Los vaivenes del 9 en el Deportivo

Fabián Bouzas LA VOZ

CDLUGO

CÉSAR QUIAN

La llegada de Oriol Riera se convierte en el último intento de tratar de encontrar una referencia goleadora en una posición marcada por la inestabilidad

13 ene 2015 . Actualizado a las 09:45 h.

Pese a que el punto cosechado en el Ciutat de Valencia supo muy poco a una expedición deportivista que se fue con la sensación de haber perdido dos puntos, lo cierto es que el encuentro ante el Levante también dejó un cierto poso de optimismo en jugadores, técnicos y afición blanquiazul. Un optimismo que se cimenta en el crecimiento colectivo del equipo, en el cada vez mayor equilibrio y solidez defensiva y la manifiesta superioridad, en juego y en ocasiones, que se mostró ante un equipo llamado a pelear por los mismos objetivos.

Por si todo ello fuera poco, otra de las razones para el optimismo estuvo en el estreno como blanquiazul de la nueva incorporación del equipo, el ariete Oriol Riera. Pese a que apenas pudo contactar con el balón en los 25 minutos de juego que dispuso, técnicos y futbolistas coinciden en que la movilidad, el oportunismo y el olfato goleador del futbolista, puede ayudar mucho al equipo para conseguir el objetivo de la permanencia.

Riki, la última referencia

Lo cierto es que esta temporada ni Hélder Postiga, ni Toché -pese a sus dos goles cada uno- están acabando de cumplir en el apartado goleador y la falta de eficacia de cara al arco contrario está siendo el gran debe del equipo esta temporada. Con su fichaje, el club blanquiazul busca en Oriol Riera una referencia indiscutible en el ataque del equipo, una referencia que se ha echado en falta en el Deportivo, no solo esta temporada, sino en los últimos años, en los que, exceptuando el caso de Riki en la temporada 2012-2013 - en la que el de Aranjuez acabó con 13 goles en 36 partidos-, la posición de delantero centro ha sido uno de los grandes quebraderos de cabeza para técnicos, directivos y aficionados.

Muchos han sido los nombres que han pasado por la punta de ataque en los últimos años, la mayoría de ellos con más pena que gloria y acabando por abandonar el club por la puerta de atrás. La entidad, castigada por su endeblez económica, ha tenido que apostar en las últimas temporadas por jugadores con escaso caché en el mercado y el desembolso en los fichajes ha sido practicamente inexistente.

Desde Taborda hasta Ifrán

Así pues, desde la marcha de Diego Tristán en el 2006, el Dépor apostó por diferentes perfiles de delanteros para encontrar a alguien capaz de consolidarse en esa posición. Lo intentó con jugadores contrastados y con experiencia en la liga española como Bodipo y Mista, también con jugadores procedentes del otro lado del Atlántico como Sebastián Taborda, Omar Bravo o Pepe Sand y lo intentó también mediante la cesión de jóvenes futbolistas que no acabaron de demostrar su potencial y progresión como Nelson Oliveira, Borja Bastón o Diego Ifrán. Ninguno de ellos pudo consolidarse en el club blanquiazul y todos ellos acabaron abandonándolo tras no haber respondido a las expectativas que había generado su llegada.

Ante las penurias económicas, el club intentó buscar en la cantera la referencia ofensiva que no era capaz de encontrar en el mercado de fichajes. En ella encontró a Xisco Jiménez, que si bien estaba llamado a ser esa punta de lanza, su gran temporada 2007-2008 en el Dépor propició su venta al Newcastle, en un traspaso que reportó cerca de 7 millones de euros a las maltrechas arcas herculinas. Pese a que regresó al equipo en dos ocasiones mediante cesión, Xisco tampoco tuvo la continuidad necesaria para ser el referente del equipo.

Además de Xisco, de Abegondo también surgieron las figuras del franco-tunecino Lassad Nouioui -quien pese a jugar más de 100 partidos con la casaca blanquiazul nunca se hizo indiscutible- y, más recientemente, la del burelés Luis Fernández, quien actualmente milita como cedido en el Lugo y en el que se confía que pueda ser una pieza importante del club herculino en los próximos años.

Por todo ello, la llegada de Oriol Riera supone la llegada de una nueva pieza que se espera que encaje en el puzzle de un equipo cada vez más cuajado y definido. Un ariete que pueda ser capaz de responder, con goles, a las expectativas de la grada y así, poder dar el primer paso para poder echar raíces en una posición marcada por las idas y venidas de futbolistas en los últimos años. Demasiados vaivenes en búsqueda del bien más valioso; el gol.