
Los primeros terrenos fueron comprados en 1929 y el recinto iba a llamarse Joaquín Costa La voracidad inmobiliaria estuvo a punto de tragárselo, pero al final pudo salvarse. Durante muchos años permaneció como un descampado, con una cantera que invitaba al suicidio y una estructura del palacete (hoy Casa de las Ciencias) que recordaba a muchos el de Hiroshima después de la bomba atómica. Se trata del parque de Santa Margarita, felizmente inaugurado el 15 de julio de 1977 por el alcalde José Manuel Liaño Flores, que exhortó a los coruñeses a conservarlo con cariño.
04 jun 2000 . Actualizado a las 07:00 h.CARLOS FERNÁNDEZ A CORUÑA Fue en 1929 cuando el Ayuntamiento coruñés adquirió los primeros terrenos del entonces lejano monte de Santa Margarita, con la intención de crear un parque. La ciudad tenía 75.000 habitantes y el presupuesto municipal no llegaba a los cinco millones de pesetas. Fue, precisamente, la limitación presupuestaria la que hizo que la urbanización del recinto, que se iba a llamar parque Joaquín Costa, fuese demorándose. La guerra civil del 36 arrinconó todavía más el proyecto, que renació cuando en mayo de 1947 llegó a la alcaldía Alfonso Molina Brandao. Al año siguiente, el ya prestigiado arquitecto Juan González Cebrián, que precisamente había obtenido el Premio Nacional de Arquitectura con un trabajo sobre los jardines españoles, presentaba un ambicioso proyecto sobre el parque de Santa Margarita. En una entrevista aparecida a primeros de diciembre en la prensa local, señalaba González Cebrián: «El parque constará en su conjunto de los siguientes elementos: parque periférico, Parterre, Escalinata, Jardín del Molino y Jardín de los Estanques. Todos estos elementos estarán cuidadosamente unificados mediante ejes reducidos por avenidas con un punto de partida común en el estanque de la parte más alta del parque». A lo que añadía: «Todo el jardín, excepto la parte que mira a la bahía, estará cuidadosamente aislado por la vegetación proyectada de la vista de los suburbios que actualmente rodean Santa Margarita». Pero el elegante proyecto no llegaría a realizarse por problemas económicos. A comienzos de los cincuenta comenzó a construirse, donde hoy está la Casa de las Ciencias, un palacete, del que sólo se terminó la estructura y que permanecería así hasta que el alcalde Francisco Vázquez decidió darle el impulso definitivo. Mientras tanto, las edificaciones iban avanzando hacia el parque. Desaparecido el colegio Dequidt y el chalet de Molezún por un lado, y no concretados los límites de la zona de la avenida de Finisterre y de la zona contigua al viejo molino, sólo permanecía como límite sólido las viviendas del Grupo Juan Canalejo, inauguradas en los 50 y que pretendían ser una reprodución en barato de la Ciudad Jardín de Riazor. Preferencias culinarias El parque, no obstante, sirvió para esparcimiento de muchos coruñeses, con algunas celebraciones tradicionales, como la romería del mes de agosto, que contó con algunas visitas del caudillo Franco, especialmente cuando estaba de alcalde Alfonso Molina. Al Generalísimo le gustaba sentarse a la sombra de los pinos y degustar la típica empanada, especialmente la de xoubas, mientras su esposa Carmen Polo prefería el pulpo a la gallega. Curiosa fue la emisora de RNE que en unos carromatos permaneció cerca del molino durante muchos años. Había sido un regalo de Hitler a Franco durante la Guerra Civil y, tras funcionar en Burgos hasta 1939, llegó a Santa Margarita y rindió sus buenos servicios en la emisora local que comenzó a funcionar en 1941.