Con zinc y el quitosano que tienen en sus cáscaras se puede elaborar una pila que se descompone en cinco meses
02 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.El avance de las energías renovables y los vehículos eléctricos está aumentando la demanda de baterías, que no siempre son sostenibles, pero un grupo de científicos estadounidenses ha encontrado una solución en los caparazones de los cangrejos. Se trata de una batería realizada con zinc y un electrolito biodegradable extraído de las cáscaras de ese crustáceo, según publica Matter.
Las baterías utilizan un electrolito para transportar iones entre los polos cargados positiva y negativamente, el cual puede ser un líquido pasta o gel, para lo que muchas pilas usan productos químicos inflamables o corrosivos.
Los separadores de polipropileno y policarbonato, muy utilizados en las baterías de iones de litio, tardan cientos o miles de años en degradarse y aumentan la carga medioambiental, según Liangbing Hu, investigador de la Universidad de Maryland y firmante del estudio.
La nueva pila, que según el equipo podría almacenar energía procedente de fuentes eólicas y solares a gran escala, utiliza un electrolito de gel hecho de un material biológico llamado quitosano. Hu explicó que se trata de un producto derivado de la quitina, la cual procede de muchas fuentes como las paredes celulares de los hongos, las plumas del interior de los calamares y los exoesqueletos de los crustáceos.
Estos últimos son la fuente más abundante de ese compuesto, presente tanto en cangrejos como gambas y langostas, que pueden obtenerse fácilmente de los desechos del marisco.
Un electrolito biodegradable significa que unos dos tercios de la pila podrían ser descompuestos por los microbios. El que usa esta batería se descompone por completo en cinco meses, lo que deja solo el componente metálico, en este caso el zinc -en lugar del plomo o el litio- que podría reciclarse. Este mineral es más abundante en la corteza terrestre que el litio y, «en general», las baterías «bien desarrolladas» que usan este componente «son más baratas y seguras», dijo el investigador.
Esta pila de zinc y quitosano tiene una eficiencia energética del 99,7 % tras 1.000 ciclos de batería, «lo que la convierte en una opción viable para almacenar la energía generada por el viento y la energía solar para transferirla a las redes eléctricas», concluye.