Quiso la Divina Providencia, en palabras del sacerdote Daniel Turnes, que la última eucaristía de la romería da Barca fuese también el funeral de exequias por el párroco que dedicó 40 años de su vida al templo de Muxía
17 sep 2024 . Actualizado a las 19:19 h.Alrededor del santuario de A Barca daba en vida vueltas y vueltas caminando, cada mañana, como así lo recordaba recientemente el fotógrafo muxián Xesús Búa. Manuel Liñeiro, párroco del santuario durante 40 años y fallecido el pasado viernes a los 95, tenía en esos periplos matutinos compañeros como el propio padre de Xesús, Ramón da Valenta. «Logo, cada un ao seu, un a atender o santuario e o outro a reparar as redes do barco O Pirata», escribió Búa en su mensaje de despedida. No podía pues ser otro que el templo muxián, nave adentrándose en el Atlántico, el lugar donde se oficiase el funeral por el descanso del sacerdote Manuel, aquel que cuando ardió la iglesia un frío día de diciembre no se alejó de ella en ningún momento. Presidió la eucaristía el párroco actual, Daniel Turnes Rey.
Por esta despedida, que causó hondo pesar, y por haber cuadrado con la romería de A Barca, habrán sido días intensos en Muxía: «La última de las eucaristías que estaba prevista en honor a Nuestra Señora de la Barca en estos días de su fiesta quiere la divina providencia que sea el funeral de exequias por aquel que durante 40 años ha celebrado la eucaristía en esta casa», dijo Daniel Turnes como inicio de los oficios.