Cada temporada futbolera lleva implícita varias. Me refiero a los momentos que se viven a lo largo de los casi nueve meses que se alarga dicha competición. Ganas tres partidos seguidos y las expectativas suben como la bolsa, pierdes tres y la perspectiva ya no es la misma. Y pasa en todas las categorías y en todos los equipos del mundo. Lo complicado es acertar con la medicina que utilizas en cada tramo liguero cuando las dudas aparecen porque lo que vale para un momento, es veneno para otro.
Los técnicos siempre aplican la misma palabra; trabajar, trabajar y trabajar. Sin duda, es lo correcto, la cuestión es visibilizar, visualizar y acertar para volver a ganar. Recuperar el ánimo, potenciar y reforzar lo positivo, y centrarse en la mejora de lo que antes se hacía bien y ahora no.
El colectivo, el equipo, es muy importante pero no nos olvidemos que la mejora individual técnica, táctica, física y mental es lo que va a dar el impulso necesario para que el grupo avance.
Hay ocasiones en que volver a la casilla de salida no es mal fármaco para recuperar la versión que le condujo a alcanzar un rendimiento óptimo a cada jugador. También pasa por la mirada interior individual para emprender la mejora. Sin duda necesita ayuda externa también, sus propios compañeros y por supuesto los técnicos que son los encargados de reconducir y apoyar su predisposición.
Son en definitiva estos últimos los que manejan la información, los datos y especialmente los que conviven a diario con cada uno y los que pueden revisar el rumbo, repasar la dirección y considerar la ruta por si fuera menester alguna variación en la idea, el planteamiento y en el diseño general del equipo.
En el césped, pocas dudas, se presentaba el líder e hizo valer su condición. Marcó el ritmo con balón y sin él porque cuando el Lugo disponía del esférico, el adversario lo defendía haciéndole jugar a una velocidad excesivamente alta y la precipitación era una constante. No era el día, ni el adversario. Pero cuando no sumas, se resta, cuando encajas, empequeñeces, cuando te ves debilitado, la desconfianza aparece. Esta es la situación y el momento. Volver a recuperar la energía, recobrar el carácter, restablecer la confianza. Regresar al inicio.