En el futuro podría beneficiar a pacientes con melanoma metastásico como Michael Robinson
30 may 2019 . Actualizado a las 18:30 h.Michael Robinson acaba de confesar que sufre un melanoma metastásico y cifra en un 35 % sus posibilidades de supervivencia. Hace menos de diez años apenas tendría ninguna con su cáncer de piel en fase avanzada y expandiéndose por otros órganos. Ahora al menos puede pensar en un futuro. Y lo puede hacer gracias a la inmunoterapia, la terapia que permite activar las células del sistema inmune para que ataque las células tumorales y de la que se han aprobado tres tipos distintos en España, en función del perfil de cada paciente. Aún queda un largo camino por delante con distintos retos que superar, pero en esta carrera para vencer el melanoma España empieza a posicionarse.
Lo ha hecho con la primera inmunoterapia creada y desarrollada enteramente en España, cuyos positivos resultados en el primer ensayo clínico en humanos se acaban de presentar en el Congreso Europeo de Oncología Médica. El tratamiento, que promueve y desarrolla la empresa Bioncotech, surgió a partir de la investigación básica que culminó la investigadora gallega del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) Marisol Soengas en el 2009, con su presentación en la revista científica Cáncer Cell. A partir del hallazgo ayudó a crear y financiar la empresa, que en un primer momento dirigió uno de sus doctores. Pero el CNIO decidió licenciar la patente a Bioncotech y Soengas ya no guarda relación con la compañía, que diseñó el compuesto que ahora se aprueba para el melanoma, el BO-112, a partir del B-110 surgido en el laboratorio público.
«Es la primera vez que una investigación surgida en el CNIO llega a un ensayo clínico en el que se puede medir su eficacia», destaca la científica gallega.
Es solo el principio y muy probablemente Michael Robinson no se podrá beneficiar del nuevo tratamiento, pero si se cumplen los pasos con el mismo éxito que hasta el momento sí lo podrán hacer muchos otros pacientes. En el ensayo clínico, dirigido por los hospitales Gregorio Marañón de Madrid y la Clínica Universitaria de Navarra, en colaboración con el hospital Ramón y Cajal, se comprobó que el compuesto, que se administra mediante una inyección directamente al tumor, consiguió controlar la enfermedad en el 58 % de los casos y reducir el tumor el tamaño del tumor en un 17 %. Se ha probado para el melanoma, pulmón y riñón, en los que se vio que el fármaco es seguro y que no provoca efectos secundarios graves, el objetivo principal de los estudios iniciales, pero también se vio que mostraba efectividad.
«Un gran salto»
«Es un gran salto para esta investigación promovida y desarrollada por investigadores de nuestro país y que abre nuevas posibilidades de tratamiento», según destacaron los hospitales implicados en un comunicado. «El resultado fue impresionante, porque en la fase I se prueba la toxicidad, pero también se pudo comprobar la eficacia en pacientes que no respondían a ningún otro tipo de terapia y que estaban muy enfermos», subraya Marisol Soengas.
El compuesto, por un lado, sortea los frenos del sistema inmune, engañado por las células tumorales para que no las reconozca como un enemigo al que atacar. De esta forma las reconoce, pero eso por sí solo no es suficiente. Así, en un segundo paso, moviliza a los linfocitos para que ataquen al cáncer. «Podría decirse -explica Soengas- que pone en marcha el mecanismo de acción que moviliza a las tropas, los linfocitos, para destruir el tumor». La científica destaca especialmente el hecho de que la investigación fue liderada por mujeres, tanto en su fase inicial, en la que ella lideró los trabajos, como en la final. De hecho, directora general de Bioncotech es otra mujer, Marisol Quintero.
Análisis
Cuando el sistema inmune es el que ataca al tumor
La inmunoterapia, que utiliza el sistema inmune del paciente para destruir las células tumorales, no solo ha llegado para quedarse, sino que desde hace aproximadamente cinco años ha iniciado una auténtica revolución en el tratamiento. Y lo mejor aún está por llegar. «Estamos viviendo un momento único y, aunque aún nos queda mucho por recorrer, la velocidad de los nuevos avances es vertiginosa», destaca la oncóloga Rosario García Campelo.
Aunque este tratamiento se puede utilizar en algunos casos de forma única, lo habitual es que se combine con terapias dirigidas, en las que se corrigen las mutaciones específicas provocadas por determinados tumores en función del perfil genético del paciente, o con las convencionales quimioterapia y radioterapia. Sus indicaciones, en cualquier caso, son cada vez mayores y si en principio se empezó aplicando para el melanoma, donde hasta el momento se han obtenido los resultados más espectaculares, también está aprobado el tratamiento para uno de los subtipos de cáncer de pulmón más comunes; para los tumores de cabeza y cuello y para los genitourinarios. Pero poco a poco se irá extendiendo a muchas otras variedades oncológicas.
En el caso del melanoma en España están aprobadas para su uso en pacientes tres tipos de inmunoterapias: Trametinib, Cobimetinib y Selumetinib. «Se están ensayando muchas otras, por lo que es probable que dentro de no mucho tengamos un arsenal terapéutico mucho mayor», destaca Hugo Vázquez, el jefe de Dermatología del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS), quien también destaca que los nuevos avances permiten dirigir la terapia exclusivamente a las zonas afectadas por el tumor. Quedan, sin embargo, aún importantes desafíos por resolver. Uno de los principales, según coinciden Rosarío García Campelo y Marisol Soengas, pasa por el desarrollo y validación de biomarcadores que permitan realizar una selección más precisa de los pacientes que puedan beneficiarse de esta estrategia terapéutica. O, lo que es lo mismo, determinar en qué pacientes funciona un determinado tipo de inmunoterapia y en cuáles no. También es preciso reducir los efectos secundarios que se presentan en algunos casos.
Aclaración
A pesar de lo que se pudo sugerir en anteriores versiones de los titulares de la información, en ningún momento se asegura en este texto que Michael Robinson vaya a ser tratado con esta terapia.