Antes de sentarse en un banquillo, los entrenadores de la zona probaron suerte, con mayor o menor fortuna, sobre un campo de juego El entrenador está considerado como un bicho raro que habita en la más absoluta soledad del banquillo y se parapeta en la fortuna de los resultados. Expuesto a las críticas de directivos, aficionados, jugadores y colegas de profesión, sólo encuentra refugio en el árbitro, tan indefenso como él. Sin embargo, y antes de sentarse en un banco, todos le dieron patadas al balón. Descartada pues la opción de suicidio por desconocimiento, sólo queda hurgar en lo más profundo de sus raíces futbolísticas para encontrar el amor tan desaforado que muestran cada fin de semana al sentarse en la bien llamada «silla eléctrica».
13 dic 2001 . Actualizado a las 06:00 h.Nacido en Esteiro en 1958, José Luis Vara está considerado como uno de los mejores jugadores del Deportivo en los ochenta. Capitán del equipo, gracias a su gran movilidad, estatura y disparo llegó a ser máximo goleador de Segunda en la campaña 82/83 con dieciséis tantos, precisamente el año en el que padeció su gran frustración como futbolista, luego de perder con el Dépor el ascenso en el último partido de Liga ante el Rayo. Cumpliría su sueño de la máxima categoría años más tarde, pero con la elástica del Real Betis. También alcanzó sonoros éxitos el técnico del Cerceda, Ramón Piña. El de Buño es el único entrenador de la zona que consiguió llegar a la selección española. Se vistió la casaca nacional como juvenil y sub-20, al lado de futbolistas tan nombrados como Juanito o Arkonada. Además, formó parte de aquel errante Deportivo de los setenta como un central casi inexpugnable. Otros intentaron hacerse un hueco entre la élite en los equipos filiales, pero se quedaron cerca de conseguirlo. Bardanca (Dépor), Berto (Celta), Losada (Compostela) o Floreal (Vista Alegre) son buenos ejemplos. Jesús Martín fue, durante muchos años, un habitual de la Segunda B española. Llegó a Galicia para jugar en el Lugo y recaló posteriormente en el Bergantiños. El destino ha querido que el técnico del San Lorenzo se asentase en Carballo Jugadores de la casa El elemento leal es muy apreciado entre la gente del fútbol, y es fácil su conversión a la faceta técnica. Sil asegura que disfruta más entrenando que como jugador. Ángel López, Suso da Torriña y Santi Núñez han tomado la fidelidad por bandera y nunca se han separado de «sus» Fisterra, Corme y Baio respectivamente. Al igual que Sil, Pedro Vila se retiró a muy temprada edad y representa al entrenador vocacional. «O Deportivo débelle moito a Pedro Vila» se jacta el técnico en tono irónico. Vila entrenó a Arsenio Iglesias en el Penouqueira. El Zorro de Arteixo estaba parado justo antes de fichar por el Dépor y quería mantener la forma.