Manuel Ángel Bouzas: «Dende o principio souben que a Carballeira poñería Zas no mapa»

Marta López CARBALLO / LA VOZ

ZAS

ANA GARCÍA

«Houbo anos difíciles, nos que o que se facía non daba para o custo», cuenta el que fue el primer presidente del festival y uno de los principales impulsores

11 mar 2021 . Actualizado a las 18:48 h.

El 25 de agosto de 1985 se anunció por primera vez en estas páginas la «I Festa Enxebre da Carballeira», descrita entonces como una «romería campestre» e incluida en los actos de celebración por el Sacramento en Zas. Empanadas, vino y queimada gratuita para los asistentes, el grupo folk Tebre y el de pop-rock Stukas en el cartel y medio millón de pesetas de presupuesto. Apenas unas líneas para un festival en el que nadie confió tanto como el Trompeta. Él, desde el principio, supo «que a Carballeira poñería Zas no mapa». Hicieron falta seis o siete años de fe ciega, pero a partir del 1992 empezó su proyección empezó a ser mucho mayor. Malamente esos chavales podrían imaginarse que en un año pandémico como el 2020 llegaría a declararse Festa de Interese Turístico.

Pero empecemos por el principio, por la persona que prácticamente parió la Festa da Carballeira, por el Trompeta.

Manuel Ángel Bouzas Amado, de 57 años, es de Zas «de toda a vida» y lo del apodo le viene de familia. Hizo la EGB en Zas y después estudió el bachillerato en A Coruña, antes de hacerse cargo del negocio de hostelería que llevó hasta no hace mucho. «Sempre me gustou ese traballo e a relación coa xente», indica. Aunque, ahora, gente joven en Zas no hay mucha. «Xa non queda case ningunha. Ese é o problema máis grande que temos os concellos como Zas, a perda de poboación. Moitos acabarán desaparecendo», lamenta. Hace unos años cambió la hostelería por una empresa de construcción y en esas anda desde entonces.

Muy activo en su juventud, llegó incluso a formar parte de la celebración clandestina de la Corrida do Galo, un festejo muy típico del entroido que el gobernador civil prohibió a principios de los 90. Jóvenes de Zas lo organizaron igualmente durante un par de años pidiendo, entre otras cosas, que se aplicasen estas medidas proteccionistas también a la actividad taurina. «Para sortear esa prohibición faciámolo furtivamente», narra el Trompeta, «pero, visto hoxe, é lóxico que o prohibisen».

El germen de la Carballeira

Muy activo, como decíamos, empezó formando parte de la organización de las fiestas patronales, pero pronto surgió la necesidad de impulsar algo que fuese propio al 100 %, sin tener que ceñirse a las tres o cuatro cosas que se pedían para una verbena. Ahí, en ese grupo de amigos inquietos, nació el germen de la Carballeira. «Comezouse por algo moi, moi, moi pequeniño, por amigos que tocaban. Nas primeiras edicións o apoio foi bo, pero era basicamente de xente de Zas. Non foi ata o sétimo ou oitavo ano cando vimos que a festa podía ter unha proxección importante», cuenta.

Las lluvias de agosto

Al principio, como toda comisión, tenían que organizar actividades durante todo el año para costear el festival, y aun así hubo años en los que no se cubrieron gastos, incluso cuando la cita estaba más que consolidada. Esas lluvias de primeros de agosto son las principales enemigas, pero también el complicado momento que atraviesa el folk.

A día de hoy la música tradicional tiene su público, pero nada que ver con esos años dorados en los que llegaron a entrar 12 o 13 mil personas a la Carballeira. De aquellos primeros festivales pocos subsisten y el de Zas se vio refrendado el año pasado con la declaración de Festa de Interese Turístico. En la práctica, cree el Trompeta, no supondrá un gran cambio, pero sí a nivel promocional: «É importante porque te pon no mapa», considera.

Además de la promoción del folk y de la organización de algo 100 % de casa, uno de los objetivos perseguidos con el impulso de esta fiesta era la recuperación del espacio físico en el que se celebra. Es privado, con varios titulares diferentes, y la primera vez que acudieron allí «había toxos do tamaño dun eucalipto». Actualmente está mejor cuidada, pero les gustaría que llegase a ser de todos algún día: «Oxalá o 40 º aniversario se poida celebrar nunha carballeira xa pública».

En estos años solo ha habido cuatro presidentes: él, Lupe Nieto, David Rial y Fidel Otero. Aunque la figura del presidente es más simbólica que real, pues la filosofía ha sido siempre la de arrimar el hombro todos por igual. El Trompeta lo sigue haciendo, y de hecho reza porque este año pueda llevarse a cabo el festival aunque sea con un formato más reducido o adaptado a las circunstancias. Se quedaron con la espinita de no poder hacer la primera Carballeira de Interés Turístico, pero esperan que este verano las cosas vayan a mejor.

De lo que se siente orgulloso es del trato prestado a las grupos, «un trato personalísimo, facilitándolles sempre a estancia». De eso, y de que nunca hubiese «follóns importantes, máis aló das típicas pelexiñas sen importancia que se dan cando se xunta tanta xente».