Una Liga pendular

Murillo EN ROJIBLANCO

CDLUGO

12 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Miro la clasificación de la Liga y observo un dato revelador: entre el segundo puesto (Deportivo, 23 puntos) y el decimotercero (Mallorca, 18) solo hay cinco puntos de distancia. Es decir, doce equipos en un pañuelo, entre la gloria y la nada. El Lugo está a un punto del ascenso y a ocho del descenso. Ganas dos partidos y proclamas tu candidatura a subir. Pierdes esos dos, y te conviertes en un candidato a bajar. ¿Qué lectura se puede sacar de estos paradójicos datos? La primera, que asistimos a una Liga pendular, de ida y vuelta, de auténtico vaivén. Nadie puede sentirse seguro. Quizás en este primer tercio la igualdad es la nota dominante. Cualquiera le gana a cualquiera, y la clasificación no revela favoritos a priori. El campeonato no se ha roto, y el dato muestra la entereza de todos. Incluso los de la zona de descenso se intercalan cada semana con los que les preceden, y todos muestran una fortaleza estimable a la hora de competir. Es más, ni el propio colista Castilla se resigna a serlo de por vida y muestra signos de recuperación. El Tenerife hace lo propio y solo el Barça B acusa síntomas de hundimiento momentáneo. Pero, insisto, son datos circunstanciales. El Lugo ha concluido los dos primeros compromisos de su particular cuesta de noviembre con sendos y discretos empates, frente a Mallorca y Murcia. Coincidiendo con las ausencias por lesión de Pablo Álvarez, Rennella e Iván Pérez, y las indisposiciones de Pablo Sánchez y Álvaro Peña, el balance es aceptable, aunque insuficiente para conservar el segundo puesto. Frente al Murcia, por ejemplo, el equipo mantuvo el nivel, contra el rival más exigente hasta la fecha. Sobre todo en el aspecto físico, los hombres de Setién compitieron en intensidad, pero carecieron del plus de calidad arriba para el desborde, último pase y remate. Ahí estuvieron las carencias, sobre todo cuando los jugadores de más calidad calentaron banquillo o sucumbían en la grada al peso temporal de sus lesiones. Por eso, ante un rival que nos superó en ocasiones, solo cabía cazar un remate aislado para compensar el 0-1, y contar con un portero en racha para abortar los remates. Pita y José Juan cumplieron a la perfección. En los tres próximos compromisos frente a Deportiva Ponferradina, Sporting de Gijón y Deportivo tendremos una evaluación más real de nuestras verdaderas posibilidades, que nunca serán definitivas por una doble razón: la profundidad del calendario y la racha de ausencias que nos asola. No descolgarse de arriba ya sería un éxito para seguir soñando.