
Los vigueses, afianzados a domicilio, buscan el primer triunfo en casa en una cita abierta
09 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.El Celta regresa a casa henchido por su victoria en el Pizjuán y apurado por alcanzar el triunfo en Balaídos al séptimo intento. Con una oportunidad de oro de hacerse con un colchón de seguridad con respecto al descenso y con la premisa de encadenar antes del parón dos triunfos consecutivos por primera vez. Para conseguirlo, le espera un partido con más riesgo del que pinta la clasificación. Todos recelan de la etiqueta de colista de un Rayo con más fútbol del que dice su estadística. Un rival incómodo, que le discutirá el balón y que saldrá a tumba abierta.
Balaídos se prepara para un partido sin tregua, en donde el Celta tendrá como primera premisa hacerse con el esférico para desarrollar su juego a través de la posesión. No será fácil. Si el Rayo le ha quitado el balón al Madrid y al Barça, parece más factible que se lo haga a los celestes.
Pero en este duelo a campo abierto, el Celta ha exhibido un punto más de músculo defensivo. El Rayo ha naufragado en errores de bulto cada vez que el rival supera sus líneas, pero el colectivo de Luis Enrique demostró en Sevilla que también ha aprendido a jugar sin balón, a vivir del orden y la intensidad defensiva. Un asunto que puede ser capital para capear el temporal si Trashorras, que vuelve a Vigo por segunda vez, es capaz de hacerse con la batuta del partido.
Los locales cuentan además con un plan B, el juego directo que ensayaron a lo largo de la semana. Lanzar balones largos a la espalda de la defensa puede ser una alternativa de emergencia ante los vallecanos, que rara vez van a llegar de ese modo a los dominios de Yoel.
En función del buen momento a domicilio, nada indica que Luis Enrique vaya a hacer más cambios en el once que el necesario. Con Cabral fuera por un esguince, recuperará su sitio en la zaga David Costas después de tres partidos en el banquillo. El argentino le daba un punto de intensidad y contundencia que el chapeleiro debe igualar a la carrera.
Los diez restantes deberían ser los mismos del Pizjuán incluido Santi Mina, que ante la zaga hispalense ofreció su mejor versión con el primer equipo. De confirmarse, Rafinha Alcántara tendría que partir un segundo partido consecutivo en el banquillo. Es la única pieza que le falta por engranar a Luis Enrique dentro de un Celta que comienza a estar definido tanto en hombres como en idea de juego con sus correspondientes variantes.
Los vallecanos llegan con la urgencia de abandonar el farolillo rojo, pero convencidos de que su idea de juego les sacará del atolladero más pronto que tarde. Paco Jémez, que dijo esta semana que los resultado le dan exactamente lo mismo, no dará un solo paso atrás. Contará con su grupo habitual para confeccionar su mejor once.
Será un test de altura para confirmar que la mejor versión del Celta está en camino. Porque a domicilio ya ha quedado demostrado, pero la duda sigue estando en Balaídos. Los vigueses afrontan la cita tras encadenar tres derrotas consecutivas en casa y 421 minutos sin ver portería. Estadísticas todas ellas ávidas de un cambio radical.
Para quitar presión Luis Enrique ya ha dicho que le da igual en donde consiga los puntos de la permanencia, pero el público celeste está loco por salir de Balaídos con una sonrisa de las grandes.
Costas, por el lesionado Cabral, se perfila como la única novedad ante el Rayo Vallecano