Minia Manteiga, catedrática de astrofísica: «Aún pido deseos a las estrellas»

CIENCIA

ANGEL MANSO

Enamorada del mar y de Canarias, la profesora gallega no cree descabellado que haya vida fuera de La Tierra

08 mar 2022 . Actualizado a las 13:09 h.

Después de una hora de charla con Minia Manteiga (Negreira, 1963), me siento un poco más sabio. En su despacho de la escuela de Náutica de A Coruña, donde conviven doctorados con naves como el mismísimo Halcón Milenario, esta mujer de habla pausada imparte verdad sobre lo importante. Y también sobre las estrellas.

—No le reconozco el acento.

—Es una mezcla de Venezuela y Canarias...

—Sé que viaja con frecuencia a Canarias pero ¿lo de Venezuela?

—Mis padres son de Negreira, emigraron a Venezuela y tuvieron a sus hijos allí, aunque yo, por casualidad, nací en Santiago. Hasta los 13 años viví en Caracas y guardo un recuerdo muy grato: me gusta mucho el clima tropical, los colores, la playa.

—¿Por qué eligió la astrofísica? Suena muy difícil.

—Cualquier profesión, si profundizas, es difícil. A los que nos gusta la física nos gusta entender el porqué de las cosas. Hay que tener mucha curiosidad y mucho tesón. No son carreras memorísticas: te dan unas herramientas y debes resolver problemas con esas herramientas. La astrofísica se dedica a entender cómo funcionan las estrellas, cómo es la configuración del universo... Para eso observamos el cielo y formulamos teorías.

—Casi nada.

—Yo era aficionada a Cosmos, aquella serie de Carl Sagan y elegí esta especialidad porque me interesaban las estrellas. Y me fui a Tenerife, donde empezaba la especialidad. Solo éramos siete alumnos y dos de ellas éramos gallegas.

—¿Le resultó sencillo?

—El primer año en Santiago lo pasé fatal porque no entendía nada. Me costó, pero saqué muy buenas notas. Luego fue mejor.

—El hecho de ser mujer ¿le complicó las cosas?

—No sentí discriminación aunque sí algo de paternalismo, aunque sé de compañeras que lo han pasado mal. Siendo profesional aquí en la escuela sí que he tenido alguna cosilla de acoso de algún compañero, de falta de respuesta por parte de la Universidad... ese tipo de cosas. La discriminación existe, sin duda. Está en la cabeza de todos, es inconsciente.

—Vida en otros planetas. Es un poco friki eso, ¿no?

—En absoluto. Hay mucha gente buscando señales a través del proyecto SETI, señales de radio, frecuencias que no pueden explicarse naturalmente. Hasta ahora no han tenido fortuna y es muy difícil que la tengan. Pero la astrobiología es una disciplina nueva que ha surgido hace pocas décadas y que aborda las condiciones en las que se desarrolla la vida. Hemos conseguido sintetizar compuestos orgánicos complejos que existen en el medio interestelar; los hemos encontrado en el entorno de estrellas en formación o que tienen polvo a su alrededor.

—Polvo de estrellas...

—Es que hay una teoría que dice que la vida en la Tierra tiene su origen en la llegada de compuestos orgánicos de este tipo. La astrobiología busca ambientes planetarios donde pueda darse esa vida. Dentro del sistema solar se sabe que en Titán hay océanos donde podría proliferar cierto tipo de vida. Y también se estudian atmósferas de otros planetas fuera de nuestro sistema. Ya tenemos un recuento de más de cuatro mil. Algunos tienen metano, otros tienen agua... No hemos encontrado vida, pero sí donde se pueden dar las condiciones.

—Hay un argumento de ciencia ficción muy común: agotamos los recursos de la Tierra y salimos a colonizar otro planeta. ¿Se hará realidad?

—El problema es la parte tecnológica, que no está resuelta. Los astrofísicos podemos detectar planetas y estamos pendientes de detectar clorofila, que sería genial. Pero tener una fuente de energía que nos permita viajar entre estrellas es un tema pendiente y difícil de resolver. Podríamos terrificar Marte, aunque no sé cómo. O crear una colonia en la Luna o en Marte. Eso, tecnológicamente es posible, pero no creo que sea muy agradable vivir en esas condiciones.

—Sí, mejor nos quedamos.

—Es que luego hay cosas increíbles. ¿Sabe que hay empresas que se dedican a estudiar la explotación de minerales en asteroides? Y eso está muy avanzado. Parece que va a ser rentable en los próximos años.

—Usted que ha visto tantas estrellas. ¿cuántos deseos ha pedido?

—Yo veo muy mal, que soy miope, ja, ja. Pero cuando era estudiante en Tenerife, a veces salíamos y nos tumbábamos a ver el cielo, la Vía Láctea... Era impresionante. Es bonito pedir deseos y he pedido muchos. Unos pocos se cumplieron y muchos no. La verdad es que aún pido deseos a las estrellas. Mi afición por la astronomía partió de ahí: de tumbarme y ver el cielo.

—En esas observaciones ¿ha encontrado alguna conclusión profunda?

—En mi profesión hay gente religiosa y separa eso de lo científico. Para mí es imposible. El conocimiento me ha llevado a entender que la vida ha podido tener un origen que se puede explicar y que su complejidad es producto de la evolución. Sabemos que nuestro origen está en las estrellas porque todos los elementos químicos que forman parte de nuestro cuerpo estuvieron en el interior de una estrella en algún momento.

PILAR CANICOBA

—¿Es creyente?

—No. Yo creo en el ser humano y en que hay que tener una ética, ayudar a los demás porque eso nos hará ser felices.

—Volvamos a la superficie. ¿Canarias es el paraíso del astrofísico?

—Totalmente. Yo estoy mirando de comprar un apartamento y retirarme allí. No solo por los telescopios y los observatorios. A mí me encanta por el mar. En el agua soy feliz. Nado y buceo un poco y me encanta. Canarias es el paraíso en muchos sentidos.

—¿Y Galicia?

—Galicia, para observar, no es muy buena. El clima, la humedad, las nubes, la escasez de montañas altas... Pero hay una gran comunidad de aficionados. Nos gusta mirar el cielo, aunque cueste ver lo que hay detrás de la nube.

—¿Cuál es su película de ciencia ficción favorita?

—La que más me marcó fue 2001, Una odisea del espacio. Pero creo que me gusta más El marciano, con Matt Damon.

—De fútbol nada, ¿no?

—Nada.

—Dígame cuatro palabras que la definan.

—¿Por que no las dice usted, que ya lleva un rato hablando conmigo?

—No cuela.

—Ya, pues me siento bien ayudando a los demás. Intento ser honesta, soy tenaz, creativa y soy muy despistada.

—Eso se le supone a todos los científicos, ja, ja.

—Lo mío es patológico y no es agradable. Puede resultar simpático, pero cuando te vas dejando el bolso por ahí, un hijo...

—... ¿Se ha dejado un hijo por ahí?

—He vuelto a por un hijo alguna vez. Cuando eran pequeños.

—¿Qué le gusta hacer cuando tiene tiempo?

—Me gusta el mar y viajar. Pero viajar de verdad, por placer.

—Un lugar en el que se sienta feliz.

—En la playa de Espiñeiro, por ejemplo. En Oleiros. Un día de sol con poca gente.

—Si pudiera viajar en el tiempo ¿hacia dónde iría, hacia delante o hacia atrás?

—Hacia delante.

—Una canción.

Here Comes the Sun, de los Beatles.

—¿Lo más importante en la vida?

—Sentirse bien y hacer sentir bien a los que están a tu alrededor. Sin traicionarte.