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Las rachas definieron al Lugo en dos vueltas totalmente calcadas

M. Pichel LUGO / LA VOZ

CDLUGO

El mediapunta Álvaro Peña avanza con el cuero en un lance del partido contra el Alavés en el Ángel Carro.
El mediapunta Álvaro Peña avanza con el cuero en un lance del partido contra el Alavés en el Ángel Carro. Alberto López< / span>

El equipo cerró con los mismo puntos tanto la primera como la segunda: 27

14 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

En el ambiente general, quedó la sensación de que el Lugo se dejó sus posibilidades de jugar la promoción en la segunda vuelta. Lo que no deja de ser estrictamente cierto, puesto que fueron los últimos resultados los que terminaron de condicionar sus aspiraciones, mientras se desvanecía el sueño de disputar la fase de ascenso, despertando en un final más agónico de lo previsto. Y, sin embargo, las matemáticas no dejan lugar a dudas: el equipo calcó los números en la primera vuelta y en la segunda, sumando en ambas 27 puntos.

Siete victorias, seis empates y ocho derrotas. Son los resultados firmados por el Lugo tanto en el tramo inicial como en el definitivo.

La principal diferencia hay que encontrarla en dónde se consiguieron unos y otros. Pues mientras que en el arranque del campeonato el equipo encontró una vena hipercompetitiva a domicilio, en los 21 partidos del desenlace el Ángel Carro se convirtió en el principal vivero de puntos.

Son los resultados lejos de casa los que permiten a los equipos dar los saltos clasificatorios. Y en la primera vuelta, el Lugo consiguió vencer en La Romareda, el Heliodoro Rodríguez y El Toralín. En la segunda, solo Los Pajaritos fueron conquistados.

Seis sin perder, siete sin ganar

El Lugo firmó un comienzo de campeonato espectacular. En la jornada 14 se encontraba situado en la zona de promoción. Había perdido solo tres encuentros, y venía de encadenar la que, a la postre, se convertiría en su mejor racha del campeonato: seis partidos sin conocer la derrota.

Esos seis encuentros, con tres victorias (ante Córdoba, Sabadell y Ponferradina) y tres empates (Recreativo, Mallorca y Murcia), tuvieron un protagonista realizador: Pablo Sánchez, quien marcó tres de sus cinco goles. Jones, Rennella, Peña y Ernesto hicieron uno cada uno.

Claro que tras ese prolongado destello de sumas, llegó la que supuso la peor racha del equipo: siete sin ganar, coincidiendo con el mismo número de encuentros del final de la primera vuelta. Se les atragantaron los Sporting, Deportivo, Alcorcón, Alavés, Hércules, Eibar y Mirandés. Solo dos puntos, ante eibarreses y deportivistas.

Quizás no tan casualidad, y sí causalidad, es que esos mismos equipos se volvieron a atragantar en el tramo final. En una agónica recta de llegada en la que volvieron a puntuar con el Deportivo en casa, para perder de nuevo contra Sporting, Alcorcón y Alavés. Con el Hércules se pasó de la derrota al empate, pero el caer en la penúltima jornada del campeonato ante el Eibar, a la postre campeón, hizo encender las alarmas de cara al último encuentro. Si se perdía contra el Mirandés, como en la primera vuelta, todo podía suceder. El descenso, en juego.

Hasta ese instante el Lugo había sumado solo tres puntos menos que en la primera vuelta. Pero se le había escapado de forma irreversible lo que entonces, con la misma cifra, acariciaba: la promoción. Afortunadamente las coincidencias se acabaron, y se ganó al Mirandés.