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Memoria visual del siglo XX

La Voz

A CORUÑA

JOAQUÍN LENS CRÍTICA DE ARTE

26 ago 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

Con el título España ayer y hoy. Escenarios, costumbres y protagonistas de un siglo, se presentan a través de 150 fotografías distintos aspectos de la vida de nuestro país a lo largo del siglo XX. Patricia Allende, Myriam de Liniers y Miguel Urabayen fueron los encargados de llevar a cabo este proyecto que se presentó el verano pasado en el Centro Reina Sofía de Madrid con gran éxito de público, y que ahora la Consellería de Cultura de la Xunta ha traído a las salas del Museo de Belas Artes de nuestra ciudad. Los organizadores la han estructurado en dos partes bien diferenciadas: la primera abarca de 1900 a 1975; la segunda, los últimos 25 años del XX. En la primera sección podemos ver un centenar de imágenes que muestran a los protagonistas, escenarios y costumbres de los 75 primeros años con fotos, además de muchas anónimas, de Kaulak, Christian Franzen, Pacheco, Montoto, Ortiz Echagüe, Muller, Masats, Catalá Roca, Oriol Maspons, Dolcet, Pomés, Cualladó, y los ya imprescindibles en la historia de la fotografía española Manuel Ferrol y Virxilio Viéitez, junto a un menos conocido pero muy estimable Castuera, cuyo Último tren (Lugo, 1946) nos ha llamado la atención. Echamos en falta obras de autores tan importantes como Renau. Autores actuales Para el segundo apartado (1975-2000) los organizadores han elegido a once fotógrafos con obras realizadas entre 1998 y 2000. La elección es francamente discutible. Porque se ha preferido el trabajo menos representativo de Cristina García Rodero y, además, a su lado, se ha colgado la serie, mucho menos interesante, Despedida de soltera, de Rafael Trobat. Nada que objetar a las piezas de Koldo Chamorro, Alberto García-Alix, Miguel Trillo o los extraordinarios retratos de Humberto Rivas. Cierra esta sección una serie de Xurxo Lobato realizada el año pasado y que el fotógrafo gallego denomina Contrastes, en las que con su habitual ironía muestra (¿denuncia?) a través de una rechamante ventana de aluminio en una vivienda rural de piedra, o de un transformador colocado en medio de un grupo de hórreos, la degradación a que un mal entendido sentido del progreso está llevando a la arquitectura y el paisaje gallegos.