El técnico sustituirá Juanfran, que también entrenó al equipo rojiblanco
16 jun 2023 . Actualizado a las 22:58 h.El CD Lugo necesita entrenador. El proyecto para la temporada 2023-24, con el equipo en Primera RFEF tras haber descendido, se construirá con mimbres que por ahora se desconocen en buena parte, pero sí sabe que quien los deberá armonizar y encajar no será Íñigo Vélez. El entrenador vasco, que llegó al banquillo rojiblanco en marzo, anunció ayer su marcha de la ciudad.
Su nuevo equipo será la Sociedad Deportiva Ponferradina, que, como el Lugo, también acaba de decir adiós a la categoría de plata del fútbol español. En el banquillo del equipo berciano sustituirá, curiosamente, a otro exentrenador del Lugo, Juanfran. Como Vélez, el entrenador valenciano fue fichado por la directiva blanquiazul para sustituir a David Gallego e intentar corregir un rumbo que parecía destinado al descenso. No lo logró, y la Ponferradina acabó despidiéndose de la Segunda División, igual que el Málaga, el Ibiza y el Lugo. El único, aunque más bien inútil, consuelo del equipo de la capital berciana es haber acabado la temporada como el mejor clasificado de los cuatro descendidos.
Un reto imposible
Cuando, en marzo, Vélez fue presentado en Lugo, con Tino Saqués a su lado, como nuevo técnico rojiblanco, afirmó que era consciente de asumir un reto complicado, aunque aseguró que se veía con capacidad para corregir la situación, y hasta el presidente del club lo llegó a definir como la persona adecuada para poder eludir un descenso que entonces ya era una amenaza totalmente real.
Ni sus buenas intenciones ni un perfil que siempre destacó por valorar en público las capacidades de la plantilla y por elogiar lo bueno que veía en los partidos surtieron ese efecto. La segunda vuelta del Lugo acabó por convertirse en una larga agonía y el equipo acabó hundido en el último puesto: fue el equipo con menos victorias (seis) y con menos goles a favor (27).
Vélez llegó a un Lugo habituado a consumir entrenadores con rapidez. Su predecesor, Joan Carrillo, solamente había conseguido dos puntos en cinco partidos, así que los números del preparador vasco fueron un poco mejores. Mientras tanto, su marcha deja abierta la puerta a que la sucesión de técnicos a las orillas del Miño siga con el vertiginoso ritmo de los últimos años.
Hernán Pérez y Fran Justo, otros dos ejemplos de un banquillo que quemaba
En el verano del año pasado, a Lugo llegaba Hernán Pérez. Su experiencia era variada, pero no incluía la Segunda División: procedía del Real Madrid juvenil y había entrenado a varios clubes de Segunda B. Sin embargo, su estreno en la categoría de plata estuvo lejos de ser agradable: sus 16 jornadas como técnico rojiblanco solo le sirvieron para conseguir 14 puntos. Cuando dejó el puesto, el equipo estaba más cerca de seguir por la cuesta abajo hacia el descenso que de escalar a la plácida zona media.
Quien también tenía, aunque con algunos años menos, experiencia en categorías inferiores era su sucesor, Fran Justo. El entrenado ourensano aceptó el reto de dejar al Arenteiro, inesperado pero firme líder en Primera RFEF, y de convertirse en el técnico que alejase al Lugo de un descenso que empezaba a carcomer a la afición rojiblanca. Dos meses después dejaba el cargo, y su marcha lo privaba de prolongar en una categoría superior la condición de entrenador revelación que sí había tenido en O Espiñedo.
Ellos, como luego Carrillo y Vélez, fueron la demostración de que el banquillo lucense echó chispas durante meses hasta quemar a quienes lo probaban.