La historia del boxeador que desafió a Hitler llega a Vimianzo

Marta López CARBALLO / LA VOZ

VIMIANZO

Jesús Torres es el autor, director y protagonista de la pieza teatral
Jesús Torres es el autor, director y protagonista de la pieza teatral COMPAÑÍA EL AEDO

Entrevista a Jesús Torres: autor, director y protagonista de la obra de teatro Puños de harina, de la que disfrutarán hoy estudiantes de instituto en Vimianzo

13 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Puños de harina, una obra que reflexiona sobre el racismo, la homofobia, la violencia y la masculinidad es lo próximo que pasará por el auditorio de la Casa da Cultura de Vimianzo, en este caso, para estudiantes de Educación Secundaria (hoy, 11.00).

Detrás de este espectáculo, que ha recibido numerosos premios, está la compañía andaluza El Aedo, y más concretamente Jesús Torres: autor, director y protagonista de un monólogo que toma la estructura de un combate de boxeo para presentar dos historias muy personales.

—¿Quiénes son los protagonistas de esas dos historias?

—Pues, por una parte conocemos a Johann Wilhelm Trollmann, Rukeli, que fue un boxeador real que vivió en la época nazi. Se convirtió en el mejor de Alemania y hubo un combate que le daba pie a ir a las Olimpiadas, pero había un «problema»: era gitano. Y la prensa dijo que un hombre que bailaba como un gitano (porque se movía mucho y era muy ágil durante los combates) y que lloraba como una mujer (ya que se emocionó cuando ganó el premio), no se merecía ir a los Juegos. Más tarde, él apareció en el cuadrilátero con el cuerpo lleno de harina para ridiculizar el blanco que Alemania quería para los hombres arios. Por supuesto, acabó en un campo de concentración y fue asesinado.

—¿Y qué hay del otro personaje?

—Por el otro lado está una historia que no fue real, pero que podría haberlo sido. La de Saúl, un chico joven, también gitano, que vive en la época de los ochenta en la Andalucía más rural. Su padre lo obliga a boxear para convertirlo en un hombre, porque él es homosexual. Son dos historias unidas por el boxeo en las que uno se pregunta qué es la violencia y qué significa ser hombre.

—¿Para usted qué significa?

—Es algo tan volátil, que me lo sigo preguntando. En mis obras intento no lanzar respuestas, sino incógnitas. Qué cosas son de niñas o de niños? Cuando era pequeño, vestir de rosa era algo horrible, hasta que el Real Madrid sacó una equipación de ese color y después todos los chicos iban de rosa. Es algo tan frágil... Una construcción en la que te tienes que adaptar a lo que otros hombres consideran que significa ser hombre.

—¿Tuvo la oportunidad de representar la obra para la comunidad gitana?

—Sí, de hecho vinieron a verla desde el Instituto de la Cultura Gitana y desde la Fundación Secretariado Gitano. Y el nieto de Rukeli, que nos vio por redes, nos contactó y se emocionó mucho cuando le contamos el proyecto. Es importante para esa comunidad que se hable de esa historia, porque al final él fue un símbolo de la resistencia romaní. Todos conocen a Ana Frank como icono judío, pues él existió en el mismo contexto.

—¿A nivel técnico, cómo se consigue mantener el ritmo en un monólogo? Son noventa minutos de atención plena a un solo actor, y además con actividad física.

—[Ríe] Son noventa minutos en los que boxeo, salto a la comba, corro... En todo caso, lo complicado no es tanto lo físico, sino lo mental. Pasar de un personaje a otro exige una gran concentración e implicación. Son dos historias que te piden mucho.

—Ya pasó por el FIOTeen el año pasado. Qué le parece representar esta pieza para estudiantes?

—Es lo que más me gusta. A mí el teatro me salvó la vida, y hacer este tipo de reflexiones para el público joven es necesario, y más en estos momentos en los que la violencia está a golpe de tweet o de fake news.

—Ya lleva unos años girando con esta obra. ¿Qué tal está siendo la respuesta?

—Tuvimos la suerte de estrenar en 2019, en Londres, y pasada la pandemia no hemos parado. Nos han salido fechas hasta noviembre del año que viene. Y justamente acabamos de volver ahora de Londres de estrenar la nueva producción, Poeta perdida en Nueva York, basada en las cartas de Lorca, y fue genial. Ahí estamos, combinando un espectáculo con otro.