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Isabel Aguirre o cómo reconciliar paisaje y persona

santiago / la voz

CIENCIA

Álvaro Ballesteros

La arquitecta gallega recibió el Premio Josefa Wonenburger de mujer y ciencia

20 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Es una de las grandes expertas de la relación entre paisaje y arquitectura. Y de como es necesario reconciliar esta cultura paisajística con el hombre y la mujer. Realizó trabajos en la Ribeira Sacra y en el entorno del mosteiro de Caaveiro, un trabajo que le valió un premio europeo. Pero ayer recibió en el Gaiás un reconocimiento no a una de sus obras sino a su trabajo como mujer y científica. La arquitecta Isabel Aguirre recibió el Premio María Josefa Wonenburger 2015, un galardón que desde el año 2006 resalta a aquellas mujeres que dedican su vida profesional a algún campo específico de la ciencia o la tecnología.

En el acto de entrega el presidente de la Xunta, Núñez Feijoo, aprovechó para recordar una de las lacras que en los últimos días han vuelto a saltar a las páginas de los periódicos, la violencia de género. El titular del Ejecutivo animó a rebelarse con la ley, la educación y la presión social contra este tipo de violencia machista y lograr la plena integración laboral de las mujeres.

El premio lleva precisamente el nombre de una matemática gallega, Josefa Wonenburger, pionera en derrumbar barreras para la plena equiparación de la mujer y el hombre en todos los ámbitos. Un ejemplo «dos que non caducan axiña», dijo Feijoo, y al que se suma Isabel Aguirre «capaz de transformar soños en realidades que fan a vida máis grata, e o noso país máis fermoso». Immaculada Paz Andrade, Tarsy Carballas o María José Alonso fueron otras de las científicas premiadas.

Experta en paisajes culturales

De Vilagarcía de Arousa, Isabel Aguirre de Úrcola estudió en A Coruña Arquitectura y es directora de la Escola Galega da Paisaxe de la Fundación Juana de Vega. Premio nacional de arquitectura Manuel de la Dehesa, logró el reconocimiento tras rehabilitar el parque Bonaval de Santiago, que hizo en colaboración con Álvaro Siza.

Este mismo año acaba de recibir el premio europeo de intervención en patrimonio arquitectónico por la recuperación paisajística del entorno del monasterio de Caaveiro. Pero su contribución a Galicia y a la ciencia es fructífera. Su obra llegó a Harvard en el año 2000 con la exposición Los 15 mejores paisajistas de Europa. Su apego a la comunidad se refleja en su labor como presidenta de la Irmandade da Ribeira Sacra, para recuperar y promover los valores culturales y paisajísticos de esta comarca o en la rehabilitación de A Illa das Esculturas en Pontevedra, una iniciativa pionera en España.