
A VIVA VOZ | Alma de Casa Sánchez, Coristanco, la suya es una historia de esfuerzo y servicio desde el rural. Cocinera jubilada, fue la primera mujer pregonera de la Festa da Pataca y es homenajeada este año. Se está recuperando de un ictus
12 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.La patata de Coristanco tienen merecida fama en toda Galicia y mucho más allá. De sus bondades culinarias habló en su día, año 2014, Clarisa Fernández Muñiz, la primera mujer que dio un pregón en la Festa da Pataca, cuando esta alcanzaba su 34.ª edición. Clarisa, alma de la casa de comidas Casa Sánchez, encumbró la cocina tradicional, le dio su merecida reputación y elevó el producto local al más alto nivel. No en vano, son muchos los que peregrinan, y más aún en tiempos de cocidos, a este restaurante ubicado en Erbecedo, Coristanco, que ronda el medio siglo de historia.
Fernández Muñiz (O Ribeiro, Erbecedo, 1944) es una de las cuatro mujeres homenajeadas este año por el Concello de Coristanco dentro de su iniciativa por el 8M O encomio da muller, que tiene diversas aristas. A su lado, Carmen Villar Cotelo, María Castro Romero y Asunción Antelo Suárez, las tres ya fallecidas. De Clarisa dicen en Coristanco que «marcou as nosas vidas e o noso pobo», pero ella toma esos cumplidos con humildad: «Puxen o meu traballo e tiña que defendelo o mellor que puidera». Sin ánimo de ninguna otra cosa, dice.
La de Clarisa es una historia universal de esfuerzo, un emblema de mujer rural que labra una impronta en la sociedad. «Por mal non foi, paréceme ben», sonríe cuando se le pregunta cómo se toma este homenaje. No podrá estar presente como le gustaría, pues el pasado mes de junio, el mismo día de su cumpleaños, sufrió un ictus del que todavía está convaleciente, recuperándose: «O aniversario nunca o celebrei. Non son nada de celebracións. Hai quen lle dá moita importancia, pero a min a veces pásame o día e nin me decato. Antes non había tanta costume. Iso si, querer quero poñerme ben igual, aínda que non sexa para facer festa». Poco a poco va recuperando movilidad, pero nada que ver con aquel ritmo que mantenía, aun estando ya jubilada: «Non me aguantaba sen traballar, e agora aínda me parece máis tempo. Leo o xornal dúas veces ao día, e voume entretendo, pero claro que se bota de menos todo aquilo, é o que fixen toda a vida». Más que por la enfermedad, los últimos meses le pesaron «por isto de estar pechados» por la pandemia: «Antes facíase unha vida normal, eu ía a Carballo, tomaba un café, estaba na coral de Bergantiños...». La vida cambia en muy poco tiempo, dice sobre una cosa y sobre la otra: «O que fai falta agora mesmo é moito ánimo».
«Nin tiña medo nin o fixen para facerme importante ou interesante. Era para facer o que tiña que facer»
Fue en el año 66 cuando con su marido, Manuel Sánchez, abrió lo que inicialmente era un bar-ultramarinos. Aceite, jabón... vendían algo de todo en aquella época en la que, recuerda, todavía se empleaba el formato a granel para arroz, azúcar, garbanzos... También dispensaban carburo, pues en la mayoría de las casas no había electricidad. Clarisa, que describe al detalle el mecanismo de las lámparas que funcionaban a base de ese material, fija en el 67 el año en el que se hizo con una lavadora. Un vendedor, Manolo da Ulla, le habló de ellas: «Eu aínda lavaba no río, claro, e ao outro día desa conversación chegáronme con ela», ríe. Así fueron adaptándose a los tiempos. Ella, decidida, se sacó el carné de conducir en el 68. De su parroquia, debió de ser la primera. Entonces ya tenía un hijo y, entre la casa y demás responsabilidades, dice que le llevó año y pico obtener el título: «Cando eu acababa, xa había máis mulleres». «Nin tiña medo nin o fixen para facerme importante ou interesante. Era para facer o que tiña que facer. Non entendía que, tendo un coche na casa e tendo que ir a un sitio, tivese que esperar a que me levasen. Daquela xa tiña un fillo e pensaba que, se me enfermaba, nin ao médico o podía levar. Tampouco había teléfonos para avisar... Así o pensei daquela e así o fixen», reflexiona.

El restaurante «foi unha cousa de pouco a pouco», pero hoy es un referente, liderado ahora «polos fillos e a nora». Tiene dos, un hombre y una mujer, y cuatro nietos. Clarisa, que recibió en el 2013 el galardón a toda una vida dedicada a la gastronomía concedido por el Concello de Lalín, organizador de la Feira do Cocido, considera que haber sido pregonera de la Festa da Pataca, en su tierra, es todo «un privilexio». «Non o merecía, coma min haberá moitas mulleres, xa en Coristanco», valora. Para ella es especial: «Sempre estiven moi unida a esa festa, sempre colaborei con ela». Alcaldes diversos, o el expresidente provincial Moreda, han pasado por Casa Sánchez para degustar sus platos. Clarisa es eslabón clave en la historia gastronómica de Coristanco.
Hoy, inauguración
El Edificio de Servizos Múltiples coristanqués acoge hoy a las 11.00 la inauguración de la exposición del proyecto Encomio da Muller. Están invitados familiares de las homenajeadas, además de Clarisa, que por sus circunstancias, dice, no acudirá. La muestra podrá verse hasta el jueves 18: de lunes a viernes, de 08.00 a 15.00.