó ante el gobernador habilitarlo como alojamiento de los que se les aplicase la Ley de Vagos y Maleantes. También el edil Abella lo pidió para aprovechar la piedra para obras. Argumentaba que no tenía fácil reparación ni utilidad práctica. Todo quedó en nada. Lo contrario que el castillo del Soberano, de Camariñas, que, una vez privatizado, lo desmontaron y sillares y cañones para hacer el puerto.
La venta de la batería del Cardenal, usufructuada por el Ramo del Ejército, no se hizo en subasta pública como sería lógico tal cual sucedió en 1894 con la del Príncipe, en Ameixenda (Cee); la de San Carlos, en Fisterra o la del Soberano en Camariñas. En el caso del Cardenal «se ofreció a...». El régimen franquista promulgó leyes y reglamentos, y uno fue el de las Juntas Regionales de Acuartelamientos de 6 de abril de 1943, que hizo mas laxos los requisitos de las ventas de bienes públicos, quizás para circunvalar posibles trabas legales que impedían la adjudicación a personajes del régimen. Y la batería del Cardenal fue vendida sin licitar, autorizada por el Ministerio de Guerra el 14 de abril de 1950. Mediante un acuerdo del pleno de la Junta Regional de Acuartelamiento de la 8ª Región Militar, del 30 de diciembre de 1950, se «ofreció» a Manuel López Sendón con los terrenos anejos, «designando, en la misma sesión (...) al Jefe de Propiedades Militares de esta Plaza, para que en representación del Estado Español, formalizase la escritura de venta», cargo que ostentaba Alejandro Lastres García -hermano de la esposa del adquirente, López Sendón-, «comandante de Intendencia Militar» y que «representó al Estado español» en la «venta de esta finca»..., según las escrituras notariales. Lastres García fuera elegido en septiembre de 1936 jefe provincial de Milicias de Falange, de A Coruña.
La compraventa se formalizó el 7 de abril de 1951 ante el notario Agustín Álvarez de Sotomayor, hermano de uno de los intervinientes en la «donación» del Pazo de Meirás a Franco, Fernando, que se sumó a la sublevación de forma entusiasta y colaboró con el régimen en la guerra y la dictadura. Y en representación del Estado firmó el cuñado del adquirente. Pero, ¿quién fue el hombre al que le «ofrecieron» la batería del Cardenal? Nació en Carnota, hijo de madre de Dumbría y un secretario municipal en varios municipios de la Costa da Morte, entre ellos Fisterra, en donde pasó algunos años de su infancia. Manuel López Sendón era un joven médico cuando en 1934 entre en la Falange. El 16 de noviembre de 1935 apareció un suelto en La Voz: «Por orden del jefe territorial y consejero nacional de FE y de las JONS, ha sido nombrado delegado sanitario e inspector médico de Galicia» López Sendón. En febrero de 1936 se presentó por la Falange a las elecciones al Congreso y consiguió 3.191 votos. El 27 de julio de 1936 el comandante militar de Santiago le nombró responsable de Higiene y Abastos, hasta el 6 de septiembre. En octubre pasó a Subdelegado civil y en febrero de 1937 fue voluntario al frente. Resultó herido en Asturias y también en Bilbao. Por estas heridas recibió la medalla de Sufrimiento por la Patria.
Una persona que ejerció cargos sanitarios y políticos
Al inaugurarse en mayo de 1938 el sanatorio antituberculoso de la Choupana, llamado después Profesor Gil Casares, López Sendón asumió la dirección médica como teniente médico habilitado y jefe de Sanidad de la Falange en Galicia, cargo que desempeñó hasta 1979. Como Fisiólogo también ejerció de director del Dispensario Antituberculoso, y atendió una consulta privada en la especialidad de pulmón y corazón. El 30 de junio fue nombrado subjefe provincial de Falange y en noviembre de 1939, jefe provincial. La prensa de la época justificó su nombramiento: «En los tiempos heroicos de la organización supo conquistarse la confianza de las principales jerarquías, entre ellas la del jefe nacional José Antonio. En las listas de la Falange Gallega, su nombre fue uno de los destacados de la primera hora. Con José Antonio presentó su candidatura en las elecciones para diputados de febrero de 1936. Su temperamento revolucionario le proporcionó el alto honor de sufrir prisión con José Antonio».
En abril de 1955 López Sendón fue elegido Consejero Nacional del Movimiento por A Coruña, y el 26 de marzo de 1961, diputado provincial. Tomó posesión el 1 de abril de 1961 y fue vicepresidente provincial. Por enfermedad del presidente, fue él quien más presidió las sesiones. En diciembre de 1963 es vicepresidente del Colegio Oficial de Médicos y en mayo de 1964 salió reelegido. Cesó en abril de 1967 como diputado, año en el que inscribió la finca en el Registro de la Propiedad, y se jubiló como médico en 1981. Una vez adquirido el fortín del Cardenal hubo obras de rehabilitación y apareció el esqueleto de un hombre emparedado.
Por su posición política, Sendón consiguió que la Diputación construyese una carretera desde Quenxe a la batería. Fue inaugurada a finales de 1956.
López Sendón falleció en Santiago el 8 de diciembre de 1985 a los 76 años, pero antes vendió la fortaleza cuando gobernaron los socialistas y el 17 de octubre de 1994 fue proclamada monumento histórico-militar por el Ministerio de Cultura. Acostumbrados a ver datos de dirigentes y prebostes franquistas -y, López Sendón lo era- enriquecidos legal o ilegalmente en la dictadura, la adquisición de la batería del Cardenal desprende un cierto tufillo por surgir la intervención de su cuñado como mediador, por su condición de jefe de Propiedades Militares, y por aquello de que «se ofreció a».