Belén Riveiro: «Hay que apostar por la ciencia, sin complejos»

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

CIENCIA

Uvigo

La investigadora de la Universidade de Vigo ganó el premio nacional de investigación para jóvenes en la categoría de ingeniería y arquitectura

07 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Belén Riveiro Rodríguez (Cotobade, 1983) ganó el Premio Nacional de Investigación para Jóvenes Matilde Ucelay en el área de ingenierías y arquitectura. Investigadora del grupo de Xeotecnoloxías Aplicadas del Centro de Investigación en Tecnoloxías, Enerxías e Procesos de la Universidade de Vigo, trabaja en mejorar la resistencia de las infraestructuras a eventos extremos, donde lidera proyectos nacionales e internacionales.

—¿Se esperaba el premio?, ¿cómo se siente?

—Sentí una alegría inmensa al escuchar la noticia, y más cuando la compartí con familiares y amigos. El premio reconoce la dedicación a la carrera investigadora, lo que, por supuesto, se extiende al trabajo de mis compañeros del grupo. También siento que un reconocimiento de esta magnitud compensa un poco el esfuerzo personal realizado para recorrer un camino que no siempre es fácil. El premio refuerza mi convicción de que desde la Universidade de Vigo y desde Galicia es posible desarrollar una investigación de excelencia a nivel internacional, pero hay que apostar por la investigación, con perseverancia y sin complejos.

—El jurado reconoce la originalidad e impacto de sus investigaciones, en las que combina diferentes disciplinas para dar solución a retos actuales. ¿Cuáles son?

—La anticipación al colapso de estructuras en servicio es uno de los mayores desafíos a los que nos enfrentamos, puesto que la ocurrencia de eventos extremos suelen acarrear grandes pérdidas, muchas veces incluso vidas humanas. Para contribuir a este reto, nuestras metodologías persiguen el diagnóstico de la estructura basándonos en datos de respuesta que medimos de la propia estructura. Así, fruto de nuestra experiencia en la evaluación de puentes, y la evolución que la inteligencia artificial ha tenido en los últimos años, hemos apostado por combinar ambas disciplinas con el análisis de datos de la propia estructura para llegar a diagnósticos de su seguridad de forma más fiable y eficiente.

—Trabaja en mejorar la resistencia de las infraestructuras ante eventos extremos. ¿Cuáles son las amenazas?

—Los eventos extremos que pueden afectar a nuestras infraestructuras son de origen natural o antrópico. Los primeros incluyen fenómenos meteorológicos repentinos o problemas desencadenados a partir de los primeros, como corrimientos de tierra o modificación sustancial de las temperaturas a las que trabajan las estructuras. Los de origen humana incluyen accidentes, negligencias, vandalismo o actos de terrorismo.

—Aplica modelos 3D para detectar la posible debilidad de las estructuras. ¿Qué aportan?

—Nuestras tecnologías utilizan datos experimentales medidos in situ, adquiridos con sistemas remotos (escaneado láser, fotogrametría,...), así con como acelerómetros o ultrasonidos. Estos datos proporcionan información acerca de la condición actual de la estructura. Con esta información podemos calibrar modelos numéricos que nos permiten cuantificar su nivel de seguridad estructural. Somos capaces de aportar información de vulnerabilidad frente al deterioro de los materiales, condición estructural y, así, cuantificar el índice de fiabilidad y vida útil remanente de la estructura.

—Los puentes son especialmente vulnerables y, creo que dentro de una beca Leonardo, le dieron un proyecto para desarrollar un sistema de alerta temprana aplicando la inteligencia artificial. ¿Puedes explicarlo?

 —La financiación para este proyecto procede de una Beca Leonardo a Investigadores Jóvenes y Creadores Culturales 2021. Mediante estas becas la Fundación BBVA apoya proyectos de investigación científica de vanguardia, que por su alto riesgo, no serían financiados a través de otras convocatorias nacionales.

Carlos Gómez: «Las máquinas podrán conversar con nosotros»

El investigador de la Universidade da Coruña ganó el premio nacional de investigación para jóvenes en el área de matemáticas y TIC

r. romar

«La verdad es que el premio fue inesperado para mi, porque aunque tengo una cierta trayectoria es un premio nacional y hay muchos que lo merecen», reconoce Carlos Gómez Rodríguez (Murcia, 1982) profesor de Ciencias da Computación e Intelixencia Artificial en la Universidade da Coruña (UDC), que logró el premio nacional en el área de Matemáticas y TIC. El investigador, de familia gallega y afincado en Galicia desde los ocho años, ya había obtenido el reconocimiento europeo al acceder al elitista programa Starting Grant y a una prueba de concepto del ERC. ¿Su objetivo? Que las máquinas puedan comunicarse con los humanos.

—El jurado reconoce sus aportaciones al desarrollo de algoritmos que incorporan el lenguaje natural a entornos digitales propios de la inteligencia artificial. ¿Podría explicarlo?

—Trabajo en procesamiento del lenguaje natural, que busca desarrollar sistemas informáticos que sean capaces de comprender hasta cierto punto el lenguaje humano y, así, mejorar nuestra comunicación con las máquinas.

—¿Con qué aplicaciones?

—La traducción automática de un idioma a otro; los asistentes inteligentes; en sistemas que extraen automáticamente información, como, por ejemplo, un sistema que lea un periódico económico y extraiga de información de acciones que han subido o bajado, o que de un historial médico extraiga información sobre la historia de ese paciente.

—También trabaja en el análisis de sentimientos humanos por parte de las máquinas. ¿Podrán llegar a comprenderlos?

—Estos sistemas ayudan a las máquinas a comprender lo que la gente comunica. O sea, si una persona escribe un mensaje y en él se expresa una emoción o un sentimiento ayudan a que la máquina lo comprenda, pero lógicamente lo que no se expresa no lo van a obtener, aunque sí pueden obtener pistas. Existen sistemas, por ejemplo, que detectan el riesgo de suicidio.

—Mucha gente puede pensar que ya hablamos con las máquinas, pero su trabajo va mucho más allá. ¿Qué busca?

—Lo que buscamos es que las máquinas sean capaces de captar el sentido real de lo que decimos, no solo la superficialidad. Por ejemplo, ahora mismo si hacemos una búsqueda en internet nos encontramos con que el buscador tiene una comprensión muy superficial y rudimentaria de lo que le pedimos, en el sentido de que se quedan en el nivel de las palabras individuales.

—¿Podremos entonces en el futuro conversar con las máquinas?

—Sí, seguramente seamos capaces de conversar con una máquina, lo que no quiere decir ni se puede pretender es que esta tenga una comprensión del lenguaje equivalente a la de un ser humano. Eso sí creo que está lejos y tal vez nunca se consiga, porque un humano cuando aprende el idioma lo está vinculando con sus experiencias del mundo real. Un sistema de procesamiento del lenguaje natural lo que hace es descifrarlo, pero no tiene esas experiencias reales vinculadas al lenguaje.

—En esencia se trata de humanizar las máquinas. ¿Podemos hacerlo?

—Conseguir que las máquinas hablen nuestro idioma es acercarlas a nosotros porque nos podemos comunicar con ellas en nuestro propio idioma y que nos entiendan. Por supuesto, todo esto hasta cierto punto, porque ahora mismo no tenemos máquinas que comprendan el lenguaje como un ser humano, pero sí tenemos ya aplicaciones que gracias a una comprensión parcial consiguen resultados.

—¿Tiene Galicia y A Coruña opciones de ser sede de la Agencia Española de Inteligencia Artificial?

—Yo creo que es una candidatura idónea, porque tenemos aquí un gran potencial, tanto en inteligencia artificial en particular como en TIC en general. Tenemos grupos punteros en distintos campos, también tenemos en A Coruña el proyecto de la ciudad de la TIC, que busca integrar el sector empresarial y tecnológico con las universidades y los centros de investigación. Y tenemos un montón de empresas. Yo creo que, desde el punto de vista del potencial de la investigación, somos una candidatura óptima.