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¿Por qué vuelan los tejados?

Alberto López

Félix, Ana, Gisele, Helena... No son los nombres de un grupo de amigos sino que se corresponden con la denominación dada a algunas de las borrascas que han azotado Galicia en los últimos meses y que dejaron tras de sí un rastro de tejados destrozados, árboles caídos y viviendas inundadas

20 mar 2019 . Actualizado a las 12:03 h.

Sea por el cambio climático, porque los inviernos son como antes o porque las construcciones ya no respetan la climatología de Galicia, ahora los daños causados por los temporales o ciclogénesis explosivas en viviendas y todo tipo de edificaciones son cada vez más cuantiosos.

Helena, la última borrasca registrada azotó Galicia con rachas de viento de hasta 90 kilómetros por hora y dejó más de 350 incidencias, según el registro del 112 Galicia. Entre la lista de desperfectos se registraron cubiertas de estructura metálica arrancadas o desprendidas. La tipología de los edificios afectados es variada y va desde cubiertas metálicas de pabellones hasta tejados de viviendas unifamiliares.

Y este tipo de daños se repite cada vez que nos visita una ciclogénesis explosiva. Esta situación no se debe a una querencia del viento por este tipo de tejados sino a la proliferación en los últimos años de este tipo de materiales que se emplea, sobre todo, en edificios de promoción pública con cubiertas de grandes superficies o nuevas edificaciones residenciales.

M.M.

Las razones del uso de las cubiertas de chapa metálica o de panel sándwich suelen ser la rapidez en el montaje y el ahorro de costes en mano de obra. Sin embargo, estas cubiertas no están diseñadas para superar situaciones climatológicas adversas como los fuertes vientos, la condensación o la elevada salinidad, propias de Galicia.

Aunque inicialmente es una solución «económica», a medio y largo plazo el balance es negativo tanto desde el punto de vista del coste del tejado como por los resultados que ofrece para el bienestar de los usuarios, ya sea una vivienda, centro de trabajo o de ocio. Este tipo de cubiertas necesitan un mayor mantenimiento para garantizar la ausencia de humedades o el aislamiento térmico. Además, la vida útil es notoriamente inferior a otros materiales, como la teja o la pizarra. Tampoco ofrece buenos resultados frente a ráfagas de viento fuertes, que suele derivar en que «vuele» el tejado completo. 

Miguel Villar

 Soluciones contrastadas

En el caso de Galicia, lo recomendable en todo tipo de edificaciones es apostar por teja cerámica que ofrece los mejores resultados ante todo tipo de adversidades climatológicas que se registran en la comunidad autónoma, como son la nieve, el hielo, lluvia excesiva, elevadas temperaturas o ráfagas de viento superiores a los 90 kilómetros por hora.

La utilización de la teja para las cubiertas es una solución milenaria y que ha ofrecido magníficos resultados a lo largo de los siglos. Pero por vieja, no deja de ser eficaz, ya que los fabricantes han investigado e innovado para ofrecer los mejores resultados y la mayor durabilidad.

Es el caso de Verea, fabricante gallego de teja cerámica, que garantiza sus productos durante 50 años, siempre que se instalen de acuerdo con el Verea System. Se trata de un método de instalación que aporta la mayor fijación de las tejas mediante ganchos de acero inoxidable y espuma de poliuretano y la ventilación de la cubierta, lo que reduce las humedades por condensación y el deterioro del material a causa de los bruscos cambios de temperatura. Es una solución para la vida.

Las tejas Verea pueden soportar vientos huracanados de hasta 180Km/h, lluvias torrenciales de 360 l/m2 y heladas prolongadas con más de 500 ciclos hielo-deshielo. En el caso de los temporales de nieve, las tejas también se comportan mejor que las chapas metálicas, ya que cuentan con mayor resistencia y capacidad de soportar peso, evitando desplomes por sobrecargas de nieve acumulada en las cubiertas.

Las tejas cerámicas de Verea instaladas adecuadamente añaden, además, prestaciones extra a las viviendas, ya que permiten la ventilación de la cubierta, evitando así las humedades. Por otra parte, la estructura en capas y el uso de la teja sirven como aislantes térmicos y acústicos.

 

Las tejas, elaboradas con arcillas de Galicia, se cuecen a 1.050 grados de temperatura, lo que le otorga condiciones refractarias para soportar las elevadas oscilaciones térmicas ya que, en algunas zonas de Galicia como en la provincia de Ourense, se puede pasar de temperaturas inferiores a cero grados a más de 30 grados en pocas horas. Además, no sufre los ritmos de dilatación y contracción de otros materiales, como la chapa metálica, que acelera su deterioro y provoca filtraciones de agua.

Aunque en la balanza pueda pesar, inicialmente, el menor coste de la cubierta y se opte por la chapa metálica, los resultados a medio y largo plazo recomienda optar por soluciones de teja cerámica para las cubiertas de viviendas, edificios públicos, institucionales o centros de trabajo. En primer lugar, no es lo mismo reponer una docena de tejas que reparar todo el tejado cuando llegan las primeras ráfagas de viento fuerte. En segundo lugar, la chapa o el panel sándwich tampoco ofrece mejores resultados de aislamiento térmico o acústico. Oír llover debe ser una placentera sensación y no una tortura estruendosa cada vez que nos visita una tormenta.