Un golazo de falta del capitán pernite al Lugo salir airoso de Málaga en un partido de escasa calidad
21 dic 2019 . Actualizado a las 18:18 h.Málaga: Munir, Cifuentes, Luis Muñoz, Diego González, Mikel, Keidi Bare, Adrián (Bolahroud, min 88), Renato Santos, Pacheco (Benkhemassa, min 70), Antoñín y Sadiku (Juankar, min 79)
Lugo: Cantero, Leuko (Carrillo, min 86), Peybernes, Djaló, Canella, Seoane, Pita, Borja Domínguez (Campabadal, min 78), Tete (Chiqui, min 78), Herrera y Manu Barreiro
Goles: 1-0, min 12: Sadiku. 1-1, min 102: Pita, de falta directa.
Árbitro: De la Fuente Álvarez, de Castilla y León. Amarillas a los locales Mikel, Luis Muñoz, Me y Sadiku, y a los visitantes Tete, Peybernes, Djaló y Leuko.
Incidencias: Poco público en el estadio de La Rosaleda. Jornada 21 en Segunda División.
Apareció Carlos Pita en la última jugada de un descuento eterno para salvar un punto para el Lugo, que se va de vacaciones con más ventaja sobre el descenso que la que tenía antes de visitar la Rosaleda. Una falta sobre Carrillo al borde del área la transformó de forma magistral el capitán para firmar las tablas en un partido en el que unos y otros dejaron al descubierto sus carencia. Era un partido de urgencias. El triunfo se cotizaba caro para dos equipos con agobios clasificatorios y que venían de ser apeados de la Copa del Rey por dos conjuntos de Tercera División (Escobedo y Sestao). Ganar era una obsesión para disfrutar del asueto navideño con una sonrisa.
Como en Montilivi, no tardaría el Lugo en cometer su primer error grave en la retaguardia. A los 10 segundos de juego Perybernes se equivocó en la salida del balón y afortunadamente para los lucenses enfrente no estaba Stuani. Renato Santos, solo ante Cantero, cruzó demasiado el esférico y este se perdió lejos del poste derecho. En el siguiente fallo no tuvo tanta suerte. El Málaga subiría el primer tanto al marcador en la continuación de un saque de esquina. El esférico le volvió a Renato, que la puso al primer palo y Sadiku, defendido por Manu Barreiro, sacó un remate que se tragó Cantero. Se esperaba una reacción rojiblanca, pero los gallegos no pudieron más que discutir por momentos la posesión del balón a un rival malacitano con mejores ideas ofensivas y más ganas y ambición. Los ataques visitantes morían muy lejos del área por la escasez de efectivos para trenzar acciones con cierto rigor. El primer remate a portería de los visitantes lo hizo Manu Barreiro con la cabeza cerca del ecuador del primer período. Al dominio del Málaga le faltaba brillo, pero sin hacer grandes alardes pudo llegar al descanso con un marcador más ventajoso. En el 36 marcó Sadiku en posición antirreglamentaria y poco después perdonó el segundo luego de otro calamitoso error del Lugo para salvar la presión malacitana. Esa vez fue Borja Domínguez el que hizo el regalo. El Lugo buscaba el empate de forma atropellada, a trompicones, con más voluntad que criterio en sus ataques y lo pudo conseguir ya en el descuento en un centro de Leuko que remató Manu Barreiro sin demasiada precisión ni fuerza. Al descanso, Eloy Jiménez debía leerle la cartilla a los suyos.
Y seguro que lo hizo porque volvieron con otra determinación. Más espabilados. Y en los primeros compases consiguieron fabricar un par de aproximaciones de peligro. La más clara fue un disparo lejano de Herrera que atajó sin grandes agobios Munir. El partido parecía encaminado al empate. Cantero solo aparecía para asociarse con los centrales en la salida de presión y casi toda la actividad tenía lugar en el campo local, aunque sin grandes agobios para Munir.
La inercia del Lugo no la frenó el Málaga sino la lesión del asistente. Djaló lo piso de manera involuntaria en un despeje y el partido estuvo interrumpido unos seis minutos, tiempo suficiente para desactivar a los rojiblancos e inclinar la balanza. El partido entró entonces en un fase soporífera, sin fútbol, continuos parones e impresiones constantes. En medio del tedio, el canterano Chiqui estuvo cerca del gol en un chut desde la media luna del área que despejó con problemas Munir. Cantero y el poste evitaron el segundo gol del Málaga y ya cuando el público empezaba a desfilar frotándose las manos por otra victoria en casa, Carlos Pita exhibió su clase en un golpe franco que había provocado Carrillo.