Fran Mérida: «El tren del Arsenal fue el más ilusionante que me pasó en la vida»

CDLUGO

Óscar Cela

El jugador del Lugo ve a su equipo en buena disposición y con mimbres para ir hacia arriba

06 feb 2024 . Actualizado a las 19:47 h.

A la larga experiencia y el talento que aún conserva Fran Mérida (Barcelona, 1990) se agarró el Club Deportivo Lugo en el mercado invernal para reactivar la ilusión de su hinchada y dar un impulso a un equipo atascado en tierra de nadie. Ante el Real Unión, con más antelación de la prevista, ya hizo su debut con la elástica albivermella.

—En su presentación prácticamente se había descartado para el partido, por el poco tiempo que llevaba y por la falta de ritmo de competición. ¿Fue una sorpresa viajar a Irún y estrenarse ya?

—Más que descartarme, intenté ser transparente. La realidad es que llevaba unos meses sin competir. A partir de ahí, es verdad que en los entrenamientos me he encontrado bastante bien y mi predisposición fue siempre entrar cuando el cuerpo técnico lo creyera conveniente. En las primeras semanas hay que ir con cuidado para que el cuerpo vuelva a adaptarse a la competición.

—Jugó el último cuarto de hora. ¿Fueron buenas las sensaciones?

—A nivel de piernas y de sensaciones físicas, bien. Salí muy contento por poder debutar y poder ayudar, si bien me gustaría hacerlo con una victoria. Competimos bien y solo nos faltó ese gol que nos hubiera dado el triunfo.

—Lucas Díaz fue el mejor. ¿No dan por bueno el empate?

—Lucas hizo varias paradas muy buenas, especialmente la de la falta lanzada por Oyarzun, quien posiblemente tenga el mejor balón parado de la categoría. El equipo estuvo bien defensivamente, pero, francamente, también creo que tenemos capacidad para más.

—Las cifras goleadoras del Lugo son muy pobres. ¿Insiste Paulo Alves en mejorar las prestaciones ofensivas?

—Sí, sí, por supuesto. Y vamos a encontrar la solución porque hay mimbres. Con el paso de los días y de las semanas seguro que vamos a ir a mejor en este aspecto. Estoy convencido. También creo que es un tema mental, de ser agresivos en el área contraria igual que lo somos en la nuestra.

—Siendo un crío salió de la cantera del Barcelona para fichar por el Arsenal. Fue un traspaso polémico. ¿Cómo recuerda aquello?

—Tenía casi 16 años y los recuerdos son de todo menos polémicos. Recuerdo a mis padres muy nerviosos porque era un cambio muy brusco para mí y para la familia en general, pero también muy ilusionados porque se me abrían las puertas de lo que siempre había soñado. El tren del Arsenal fue el más bonito e ilusionante que me ha pasado en la vida.

—Digo polémico porque un par de años después la Justicia obligó al Arsenal a pagar 3,2 millones de euros al Barcelona.

—Sí, así fue. El Barcelona reclamó los derechos de formación. Fue un proceso largo en el que yo siempre estuve al margen y asumieron más mis padres. Yo era un niño y me protegieron.

—¿Cómo describiría su experiencia en Londres?

—Como una experiencia de vida. La gente me pregunta principalmente por el Arsenal y la Premier. Fue una suerte poder estar cuatro años en uno de los mejores clubes del mundo, pero yo voy más allá y también valoro mucho que volví de allí sabiendo otro idioma, conociendo otra cultura y con la mente más abierta. Deportivamente también aprendí muchísimo, así que es un lugar y un club que estarán de por vida en mi corazón.

—Con solo 20 años fichó por el Atlético de Madrid. Como colchonero confeso, ¿fue el momento más feliz de su vida deportiva?

—No, no lo fue. Cuando firmé allí lo hice convencido, pero sin pensar en nada más que en el sentimiento que yo tenía hacia el club. Sabía que en Londres y en el Arsenal dejaba un lugar muy especial. Aunque por circunstancias no pude mostrar todo lo que creo que tenía dentro, no me arrepiento en absoluto porque pude ganar un título con el equipo del que soy aficionado y sacar conclusiones positivas.

—¿Las experiencias en Portugal y Brasil son las que le traen peores recuerdos?

—Diría que sí. Fueron situaciones muy parecidas. Cuando llegué a estos equipos (Braga y Panaerense) me di cuenta de que había habido por mi parte más interés que el propio deportivo. Fueron decepcionantes. Me encontré con entrenadores que no me conocían, ni sabían quién era, y que no contaban conmigo. No me dieron continuidad para demostrar que podía ayudar y jugar mucho más. Son situaciones que te depara el fútbol y aprendí de ellas Un aprendizaje más.

«Espero alcanzar aquí el punto álgido de mi carrera»

Desde que firmó su primer contrato profesional con el Arsenal con 16 años, Fran Mérida ha competido siempre en la élite o las puertas y con numerosos clubes nacionales e internacionales.

—¿Dónde alcanzó el punto álgido de su carrera?

—Espero alcanzarlo aquí, en el Lugo. Hasta el día de hoy, en la Sociedad Deportiva Huesca y en el Osasuna, sin duda.

—En el conjunto navarro fue donde más raíces echó. Cuatro temporadas y más de 100 partidos en Primera y Segunda.

—Fueron cuatro años muy buenos. Es el club, junto con el Arsenal, en el que más tiempo he estado. Lo digo siempre, el Osasuna es un club maravilloso. Encontré un equipo muy familiar y un grupo de compañeros formidable. Se formó algo más que un equipo de fútbol. Y después está todo lo que envuelve al club, su afición, su estadio... Soy un afortunado por haber jugado allí.

—Si experiencia de vida fue la de Londres, la de China lo sería un poco más, ¿o no?

—Sí. Fue un cambio todavía más grande a nivel social. Fue brutal. Es un choque cultural brutal. Me fui allí porque me llegó una oferta económica muy buena, no voy a ser hipócrita, y entendía que en el punto de mi carrera en que me encontraba no debía rechazarla. No era algo que buscaba, pero apareció.

—¿Qué es lo mejor y lo peor del fútbol chino?

—Lo peor, sin duda, los entrenamientos a las tres de la tarde. Te diría que es lo único a lo que no llegué a acostumbrarme nunca. Me despertaba ya a los ocho de la mañana y no tener nada que hacer, entre comillas, hasta las tres de la tarde era un suplicio. ¿Lo mejor? Muchas cosas. Los estadios son buenísimos, siempre están llenos, la seriedad... Y ya fuera del fútbol, el país. Es impresionante. Es tan grande y tiene tanto de todo que parece un continente aparte.

—¿Qué etapa borraría de su carrera?

—Ninguna. De todas he aprendido. De hecho diría que las situaciones más difíciles, como las que yo he vivido en Brasil y Portugal, son las que más te ayudan. Cuando todo va bien es fácil confundirte y creerte más guapo de lo que eres.

«Algo me ha faltado para asentarme en Primera División, pero no sé lo qué»

—Se fue al Arsenal considerado como uno de los futbolistas con mejor futuro en España, pero nunca llegó a acomodarse en la cima. ¿Por qué? La presión, quizás.

—La presión no. No sé el motivo, no tengo explicación, ojalá la tuviera. También te digo que yo nunca me etiqueté como una joven promesa de nada. Es verdad que en Primera División nunca llegué a asentarme ni a ofrecer un gran rendimiento y eso quiere decir que algo me ha faltado. Bajo mi punto de vista, en Segunda División sí creo que he tenido un buen rendimiento. Y lo digo desde la modestia.

—¿Siente que las puertas del Barcelona se le cerraron para siempre con su marcha al Arsenal?

—Para nada. Mira Jordi Alba, Piqué, Fábregas... Nunca se dio el volver al Barça porque nunca tuve el nivel para jugar en el primer equipo del Barça.

—Tuvo muchos y grandes maestros en el banquillo. ¿A quién destacaría?

—Por suerte he tenido muchos y muy buenos. Obviamente voy a decir que fue una suerte trabajar tantos años a las órdenes de Arsène Wenger en una etapa muy importante de mi vida. Además, fue él quien me hizo debutar como profesional. Otro muy especial para mí fue Juan Antonio Anquela. Conectó conmigo como un padre. Fue una relación como la de un padre y un hijo. Me metía mucha caña, quería exprimirme a tope e incluso a veces discutíamos en los entrenamientos, pero fue el entrenador que más confió en mí.

—¿Y el compañero con más calidad?

—Si digo uno me voy a dejar a muchos. Pero a ver... Siempre he sido muy fan de Cesc Fábregas. Y luego diría Miguel de las Cuevas, del Osasuna. He visto pocos jugadores con su calidad.