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El escritor Alberto Caliani: «Con lo que me contaron del Batallón Literario, me daba para una novela»

Marta López CARBALLO / LA VOZ

FISTERRA

BASILIO BELLO

A REMOJO | Ceutí afincado en Madrid, escribe novela histórica y presentó en Fisterra su último título. La visita le ha servido para empaparse de la Costa da Morte

30 jul 2023 . Actualizado a las 15:25 h.

Escritor, guionista y una de las voces más consolidadas de la novela histórica española, el ceutí Alberto Caliani pasó esta semana por la Costa da Morte para presentar en el hotel Bela Fisterra su nuevo libro, La sombra del impostor. Es, dice, una novela trepidante, con conspiraciones y ritmo frenético, historias que discurren de forma paralela y un toque de humor que nunca falta en sus obras. Afincado en Madrid, viajó estos días por Galicia acompañado por Rodrigo Costoya.

—¿Qué tal fue la presentación?

—¡Muy bien! Fue muy divertida, el marco era maravilloso y se vendió todo. ¡Si más hubiese...!

—¿Cómo describiría su literatura?

—Diría que tengo un estilo rápido, ágil, más asalvajado que lo que se hace normalmente en novela histórica. La mía es a ritmo de heavy metal. Meto acción, pero también diálogos cómicos.

—Vino con su amigo Rodrigo Costoya, también escritor. ¿Se viene colaboración?

—Pues no creo por ahora [ríe]. Llevo un año a tope, con tres proyectos al tiempo. A Rodrigo lo conocí hace poco, es una amistad nueva, pero fue un flechazo [ríe]. Somos dos disfrutones y nos gusta mucho lo bueno.

BASILIO BELLO

—Estuvo haciendo una mini gira por Galicia. ¿Viene mucho?

—¡Sí! Pero es mucho mejor cuando vienes con un nativo. He conocido a gente maravillosa.

—¿Y por la Costa da Morte?

—No había estado. Tengo una sobredosis de sitios que visité estos días, pero me pareció maravilloso. La temperatura ha sido muy buena y no ha llovido, ¡que es importante!

—¿Qué es lo que más le gustó?

—La gente. Los paisajes son bonitos, pero la gente es genial. El otro día oí, en un bar, a una señora que le dijo a un niño que era «bonito como un demonio». Me apuntaré la frase. Como hablo portugués, entiendo el gallego.

—¿Qué recomienda para pasar una tarde en la playa: música, un podcast o un buen libro?

—No soy muy playero, soy más de chiringuito. Diré un libro, porque sino mis editoras me matan [ríe], y si es de los míos, mejor, aunque te quemarás la espalda, porque no podrás dejar de leerlo [ríe]. O quizá un libro con música, así haces dos en uno: es la mejor combinación. Yo escucho mucha música cuando leo y escribo.

—¿Qué suena mientras escribe?

—Normalmente heavy o rock progresivo, pero sin letra.

—¿Influye en sus creaciones?

—No creo. Yo estoy muy en contra del romanticismo del escritor. Mi trabajo es este y siempre digo que soy un funcionario de las letras. Tengo mis técnicas. No me puedo permitir depender de la inspiración: tengo que hacer algo que funcione, que entretenga y que me guste a mí, claro.

BASILIO BELLO

—¿Qué técnicas usa más? ¿Giros de guion, finales abiertos...?

—En este tipo de obras no vale con hacer un giro de guion, tienes que hacer 150 [ríe]. Y lo de los finales abiertos, suelo hacerlos al acabar un capítulo, después paso a otra historia u otro personaje y, después, retomo. Es la manera de enganchar al lector y de que se trague un libro de 700 páginas en tres días. Tienes que crear eso de «venga, una página más».

—¿Le inspiró Santiago o la Costa da Morte para alguna novela?

—Pues se lo decía a Rodrigo estos días. Con lo que me contó del Batallón Literario yo me montaría un Vengadores, vamos. Mientras me lo decía ya se me ocurrieron seis o siete personajes de cada bando [ríe]. Santiago tiene mucha historia, es como Ceuta, una gran desconocida pero sé de gente que después de leer una de mis obras, que ambienté allí, se cogió un barco para visitarla.

—El Ayuntamiento tendrá que pagarle una comisión.

—¡O eso, o ponerme una calle!

—¿Qué recomendaría a alguien que quiera iniciarse en la lectura?

—El problema es que hoy en día la literatura es como la duodécima opción [de entretenimiento]. Es algo a lo que debemos adaptarnos. Yo escribo como se escribe en el siglo XXI, no en el XIX.

—¿Cree que hay una literatura que es mejor que otra?

—La literatura va con el ánimo del lector. ¿Estás aburrido? Algo de terror o aventura. ¿Te apetece algo bonito? Una novela romántica. ¿Quieres aprender? Pilla una histórica. Y por eso me fastidia que a los críos les manden leer cosas como el Cantar de mio Cid, La Celestina o el Quijote. Ponles algo más propio para su edad, como Harry Potter, que es fantástico para los jóvenes y potencias que vayan cogiendo hábito. Cuando pienso lo que me mandaron leer a mí en el colegio... ¡Es que no sé cómo salí lector!

Más a fondo

¿Ha probado las sardinas con cachelos? La sardina no, pero los cachelos sí.

¿Cuál es el plato gallego que más le ha gustado? Esto es como preguntarme si quiero más a papá o mamá [ríe], pero creo que me quedaré con el pulpo.

¿Qué me recomendaría de Ceuta, su tierra? Alucinarías. Tiene el único foso de castillo navegable, un parque precioso diseñado por César Manrique, fortificaciones antiquísimas y unos fondos marinos desconocidos. Hay que ver más que la calle principal.

¿Sabe dónde queda el Cemiterio dos Ingleses? No sabría decirte, pero me hablaron de él en el Museo de la Pesca de Fisterra. Por cierto, Manolo [el guía] es un amor de señor. Me lo hubiese llevado a micasa.

¿Cuál es el único río que desemboca en cascada? O Ézaro. Pasamos por allí, aunque no paramos. ¡Habrá que volver!

¿Probó el longueirón en su estancia en Fisterra? Es como una especie de navaja, ¿no? Entonces, sí lo probé. Y los percebes también. Me peleé con ellos y salpiqué como a siete mesas alrededor. Y como soy un torpe, repetí la hazaña varias veces.

¿Vio alguna puesta de sol por aquí? ¡Sí! En Fisterra, muy bonita. ¡Y qué tarde se pone aquí el sol! Yo es que soy muy disfrutón, me siento a gusto con todo lo bonito.