La inauguración oficial llega a los 28 meses de su apertura al público y a los dos decenios justos del Prestige, el desastre que le dio origen
22 oct 2022 . Actualizado a las 10:01 h.A las 12.30 horas de este sábado se cerrará en Muxía un simbólico círculo que empezó a las 15.15 horas del 13 de noviembre del 2002, y además a poca distancia entre los dos puntos. Aquel día de hace veinte años, el petrolero monocasco Prestige lanzaba la señal de alarma tras el accidente sufrido (vía de agua) cuando llevaba a bordo 77.000 toneladas de fuel.
Eran los primeros pasos de una catástrofe medioambiental de sobra conocida y recordada y que, entre otros derivados, acarrearía una marea de promesas para la Costa da Morte. La mayor parte, relacionadas con seguridad e infraestructuras, se han ido cumpliendo. Y la estrella, casi la primera y la última en llegar, relacionada con el turismo, se inaugura hoy al mediodía, también de modo simbólico: se «inaugura» el parador y lo hará la ministra Reyes Maroto.
Este gran hotel, ahora mismo el segundo mejor valorado de España y con una ocupación también de las más destacadas, abrió en realidad el 25 de junio del 2020. De nuevo con retraso, por la pandemia, un sino que ha marcado su larga vida sobre los papeles. Desde entonces ha tenido épocas intermitentes de actividad, y ahora (hace tiempo) ya a pleno rendimiento.
Veinte años son muchos para cualquier proyecto, y más aún cuando se trata de algo que siempre ha tenido el apoyo directo de los dos partidos que han gobernado en España y Galicia en todo este tiempo, pero los problemas técnicos, de financiación, diseño final, cambios de Gobierno, promotor de obras, crisis, inmensa burocracia (desde conseguir los terrenos hasta gestionar los accesos y servicios, entre otras decenas de requisitos necesarios que suelen pasar desapercibidos al foco mediático y político) provocaron un retraso semejante.
Cronología
La vista atrás está plegada de efemérides. El 15 de enero del 2003 fue el arranque real. Rodrigo Rato, vicepresidente del Gobierno, visitó Carballo tras pasar por Muxía, Cee y Fisterra para preparar un paquete de medidas compensatorias. En Carballo se entrevistó con varios empresarios. Uno de ellos, Juan Cancela, fue quien le sugirió la idea de un parador para atraer turismo de calidad. La iniciativa cuajó. Cancela, por cierto, ha sido invitado al acto de hoy, y sus padre fueron de los primeros huéspedes.
Nueve días más tarde, en el Consejo de Ministros en A Coruña para aprobar medidas se incluyó ya el parador, sin saber aún donde iría. Hubo mucho debate político comarcal, alguno más o menos agrio, hasta el 26 de diciembre de ese 2003, cuando Mariano Rajoy, candidato a la Presidencia del Gobierno, viajó a Muxía en helicóptero, bajó del aparato y anunció que estaría en Muxía. Para saber su ubicación (finalmente debajo de la aldea de Lourido y sobre la playa del mismo nombre, en la parroquia de Moraime) aún habría que esperar semanas, pero el trato ya estaba cerrado
En febrero, Rato y Fraga anunciaban las características. El principal cambio sobre aquellos esbozos de intenciones fue el anuncio del campo de golf, que nunca hubo, o doblar las habitaciones (se quedó en 63). El principal error, los plazos: cada año se daban uno, tanto de tiempo como de inversiones, que finalmente rondaron los 25 millones de euros.
En medio queda la cesión de la gestión constructora a Tragsa, aquella primera piedra en septiembre del 2011 que tuvo que esperar por muchas más, el arranque real en julio del 2012, la paralización en octubre del 2016, ralentización en otros momentos (el ministro Soria llegó a decir en marzo del 2012 que no había dinero para más hoteles), y un anuncio de apertura que realizó Óscar López, entonces presidente de Paradores, en Fitur del 2019 (también en enero, un mes clave históricamente para la obra), y la ratificó el 13 de junio con una visita al edificio, ya casi acabado. La idea era estrenarlo antes de final de año, pero se dejó para abril del 2020. Justo unos días antes arrancó la pandemia. Parecía una maldición, que al menos se compensa ahora con tan buenos resultados de ocupación y valoración.
El caso del parador de Muxía recuerda mucho al de Molina de Aragón, en Guadalajara, que fue prometido a raíz de otra tragedia, el enorme incendio forestal en el año 2005 con víctimas mortales. Fue anunciado en el 2006 como medida compensatoria. A las obras, iniciadas, aún les falta mucho para que acaben, una historia paralela en bastantes sentidos.