Algunos coruñeses recuerdan «impresionados» su visita al World Trade Center Antes de ser amputadas, las Torres Gemelas «tenían la base de la Plaza de María Pita». La comparación es de Ramón Núñez, palabra de Dios en los museos coruñeses. Otros hombres y mujeres de nota también estuvieron allí; subieron y bajaron, comieron y, por lo que saben de los dos colosos, hasta parece que le leyeron las líneas de la mano. Arsenio, Francisco Vázquez, Javier Losada, Yolanda Castaño... Hoy, alguno de ellos recuerdan atónitos la experiencia de subir al «ático» de la gran manzana. Coinciden en que jamás vieron edificio semejante. Javier Losada dice que desde arriba parecías estar en una «dimensión desconocida».
12 sep 2001 . Actualizado a las 07:00 h.El mejor souvenir de Nueva York se guarda en la memoria. Ni se compra, ni se vende. Sólo es para contar. Y lanzados a contar, lo primero que dicen los que conocieron las Torres Gemelas es un adjetivo: Impresionante. Luego se explayan. Ramón Núñez. El director de los museos científicos coruñeses, no se pierde en Nueva York. Lo conoce como la palma de su mano. Vivió en la gran manzana durante un año, en 1976, tiempo que dedicó a impartir clases de Ciencia Integrada en la Universidad de Nueva York. Recuerda que desde su domicilio, en la Quinta Avenida en Manhattan, solían caminar él y su esposa hasta las Torres Gemelas. «Nos encantaba subir hasta el último piso y ver desde allí toda la ciudad. Era impresionante», dice. ¿Cómo eran los edificios? Responde: «Impresionantes», insiste, y continúa: «Recuerdo que en los sótanos tenía una gigantesca estación de metro y en uno de sus pisos un hotel con mil camas. También había decenas de tiendas y restaurantes, aparte de las oficinas. Su base era como la plaza de María Pita y para alcanzar la terraza del último piso había que utilizar dos ascensores distintos, de los cien que tenía, con capacidad para cuarenta personas». Habla siempre en pasado. Hace dos años volvió a Nueva York y «no pude dejar de visitar las torres, así que mi esposa y yo cenamos en uno de sus restaurantes». Hoy dice que lo que más le impresiona, más que aquellos recuerdos personales, es lo que puede significar el acto terrorista en un futuro cercano. «Supone un punto y aparte en la seguridad. Creo que el diseño de los ejércitos ha de replantearse. Me pregunto cuál va a ser la reacción de George W. Bush. Qué le pasará por la cabeza al presidente de la nación más poderosa del mundo al estar obligado a no poder regresar a su casa a dormir. Seguramente, una tremenda humillación. Espero que se actúe con serenidad», apunta. Francisco Vázquez y Javier Losada. El alcalde de A Coruña y el portavoz del gobierno municipal y teniente alcalde, Javier Losada, visitaron juntos en 1989 las Torres Gemelas. Viajaron a EE UU para conocer algunos puertos, como el de Nueva York o el de Baltimore. También tomaron nota de los centros de negocio; quién sabe si para calcar en la ciudad algo semejante. Y las Torres Gemelas eran un paso obligado para sacar papel y lápiz. Aparece de nuevo el adjetivo, esta vez en boca de Losada: «Impresionante». Recuerda el portavoz municipal que cenaron juntos en el restaurante de la terraza. Otra imagen que guarda en la memoria son los indicadores que la rodeaban, apuntando a los centros neurálgicos de la ciudad. «Al entrar en una de las torres, creías estar en una dimensión desconocida. La sensación de pasar del primer hasta el último piso sin apenas darte cuenta es algo especial, inexplicable. En segundos, pasabas de tener los pies en la tierra a sentirte en pleno vuelo, sobre el cielo de Nueva York, como si viajaras en helicóptero», recuerda. Ayer, Francisco Vázquez y Javier Losada rebobinaron la experiencia con los ojos puestos en las imágenes de la televisión, en como esos aviones como sierras cerraron para siempre las cortinas de uno de los emblemas de Nueva York. «Parece increíble que algo tan poderoso pueda desaparecer víctima de la locura de unos cuantos», se lamenta el teniente alcalde. Arsenio Iglesias. Otros que, cómo no, también quedaron «impresionados», fueron Arsenio Iglesias y Francisco Dopico, directivo del Deportivo. Visitaron en 1995 las Torres Gemelas, guiados por el presidente de la peña Superdepor USA. El zorro de Arteixo presume de memoria, parece que estuvo antes de ayer allí: «Hay más gente en esos edificios que en tres Arteixos; tienen 64 metros de ancho y 415 y 417 metros de altura. Tienen 99 ascensores y ver desde lo más alto la ciudad es una imagen imborrable». Yolanda Castaño. Diecinueve días tan sólo separan a la poetisa Yolanda Castaño de sus recuerdos de las torres ya desaparecidas. El día 24 regresó de Nueva York. Visitó los rascacielos y como el resto de turistas coruñeses afirma que «ofrecían unha vista impresionante da bahía e da cidade». Eso sí, deja claro que los estadounidenses habían «explotado ben» la capacidad turística de las dos inmensas moles que la escritora califica de «moi fermosas». Nueva York es para Castaño una «cidade á que hai que voltar», pese que a desde el pasado martes su inconfundible línea del cielo haya variado. «Sinto como se levásemos unha época moi longa de indolencia global que estaba clamando porque pasase algo. É unha chamada de atención universal», apunta tras contemplar como cayeron las Torres Gemelas del World Trade Center. Susana Seivane. Pasó por la isla de Manhattan el pasado octubre. No subió a las torres, optó por verlas desde el Empire State. El próximo día 3 repetía visita a Nueva York y ya no tendrá una segunda oportunidad. La gaiteira, que rehusa que se defiendan las ideas con ataques mortales, tenía programado viajar esta madrugada a Chicago, dentro de una gira en la que también visitaría Detroit, Sebastopol, Bloomington y Canadá y que fue trastocada por el caos del tráfico aéreo.