El proyecto Walk, desarrollado por el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo y la Universidad de Elche, ha logrado diseñar interfaces cerebrales para mover exoesqueletos robóticos
15 sep 2022 . Actualizado a las 16:49 h.Investigadores del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo y de la Universidad Miguel Hernández, de Elche (Alicante), han conseguido desarrollar interfaces cerebrales para controlar un exoesqueleto robótico que ayuda a caminar a personas con lesión medular incompleta.
El proyecto, denominado Walk se puso en marcha en el 2019 y podría suponer el final de las sillas de ruedas. La investigación se basa en el uso de exoesqueletos -dispositivos robóticos que se colocan de forma externa en las extremidades del paciente y permiten asistir en cualquier movimiento- y de una interfaz que registra la actividad cerebral. Según la ingeniera biomédica Laura Ferrero, que ha experimentado con esta interfaz, «intentamos discernir dos tipos de estado mental, uno relacionado con el relax y otro con la imaginación motora. De esta forma, cuando un paciente imagina que se mueve, asistimos a su marcha y activamos el exoesqueleto para que se produzca una especie de rehabilitación».
Imaginar que andamos
Para ello, es preciso que el paciente se involucre poniendo en marcha su imaginación motora y visualizando que sus piernas se mueven. «Se ha demostrado que cuando imaginamos un movimiento, a nivel cerebral se producen unos cambios muy parecidos a cuando efectuamos un movimiento real», indica Laura Ferrero.
«Lo que nosotros hacemos es ver qué cambios se producen a nivel cerebral cuando una persona imagina ese movimiento y, con ello, conseguimos que el exoesqueleto responda a esa imaginación», añade esta ingeniera biomédica. De este modo, se favorece la neuroplasticidad, una propiedad del sistema nervioso para generar nuevas conexiones neuronales y compensar las conexiones perdidas.
Casco con electrodos
El proyecto Walk también se basa en un casco dotado de electrodos que registran la actividad cerebral del lesionado medular. Un casco, fabricado por la compañía barcelonesa Neuroelectrics, que permite registrar la actividad neuronal y estimularla. Según el ingeniero electrónico Vicente Quiles, que también se ha implicado en este proyecto, «un solo electrodo capta millones de neuronas y aquí es preciso que el paciente que se coloca este casco «tenga un gran control mental para imaginar su movimiento sin mezclar otro tipo de ideas». En opinión de este investigador, este tipo de proyectos pueden suponer el final de las tradicionales sillas de ruedas.
No obstante, el futuro de la investigación en esta materia se dirige a otros campos: sustituir dispositivos externos como el exoesqueleto por otros internos en la médula espinal que la estimulen por debajo del nivel de la lesión. Se trataría de captar la señal cerebral, identificar cuándo la persona quiere andar y un dispositivo colocado en la columna podría estimular por debajo de la zona de la lesión medular justo en el momento que se detectara ese deseo de movimiento.