Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

José María Graíño: «Los notarios prevenimos problemas, tenemos una función social»

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

PONTECESO

CONSEJO GENERAL DEL NOTARIADO

Natural de Ponteceso, ejerce en Caldas de Reis desde hace 24 años. Es el decano del Colegio Notarial de Galicia

25 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

José María Graíño Ordóñez, decano de los notarios de Galicia desde noviembre, nació en Ponteceso en 1958. Curiosamente, el mismo municipio de Carlos Mosquera, veterano notario de Carballo. Por familia aún hay más: un primo suyo por la rama de Ordóñez también lo es en A Coruña, y otro por los Graíño, en Castro Urdiales. La mujer de José María también lo es, igual que algunos sobrinos. Muchos juristas en una familia de trece hermanos (él es el séptimo). Su abuelo paterno ya había sido secretario judicial en Carballo, y por la rama de Ordóñez también hay profesionales del Derecho ligados a la comarca. Ejerce como notario en Caldas de Reis desde hace 24 años. Antes, tras aprobar la oposición en 1987, pasó por Friol (Lugo), Muros (siete años), y Santa Comba (año y medio).

-¿Cuál es su vínculo con la comarca?

-Nací en Ponteceso, en A Trabe, y estuve viviendo cinco años entre Ponteceso y Cabana. Nuestra casa está en Ponteceso de Cabana, al otro lado del puente sobre el Anllóns, en la parroquia de Cesullas, donde mis padres hicieron una casa. Mi primera profesora fue la abuela de la conselleira Ethel Vázquez, Manuela de Mourelle, una persona impresionante que imprimía disciplina, coraje y buen hacer. Tengo buenas vivencias de la infancia. Tengo muchas raíces allí, también en mi etapa de opositor a notarías, tras estudiar Derecho en Santiago. Iba a recitar los artículos al Monte Branco, y cuando aprobé, volví. Mantengo el vínculo, y voy mucho, porque tenemos allí la casa familiar. Doy muchos paseos por allí, por el río Anllóns...

-¿Está al tanto de lo que pasa por esta zona?

-Sí. Además, todos los que nos hemos ido, creo que debemos revertir en lo que podamos a los pueblos en los que nacimos. En la medida en que podamos, ayudar en algo a lo que nos ha dado la tierra. Me gustaría hacer algo, ayudar, dar alguna charla, algo informativo... En el notariado somos muy proactivos en ese sentido.

-¿Por qué quiso ser notario?

-Ya desde pequeño, en casa nos inculcaban lo que suponía la honorabilidad de serlo. El respeto. Mi abuelo paterno, José María, siempre nos decía que los notarios de Ponteceso lo llamaban a él para ser testigo en escrituras y testamentos. Eso me marcó, debía ser algo importante. Fue vocacional, por tanto, y en la Facultad de Santiago tuve dos magníficos profesores de Civil, notarios ambos, Ildefonso Sánchez Mera y José Antonio Montero, que fue notario en Carballo muchos años. Crearon la academia de preparadores a notarías de Galicia. De los 170 que hay ahora en Galicia, sobre 105 provenimos de esa academia. Muy importante socialmente, y gratuita. Preparamos a quienes hagan el gran esfuerzo, que quieran ser notario, no les cobramos. Es un compromiso moral de seguir preparando a otros. Incluso a veces ayudando a quien tenga necesidad.

-Plazas, muchas no hay.

-Hay, pero es una oposición muy difícil. Hay menos opositores, no es atractivo dedicarle cinco o seis años. La dificultad existe, pero en porcentaje con otras oposiciones (unos 700 candidatos para cien plazas) la ratio es muy buena.

-¿Cómo define la función de un notario?

-Somos juristas prácticos, para cada caso concreto, que es un mundo: damos el traje a medida de lo que vas a necesitar en ese momento. Tus circunstancias... Estás casado, tienes hijos pequeños... pues hacer testamento, quiénes van a ser tutores, todo. Eso te va a dar tranquilidad. Es un ejemplo. Nosotros surgimos para satisfacer un interés y una necesidad vital: la seguridad jurídica. Ayudamos a las personas, pero también aprendemos mucho de las personas. Hacemos seguridad jurídica preventiva, del presente y del futuro. Prevenimos futuros problemas. Tenemos una función social.

CAPOTILLO

-Con una legislación que va cambiando mucho.

-Sí, y justo el próximo mes se va a aprobar una ley que va a ser muy importante, un cambio de paradigma en la concepción de las personas con discapacidad. Un cambio radical en la percepción social de las personas con discapacidad. Ahora el discapacitado está condenado al ostracismo, con un pequeño síndrome ya se pensaba que esa persona no podía manifestar su voluntad, tener capacidad. Horroroso. Eso era anular esa persona. ¿Por qué no va a poder ejercer sus derechos? Esa ley va a ser importantísima, es un reconocimiento a ellos, y se van a sustituir muchos mecanismos jurídicos. Van a poder realizar actos jurídicos que hasta ahora se les sustituía por sus tutores.

-También se pueden tomar precauciones preventivas propias.

-Los poderes preventivos, importantísimo. Ahora estoy bien, pero ¿qué pasa si tengo un problema de alzhéimer y pierdo la capacidad? Nombro apoderado, y designo a tal persona. Poder preventivo y de autocuratela. Va un poco en el pack con el testamento vital, porque previenen lo que puede suceder.

«En la pandemia se han hecho más testamentos»

La crisis del coronavirus no ha sido ajena para los notarios.

-¿A ustedes les ha afectado la pandemia? ¿Han notado cambios?

-Ha habido cambios radicales: cómo hemos visto a las personas, cómo nos hemos visto nosotros también, que hemos sido servicio esencial. Siempre tuvimos que estar ahí, y encantados de haberlo hecho. Frente a las situaciones de vulnerabilidad e incertidumbre, la seguridad y la certeza que aporta el Notariado creo que es muy importante. Con personas abatidas (todos podemos estarlo) hemos intentado ser fuertes para transmitir esa fortaleza a las personas, ayudándolas con sus problemas, sobre qué actos tienen que hacer.

-¿Se ha testado más?

-Sí, se han hecho más testamentos, por ese miedo e incertidumbre, esa ansia de dejar las cosas hechas, arregladas. La mentalidad del gallego es previsora.

-¿No se espera mucho para hacer testamento?

-Ya no. Antes, sí, se tardaba mucho, y a veces se esperaba tanto que no podían hacerlo por falta plena de capacidad. Ahora la gente joven ya tiene más mentalidad de ir al notario. Pero no solo para testar, para muchos aspectos de la vida. Ya vienen parejas jóvenes. En las parejas de hecho es muy importante, más cuando se adquieren propiedades. En general, la notaría es una fuente de información para todo, se haga o no el documento. Los notarios estamos en el itinerario vital, de las personas y de las empresas, desde que nacen hasta que fallecen. Al menos hay que informarse. Que la gente se cuestione qué hacer, qué es lo mejor. Y volviendo al testamento: es importantísimo, porque se puede cambiar cuantas veces se quiera, adaptándolo a las circunstancias. Es como un chequeo o bolsa documental, en función de lo que vaya ocurriendo.

-¿Y es caro?

-No. Un testamento cuesta 39 euros, que es la bolsa de la compra. Tienes en cuenta tus circunstancias actuales, y te anticipas a lo que puede suceder. Por ejemplo, para decidir quién se va a ocupar de los hijos si os pasa algo, tales personas lo harán. Si no, lo hará el juez, Código Civil en mano. Y eso es más frío y a veces genera problemas familiares.