Pablo Blanco, pregonero y también cocinero, llamó a valorar «un produto fundamental das nosas leiras». ¡Repasa la fiesta en álbum de fotos!
30 oct 2023 . Actualizado a las 11:12 h.Con una cita que va más allá de la exaltación gastronómica, y que es también una loa al mundo al agrario —de ahí el mercado rural complementaria—, Ponteceso acogió este sábado la 31.ª edición de su Feira das Fabas, promovida por el Concello. Lluvia y viento no lo pusieron nada fácil, pero la experiencia culinaria es un grado y este manjar de otoño, la fabada, se reveló a prueba de inclemencias. Jóvenes y adultos reportaban el buen sabor del plato, endulzado al postre con un trozo de rosca.
Tres decenios y un año dan para mucho y en la intrahistoria de la celebración es dónde está su esencia. La conoce bien Pablo Blanco, Pablo da Pesqueira, cocinero todo este tiempo y este año, además, pregonero. Agradeció al alcalde, José Manuel Mato, el convite, y dijo que perfectamente podrían estar con él Josefa Amado y Manolo de Veres, también históricos de estos fogones. A los tres, de hecho, les entregó el regidor un detalle. Josefa este año no pudo estar al pie de la olla, pero Pablo y Manolo sí. Su preparado fue repartido por un nutrido grupo de voluntarios.
La fiesta de hoy tiene un ayer, y el pregonero, presentado por Noelia Leis, evocó el apoyo para el arranque de la asociación de empresarios o los nombres de Froilán, que recogía las habas aldea a aldea, Toñito y su pan o el vino de Lema de Tella. Cerca de 3.000 cazuelas resultaban de esta gran cocción que primero empezaron a hacer en una olla que les prestaban en A Ponte do Porto y con la que se las veían y deseaban para que no se les pegase y pasase el producto. El temporal de un año les hizo quedarse sin nada y en una edición pusieron pimentón picante en vez de dulce, pero en fin, todo ello es memoria de una fiesta que fue mejorando y afianzándose, ya desde el 97 con una olla de acero propia.
En su intervención, Blanco llamó a valorar lo propio, a ver las fabas como lo que fueron y son, «producto fundamental das nosas leiras», exportadas a muchas zonas en su día: «Teño ganas de que volvan aqueles tempos de fartura», confesó antes de emplazar a todos los asistentes a verse para el año en la fiesta.
En este 2023 se mantuvo el servicio de pulpeira para quien así lo desease, y fueron novedad las filloas á pedra: «Boísimas». La gran carpa estaba flanqueada por los productos más diversos, también artesanía. No se desaprovechó tampoco la oportunidad de dar a conocer la historia de la orquesta Venus, con la exposición articulada con motivo de su 75.º aniversario. Cabezudos, las gaitas de Os Viqueiras de Ordes, la regueifa con Suso y Antonio de Xornes y Os Monifates, ya por la tarde, completaron una animada y concurrida velada que es punto de encuentro, acto social: «É para nós unha honra cociñar para as persoas que ano tras ano veñen a probar a nosa fabada», dijo Blanco.
Fueron más que precisos paraguas para acudir a la gran olla y nutrir las potas que después se distribuirían en raciones. No pocos acabaron «pingando», pero dentro de la carpa el cuerpo estaba caliente, alimentado por fabas locales, en esta 31.ª edición de Cerezo.